Los ancianos pueden tener problemas de movilidad y resultar más susceptibles a sufrir caídas. Por ello, es recomendable que su compañero canino tenga determinadas características. En este artículo se expone el perfil más recomendable para el perro de una persona mayor de 65 años: mayor de tres años, educado en normas de obediencia básica, sociable y tranquilo. También se recogen tres cuestiones antes de adoptar un perro por un anciano.
La jubilación puede resultar un buen momento para tomar la decisión de adoptar un perro. La mayor disponibilidad de tiempo y la soledad son razones para que una persona mayor de 65 años decida tener un perro.
«Hay quien pospone la convivencia con un perro durante la juventud y la madurez por falta de tiempo, pero se decide hacerlo cuando se jubila porque tienen menos obligaciones que atender», explica Gregorio Sánchez, psicólogo y educador canino.
En cualquier caso, es recomendable que un anciano que decide tener un perro tenga en cuenta las siguientes pautas a la hora de seleccionarlo:
1. El anciano, mejor con un perro mayor de tres años
La edad asienta el carácter de los perros. Un cachorro requiere una gran dedicación de tiempo para atender sus necesidades: educación, vigilancia para evitar que se accidente o provoque destrozos en la casa.
Si la persona mayor tiene problemas de movilidad y no se siente preparada para afrontar el esfuerzo y el tiempo que conlleva la educación de un cachorro es recomendable que escoja un can mayor de tres años.
Un perro de cuatro años deja atrás comportamientos como destrozos de zapatillas y mobiliario o hacer sus necesidades en casa, hasta que controla esfínteres.
Miguel Ibáñez es veterinario y experto en comportamiento animal y explica al respecto: «Para un anciano es más recomendable un perro que ya no es un cachorro y por lo tanto tiene un carácter más asentado y menos alocado».
2. Un perro educado para el anciano
La educación del perro ayuda a lograr una convivencia satisfactoria con el ancianoUn can que ha recibido durante los tres primeros años de su vida unas pautas de obediencia y educación adecuadas es ideal para un anciano, afirma Ibáñez. Un perro que acude cuando se le llama, tiene autocontrol y sabe responder a las órdenes de su dueño (ven, quieto, siéntate), facilita en gran medida la convivencia con un anciano.
Este aspecto resulta aun más recomendable en el caso de personas mayores que carecen de experiencia con respecto a la tenencia de un perro.
Un can sin educación (sin adiestramiento en obediencia de órdenes) con cuatro años resulta más complicado de enseñar que otro que es un cachorro de entre (hasta el año de edad). Por ello, conviene que el futuro dueño mayor de 65 años lo tenga en cuenta para evitar sorpresas y complicaciones en la convivencia con el animal.
En el caso de que el can que adopte la persona mayor no esté educado para la convivencia en un hogar, es recomendable acudir a un educador canino.
Además, no es extraño que los centros de adiestramiento dispongan de programas para educar a perros con el fin de ayudar a personas con movilidad reducida. Según Sánchez, «cerca del 80% de las escuelas caninas cuentan con este tipo de formación, que también se puede ajustar a ancianos que quieran educar a su perro para lograr una buena convivencia en casa».
3. Un can tranquilo y sociable
Los perros de carácter tranquilo que tienen autocontrol y son sociables resultan apropiados para las personas mayores, sobre todo si tienen una movilidad reducida.
Un perro equilibrado debe estar socializado de manera correcta. El perro más recomendable para un anciano es el que ha completado su proceso de socialización de manera satisfactoria. De esta manera, el can no será miedoso, asustadizo, o tendrá tendencia escapista.
Lo ideal es que la tenencia del perro no dificulte al anciano el desarrollo de sus relaciones sociales. Un perro que interactúa de manera adecuada con otras personas y animales es una fuente de compañía para el anciano que vive solo.
4. Un perro mediano o pequeño para una persona mayor
Según Maribel Vila, técnica en terapias asistidas con perros de la Fundación Affinity, «el tamaño pequeño y mediano del perro ayuda a que, si tira de la correa, haya menos peligro de que el anciano sufra caídas».
Por otro lado, el acceso a lugares públicos con perros, como el transporte público o los comercios es más fácil con canes medianos o pequeños.
En cualquier caso, el tamaño no es óbice para que la convivencia con un perro de tamaño más grande resulte satisfactoria. Lo importante es el carácter y la educación del animal, así como el grado de compromiso de la persona que lo adquiere.
5. Un perro sin requerimientos físicos exigentes
Determinadas razas caninas, como el border collie, necesitan realizar ejercicio físico de manera habitual. Con determinados canes, resultan insuficientes tres paseos diarios, de 20 minutos cada uno.
Es recomendable tener en cuenta esta circunstancia para ancianos que no puedan cubrir el elevado grado de exigencia de actividad física de determinados perros.
Adoptar un perro es una estupenda opción para la persona mayor. Los responsables de los albergues asesoran de manera adecuada a los adoptantes. De esta manera, el anciano acertará en la elección del can, lo cual redundará en una adecuada convivencia en casa.
No dejarse llevar por modas de determinadas razas. Es un error que la persona mayor que decida convivir con un perro seleccione al animal en función de los gustos por determinadas razas, que quizás no son recomendables para su estilo de vida.
Beneficios para la salud del anciano. Maribel Vila, técnico en terapias asistidas con perros explica que “los animales son una fuente inagotable de amor y compañía para una persona mayor”.
En la actualidad, la Fundación Affinity tiene en funcionamiento programas de terapias asistidas para ancianos en 23 residencias geriátricas, de las que se benefician un total de 900 personas mayores residentes.