Muchos alimentos que hoy percibimos como habituales fueron nuevos en su día. Algunos, hasta hace poco, no existían; otros, sí, pero su venta y consumo no estaban autorizados en España. Y es que, antes de lanzarse al mercado un nuevo alimento, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) lo tiene que estudiar y aprobar. Esto es lo que ha pasado con algunos insectos, cuyo consumo es tradicional en otras partes del mundo pero novedoso en nuestro entorno. El ejemplo más reciente es el grillo.
Insectos, los nuevos alimentos en Europa
La EFSA lleva tiempo evaluando distintas especies de insectos para que puedan comercializarse como nuevos alimentos. El año pasado fue el turno del gusano de la harina (Tenebrio molitor), el primer insecto aprobado para consumo humano por esta institución, aunque en la lista de candidatos había otros seis.
Entre esos seis, estaba el grillo doméstico (Acheta domesticus), cuya venta se acaba de autorizar. El Reglamento de Ejecución UE 2022/188 de la Comisión Europea, que entró en vigor el 3 de marzo, permite vender este grillo como nuevo alimento. Lo encontraremos congelado, desecado y en polvo.
¿Se pueden criar insectos en España?
La aprobación del gusano de la harina y del grillo doméstico como nuevos alimentos aumenta la oferta de productos al alcance del consumidor. Sin embargo, no son las únicas especies de insectos que se pueden criar en nuestro país, donde hace tiempo que están permitidas las ‘granjas’ de insectos.
Eso sí, hay que tener en cuenta que las explotaciones que crían insectos se consideran explotaciones animales, por lo que deben disponer de una autorización previa para desarrollar su actividad y tienen que estar registradas en la comunidad autónoma donde se encuentren. Además, según detalla Elika, la Fundación Vasca para la Seguridad Alimentaria, la cría de insectos debe ajustarse a las siguientes condiciones fundamentales:
- Se pueden criar insectos para producir proteína transformada y también como insectos vivos, refrigerados, congelados o sometidos a otros procesados (por ejemplo, deshidratados) cuando se destinan a la alimentación de mascotas, especies de peletería u otras especies (como animales de zoológicos).
- Se pueden criar insectos para alimentación humana, aunque solo podrán comercializarse en España una vez que la Comisión Europea apruebe las autorizaciones bajo el Reglamento de Nuevos Alimentos (es lo que ha pasado con el gusano de la harina y, ahora, con el grillo doméstico).
- También se podrían criar especies de insectos no autorizados para su consumo en la UE (tanto para alimentación humana como animal), si toda la producción se exporta a terceros países.
- Por otro lado, pueden criarse insectos u otros invertebrados terrestres, con otros usos distintos de la alimentación humana o animal, como son cebos de pesca, polinizadores, control de plagas, fertilizantes, etc.
Grillos: ¿un alimento apto para todo el mundo?
El análisis de la EFSA dictamina que el consumo de grillo doméstico es seguro para toda la población, desde los niños hasta las personas mayores, incluidas las madres lactantes y las mujeres embarazadas. No obstante, puede provocar reacciones alérgicas en personas alérgicas a los crustáceos, moluscos y a los ácaros.
La EFSA también señala que el consumo de grillos puede provocar estreñimiento, aunque no de manera tan acusada como con otras especies de insectos. El riesgo de estreñimiento puede reducirse aún más quitando las patas y las alas para los grillos secos y congelados, o reduciendo el tamaño de partícula para el caso del polvo.
El grillo doméstico como ingrediente
Tras el dictamen de la EFSA, el grillo doméstico podrá emplearse como ingrediente en multitud de alimentos preparados, desde panes, bizcochos, barras de cereales y galletas, hasta sopas, salsas, ensaladas, pizzas o pastas. También podremos encontrarlo en hummus y otras preparaciones con legumbres, incluso en yogures, bebidas y chocolates.
¿Qué aporta desde el punto de vista nutricional?
Los insectos son muy ricos en proteínas. También son fuentes importantes de vitaminas A y C, potasio, calcio o magnesio. En el caso del grillo doméstico, hay importantes diferencias nutricionales según se trate de grillos congelados o desecados, ya que con la desecación todos los nutrientes se concentran. La EFSA lo detalla así:
- Grillo doméstico congelado: posee alrededor de un 15 % de proteína, 6 % de grasa, 0,5 % de carbohidratos, 1,1 % de fibra dietética, 78 % de agua y unas 500 kcal / 100 gramos.
- Grillo doméstico desecado: posee alrededor de un 60 % de proteína, 31,5 % de grasa, 2 % de carbohidratos, 4,5 % de fibra dietética, 0,8 % de agua y unas 2.200 kcal / 100 gramos.