El sedentarismo prolongado se asocia con un mayor riesgo de muerte por cualquier causa en el adulto. Pero la mitad de los adolescentes de España no realiza la suficiente actividad física. Por este motivo, expertos en salud infantil aúnan esfuerzos con el fin de fomentar la práctica regular de ejercicio físico en niños y adolescentes. Para ello, como se explica a continuación, desde la Asociación Española de Pediatría pretenden concienciar a los progenitores sobre la gran importancia que tiene sobre la salud de sus hijos la adopción de hábitos saludables como el ejercicio físico.
El 12% de los niños españoles entre 5 y 14 años no realiza ninguna actividad física y hasta un 45% de los que tienen entre 15 y 24 años confiesa no hacer nada de actividad o una actividad muy ligera. Son datos de la Encuesta Nacional de Salud de España 2011-12, llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en colaboración con el Instituto Nacional de Estadística (INE). De hecho, hasta un 41% de los españoles con más de 18 años se declara sedentario.
Esta misma encuesta, que se desarrolla con una periodicidad quinquenal y que ha permitido recabar aspectos de la salud de los ciudadanos de más de 21.000 hogares, señala que de cada 10 niños, uno sufre obesidad y dos, sobrepeso. En conjunto, los resultados apuntan que más de la mitad de la población mayor de 18 años padece obesidad o sobrepeso (63% en hombres y 44,18% en mujeres).
Pero eso no es todo. El sedentarismo es un factor de riesgo de desarrollo de múltiples enfermedades, como evidencian muchos trabajos científicos. Sin embargo, es modificable, lo que significa que si se cambia a un modo de vida saludable, se minimizaría el peligro. Por ello, adoptar un estilo de vida saludable es sinónimo de invertir en salud y retrasar el desarrollo de enfermedades crónicas y discapacitantes.
El sedentarismo: un peligro para la salud
Para Gerardo Rodríguez, pediatra y miembro del Grupo de Actividad Física de la Asociación Española de Pediatría, es obvio que «el sedentarismo va contra la salud. Esta afirmación está sostenida por una cantidad abrumadora de evidencia científica. El sedentarismo tiene un efecto en el adulto: está a la cabeza de los factores de riesgo cardiovascular, después de la hipertensión arterial y el tabaco. Esta falta de movimiento o actividad de nuestra sociedad está asociada al uso de la tecnología en la vida diaria, como los ascensores, medios de transporte, mandos a distancia, televisión, videojuegos, ordenadores…».
Cuando uno es sedentario pero lo compagina con actividad física, se minimizan sus efectos negativos
Una persona es sedentaria cuando pasa excesivo tiempo al día sentada. Y los datos disponibles señalan que esto es lo que ocurre con la mitad de los niños durante varios días a la semana. Según el experto, que también es profesor titular de Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, cuando uno es sedentario (por el tipo de trabajo que desempeña) pero lo compagina con actividad física, se minimizan los efectos negativos sobre la salud. Sin embargo, una persona sedentaria, que además es inactiva, sufrirá las consecuencias: aumentará de peso y aparecerán los primeros signos de riesgo cardiovascular (obesidad, dislipemias, disminución de la sensibilidad a la insulina), además de un bajo nivel de autoestima. «Todos ellos son factores que a la larga no solo restan años de vida, sino que disminuyen la calidad de vida», puntualiza.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en los efectos beneficiosos de la actividad física en la salud. Pero hay que matizar: se considera un nivel de actividad adecuado cuando se invierte una hora o más al día en realizar ejercicio físico moderado o vigoroso. Y esto, en la etapa infantil, se consigue con juegos adaptados a la edad de los menores, jugando en el parque, con las carreras que se hacen mientras disputan partidos de fútbol con los amigos y con las actividades extraescolares. No obstante, según apunta el especialista, es que esta sencilla recomendación «la incumple el 80% de los niños españoles».
Cómo fomentar la práctica de ejercicio físico
La evidencia científica también demuestra que el ejercicio físico mejora la condición física, que tiene efectos beneficiosos a nivel cardiovascular. En niños y adolescentes se fortalece la musculatura, estimula la formación de un hueso sano y fuerte y mejora el comportamiento y el rendimiento escolar.
Pero, ¿cuál es la mejor manera de que los padres fomenten la práctica de ejercicio físico? Para Rodríguez son básicos cuatro puntos:
- Es esencial que los progenitores empiecen por incorporar el ejercicio físico en su vida; hay que predicar con el ejemplo.
- Que prioricen hacer ejercicio físico en familia y lo antepongan a otras actividades.
- Evitar el sedentarismo. Pese a que estar sentado para las horas de estudio es inevitable, sí se pueden limitar las horas que se pasa delante del televisor, los videojuegos y los ordenadores. El ejercicio físico debe formar parte de la rutina diaria de los estudiantes.
- Es imprescindible que el niño sea feliz haciendo ejercicio físico. Que sea una actividad de ocio, no una obligación.
Además, practicar ejercicio físico contribuye no solo en la prevención sino que es clave en el tratamiento de distintas patologías como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, los trastornos mentales, algunos cánceres y alteraciones del sistema locomotor, como la desmineralización ósea, la artritis reumatoide y la artrosis, entre otras. «Mejora, como tratamiento trasversal, la evolución de diferentes situaciones por muy extremas que parezcan y hace que reviertan las alteraciones metabólicas y ciertas enfermedades», añade el pediatra.
Con el objetivo principal de difundir un estilo de vida saludable en niños y adolescentes, el Grupo de Actividad Física de la Asociación Española de Pediatría, con la colaboración de Aquarius y Coca-Cola España, presentó, en el marco del 62º Congreso de esta sociedad científica, el primer ‘Decálogo para padres sobre la actividad física de sus hijos’. Este documento pretende concienciar de la importancia del ejercicio en la salud, de hoy y del futuro, de sus descendientes.
- Actividad física moderada o vigorosa durante un mínimo de 60 minutos diarios, en dos o más sesiones, sobre todo aeróbica, e intercalar actividades vigorosas para el fortalecimiento muscular y óseo tres veces por semana. Más de 60 minutos aporta beneficios adicionales para la salud.
- No al sedentarismo. Cualquier tipo de actividad cotidiana es mejor que la opción sedentaria: caminar, utilizar la bicicleta y subir escaleras. Asegurar el tiempo de estudio y de aprendizaje. Limitar el tiempo frente al televisor y otros aparatos electrónicos.
- Diversión y juego. Mejor las actividades en grupo, divertidas y al aire libre.
- Seguridad. El entorno físico debe ser adecuado y sin peligros. Respetar las normas de seguridad para la práctica de deporte.
- En cualquier condición de salud, adaptada a cada situación, mejora el estado de salud y la evolución de los niños con enfermedad crónica y discapacidad.
- Cuestión de hábitos. Debe ser un hábito saludable desde la infancia. Las costumbres se mantienen en el tiempo y se echan de menos cuando faltan.
- Actividad prioritaria. Incorporar el ejercicio físico entre las actividades diarias del pequeño. Aprovechar las actividades extraescolares para invertir en su salud.
- Predicar con el ejemplo y planificar actividades en familia para que el hijo sea activo.
- Hidratación con el adecuado aporte de líquidos, sobre todo cuando la actividad es intensa y hace calor.
- Alimentación variada y equilibrada, fundamental junto con la actividad física.