A diferencia de la entrada principal de la casa, el salón o los dormitorios, en la cocina se admiten diversos tipos y estilos de puertas. En general, lo que se busca es facilitar el tránsito desde y hacia esta estancia, además de que su aspecto estético sea agradable. Este artículo se refiere a la necesidad de que las puertas de la cocina sean prácticas y al valor decorativo que añaden. También detalla tres variantes originales para utilizar en ella: las puertas de vaivén, las acristaladas y las cortinas.
Puertas más prácticas y decorativas para la cocina
Cada estancia de la casa tiene sus propias características, y esto hace que algunos elementos sean muy distintos según el lugar donde se encuentren. Entre ellos están las puertas, que pueden variar de forma notoria según el tipo de acceso: la entrada principal, la cocina, el cuarto de baño, los dormitorios, el garaje, etc.
La cocina puede tener una puerta normal, similar a la del resto de las estancias. Pero en ciertas ocasiones, esto se convierte en un problema, sobre todo cuando se debe entrar y salir de la cocina con las manos ocupadas (con platos, bandejas, etc.) y, al mismo tiempo, hace falta tener una mano libre para tomar el pomo de la puerta para abrir y cerrar. Por eso, existen alternativas que, además de prácticas, representen un valor añadido para la decoración.
El encanto de las puertas de vaivén
Uno de los modelos más pintorescos para la cocina es el de las puertas de vaivén. Su estilo hace pensar casi de inmediato en las películas de vaqueros, pero también en ciertos restaurantes y cocinas especializadas donde se emplean. Su gran ventaja es que se pueden abrir con solo empujar, sin necesidad de accionar cerraduras ni picaportes, y que luego, al soltarlas, vuelven a su posición original.
Las puertas de vaivén que no ocupan toda la abertura son las más bonitas, pero presentan el problema de que no retienen los olores en la cocina
Las puertas de vaivén pueden ocupar todo el espacio de la abertura o solo una parte. Estas últimas son las típicas de los salones del Lejano Oeste, compuestas por tablillas (como las lamas de una persiana veneciana) que dejan ranuras en su superficie. Son más bonitas, pero presentan la desventaja de que no retienen los olores en el interior de la cocina. Esto no siempre supone un problema, pues hay cocinas y comedores sin división, o separados por una barra americana, pero muchas personas prefieren evitarlo.
En cambio, el aspecto de las puertas de vaivén que ocupan toda la abertura es similar al de una puerta tradicional. Salvo que uno tenga que abrirla o cerrarla, o que vea a alguien hacerlo, no se notará que es vaivén. Aunque así pierde encanto, se asegura que los olores y vapores permanezcan en la cocina.
Es conveniente que las puertas de vaivén permitan ver a través de ellas, al menos con una pequeña ventana. De lo contrario, los riesgos son evidentes cuando dos personas intentan cruzar la puerta al mismo tiempo: una de ellas podría llevarse un buen golpe, o las bandejas, platos o lo que llevara en las manos podrían acabar en el suelo.
Cocina con puertas acristaladas
Las puertas acristaladas son otra buena opción para las cocinas. En ellas, en general, no es necesario mantener la privacidad, y el cristal viene bien para sumar luz a este tipo de estancias que cuentan con poco o ningún acceso de iluminación natural. El vidrio puede ser liso o esmerilado, de modo que deje pasar luz pero no permita ver (al menos, no con claridad) lo que ocurre al otro lado.
El principal aspecto negativo de este tipo de puertas es la condensación y la forma en que esta ensucia los cristales. En realidad, este problema existe también con las puertas de madera, pero en los cristales, la suciedad se nota más y obliga a limpiar con mucha frecuencia.
Por lo demás, las puertas con «ventanas» o partes acristaladas son muy elegantes y funcionan bien en casas con un estilo decorativo más bien clásico. En cambio, las puertas por completo de cristal resultan muy modernas, y mucho más si se adornan con vinilos decorativos, un recurso asequible y que ofrece una inmensa variedad de diseños y posibilidades.
Una propuesta diferente, que se adapta muy bien en ciertas ocasiones, radica en no colocar una puerta sino una cortina para dividir la cocina del comedor o el salón. Es una alternativa más cercana a las anteriores, como separar ambientes con una barra americana, pero que marca un límite más claro e impide en buena medida la visión desde uno hacia el otro lado.
Se debe procurar que estas cortinas no sean de tela o de otros materiales propensos a que se impregnen los olores y la humedad. Se pueden emplear cortinas metálicas, elaboradas a partir de cuentas de aluminio o cristal. Muchas de ellas incluyen colores variados e incluso diseños especiales, como dibujos o palabras a partir de la propia combinación de colores.