El organismo de la madre gestante se prepara para la etapa de lactancia almacenando de 2 a 4 kg de reservas de grasa, que serán utilizadas posteriormente para la formación de la leche. La prolactina es la principal hormona que favorece la producción de leche. Esta hormona aumenta progresivamente a paritr de la quinta semana de embarazo y alcanza niveles máximos en el parto. La producción de leche durante toda la lactancia se sostiene gracias a la acción de esta hormona, que se secreta de manera intermitente, coincidiendo con las fases de alimentación del bebé. Durante los primeros días posteriores al parto, las mamas secretan pequeñas cantidades (40 mL/ día) de un líquido amarillento y algo cremoso llamado calostro, rico en proteínas, minerales, vitaminas liposolubles (solubles en grasa) y que proporciona al bebé inmunoglobulinas (anticuerpos que le protegen frente a las infecciones). Posteriormente, durante aproximadamente dos semanas, se produce la leche de transición, más rica que el calostro en grasa, lactosa o azúcar propio de la leche, vitaminas del grupo B y calorías. Días después, las mamas son capaces de secretar la leche madura, más blanquecina y acuosa. La secrección promedio de leche durante los seis primeros meses es de 750 mL/ día, cifra que disminuye a 600 mL/día durante los seis meses siguientes. En periodos de máxima producción, pueden llegar a formarse 1,5 litros diarios de leche.