Durante el embarazo hay un aumento de los requerimientos de folato o ácido fólico, debido al incremento en la multiplicación celular, que involucra el crecimiento del útero, la formación de la placenta, la expansión del volumen de eritrocitos o glóbulos rojos y el crecimiento del feto.
Hay evidencias claras de que el consumo adecuado de folato en la dieta antes de la concepción y muy temprano en el embarazo puede disminuir el riesgo de defectos del tubo neural (espina bífida, anencefalia y encefalocele). Uno de cada mil niños nace con defectos del tubo neural en nuestro país. De ellos, aproximadamente la mitad corresponden a la espina bífida (la falta de fusión de uno o varios arcos vertebrales, de modo que el contenido del canal neural sale al exterior). La mayoría de este tipo de malformaciones congénitas es consecuencia de la formación defectuosa del tubo neural, generalmente en la tercera y cuarta semana de la gestación. Su origen se encuentra, por lo general, bien en una predisposición genética, o bien en que la mujer presenta una carencia de folatos. Otros defectos del tubo neural son la anencefalia (ausencia de una parte del cráneo y del cerebro), que aparece en menor proporción que la espina bífida. Se ha podido demostrar que las madres de recién nacidos con estos defectos presentan bajos niveles de folatos en sangre. Pero existen situaciones en las que esta carencia resulta especialmente significativa. Éste es el caso de mujeres que han seguido una anticoncepción hormonal prolongada, que presentan adicción a drogas, que se encuentran en estado de desnutrición o que están tratadas con ciertos fármacos (anticonvulsivantes, quimioterápicos…).
Se ha visto que la administración complementaria de ácido fólico en la dieta previene este tipo de malformaciones. Por ese motivo es conveniente la administración del mismo en toda mujer que esté buscando un embarazo y el ácido fólico debe ser tomado antes que se produzca el embarazo y continuar con la ingesta hasta alrededor del tercer mes de gestación. La dosis recomendada de ácido fólico para prevenir los problemas de cierre del tubo neural son de alrededor de 1 mg por día, salvo que la mujer haya tenido un bebé con algún problema de esta índole, en cuyo caso la dosis que se recomienda es mayor, alrededor de 5 mg por día; siempre bajo prescripción médica. El asesoramiento médico y dietético debe producirse entre los 3 y 6 meses antes de comenzar la búsqueda de la gestación. De ahí que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), mediante un programa que ha comenzado a desarrollar, trate de instaurarlo.