El estrés, los excesos que se cometen con la comida y la bebida y el olvido de la medicación, típicos todos ellos de la época de Navidad, hacen aumentar de manera notable el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Las personas con enfermedades crónicas de base, con mayor peligro, deben seguir manteniendo buenos hábitos para evitarlo. Este artículo cuenta qué personas deben tener más cuidado con los excesos habituales que se cometen durante las fiestas navideñas y señala algunos trucos para mantener las enfermedades crónicas bajo control.
Uno de cada seis españoles mayores de 15 años sufre una enfermedad crónica, lo que es mucho más frecuente entre las mujeres, según datos de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) presentados en su último congreso nacional, celebrado en noviembre de 2013 en Málaga. Durante las Navidades, etapa propicia para el descontrol, muchos de estos pacientes tienden a saltarse las medidas necesarias para mantener a raya condiciones crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial o el colesterol elevado, todas ellas importantes factores de riesgo cardiovascular.
En diciembre aumentan los infartos
Extremar las medidas de prevención secundaria, con hábitos saludables para evitar las complicaciones y el empeoramiento de la diabetes, la hipertensión o la hipercolesterolemia, es indispensable para prevenir el infarto de miocardio. En años anteriores, por estas fechas, la Federación Española del Corazón (FEC) ya advirtió de que, precisamente, el 25 de diciembre, día de Navidad, es el momento del año en el que se registran más muertes por infartos cardiacos, seguido por el 26 de diciembre y el 1 de enero. Y es que, en diciembre, el número de ataques sube un 8% respecto a noviembre, según un estudio realizado por cardiólogos de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (EE.UU.), que analizó más de 128.000 muertes por fallo cardiaco.
Entre las causas que favorecen un mayor número de infartos durante las Navidades, y alrededor de estas fechas, figuran el estrés que genera la organización y la celebración de estas fiestas que, a menudo, hay que compaginar con el trabajo y el cuidado de los hijos menores que disfrutan de vacaciones escolares; las discusiones familiares; los excesos que se cometen con la comida y la bebida; y la falta de adherencia a los tratamientos. La rutina se rompe y puede causar un daño irreparable para el corazón y a otras partes del organismo. Pero, ¿cómo evitarlo?
Cuidar la alimentación en Navidad: menos sal y azúcar y más moderación
El peligro de tomar más grasas saturadas radica en el riesgo de romper los buenos hábitos a partir de estas fechas y persistir con esta mala inercia todo el añoLos primeros consejos que se deben dar se refieren a la alimentación y consisten en no modificar las normas de una dieta sana. «Como norma general, pero sobre todo para los pacientes con hipertensión, no se debe abusar de la sal, lo que sucede en estas fechas porque se come más marisco y pescado y, por lo tanto, la proporción aumenta en las comidas», expone Leandro Plaza, presidente de la FEC.
«Otro grupo de población que debe llevar especial cuidado es el de las personas que sufren diabetes, puesto que en Navidad se comen más dulces. Esto no significa que no puedan comer alguno con cuidado, pero sin exagerar, porque resulta nocivo para la salud de estos pacientes», añade Plaza. No obstante, para no amargarse las Navidades, hay disponibles opciones para las personas con diabetes que desean consumir algún dulce. «La industria ha sabido adaptarse a las circunstancias y fabricar turrones y dulces para ellos. Ahora, en el supermercado, se puede elegir el más adecuado para su salud. Todos los fabricantes del sector alimentario están obligados, por norma, a detallar la cantidad de grasas, calorías y azúcares de los alimentos. Así los pacientes pueden estar mejor informados y escoger productos elaborados con edulcorantes, en vez de con glucosa«, señala Plaza.
Los niveles de colesterol en sangre también pueden sufrir modificaciones y elevarse en Navidad más de lo recomendado (200 ml en sangre como máximo). No obstante, esta alteración no tiene una trascendencia tan inmediata sobre la salud como un incremento momentáneo de la presión arterial, que sí puede provocar un ictus. El peligro de consumir más grasas saturadas que elevan el colesterol radica en el riesgo de romper los buenos hábitos a partir de estas fechas y persistir con esta mala inercia todo el año. Si bien el objetivo de las Navidades no debe ser prohibir, sino disfrutar de las cenas familiares, de amigos y de empresa, hay que evitar las comidas copiosas «y comer demasiado. No hay que acabárselo todo, ni dejar el plato limpio para satisfacer a los anfitriones», dice Plaza.
Cuidado con los cambios bruscos de temperatura
En una noche de frío invernal, entrar y salir de un domicilio donde se esté caliente para acudir a una cena navideña, soportando cambios bruscos de temperatura, es también otro factor que puede resultar fatal para el corazón.
La razón estriba en que las bajas temperaturas y, sobre todo, las variaciones rápidas afectan a las arterias coronarias ya obstruidas, que se comprimen aún más y que pueden cerrarse por completo, lo que impide la correcta circulación de la sangre y aumenta el riesgo de infarto, según la FEC.
No olvidar la medicación
Otro punto indispensable para no sufrir un problema de salud grave durante las Navidades es tomarse la medicación, como haya indicado el médico. Esta medida sirve tanto para las personas que padecen cardiopatías como para cualquier enfermo con una patología crónica.
Una recomendación para compensar los olvidos de la medicación es que «multiplique su pastillero, es decir, se aconseja disponer de varios pastilleros con la medicación necesaria en tantos lugares como sea posible: la chaqueta, el coche, la vivienda habitual o la segunda residencia. Esta es la medida idónea. Lo mismo podría hacer una persona asmática con el inhalador que utiliza para las crisis. De esta forma, los pacientes están más tranquilos porque no tienen que viajar pendientes de la medicación», comenta Leandro Plaza.
Las personas con cardiopatías deben ser especialmente cuidadosas con la medicación estos días, sobre todo «si uno se pasa con la comida y traspasa los límites de lo razonable. Razón de más para llevar cuidado con la medicación», informa el presidente de la FEC.