¿Existen las fobias navideñas? La respuesta desde la psicología es que no, aunque en Navidad sí pueden empeorar trastornos preexistentes, como la fobia social o la agorafobia. Fobias específicas anunciadas en Internet, como la fobia a la suegra, o “socerafobia”, son más bien neologismos fáciles de formar, pero que carecen de entidad clínica. En este artículo se describen los tres tipos de fobia definidos y se analizan pretendidos miedos sin base clínica, pero que proliferan en la Red.
La fobia es un trastorno de ansiedad, que se caracteriza por respuestas de preocupación y nerviosismo ante una determinada situación o estímulo que provocan una fuerte reacción de temor y ansiedad. Además, ese estímulo fóbico genera un malestar significativo y produce una alteración importante en la vida laboral, familiar o social. Por ello, las personas con alguna fobia tienden a evitar ese estímulo y, cuando no lo consiguen, sufren altos niveles de ansiedad.
Fobias: los trastornos mentales más frecuentes
Hay tres tipos de fobias definidos en las clasificaciones internacionales de trastornos. Son las alteraciones mentales más frecuentes en la población y, según detalla Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española de Ansiedad y Estrés (SEAS) y miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, son:
- Fobia específica. Es el trastorno de la ansiedad más frecuente, pero también el que causa menos sufrimiento y que, por lo tanto, tiene menos demanda de tratamiento en la consulta del psicólogo. En el Estudio Epidemiológico de los Trastornos Mentales en Europa, en el que estaba incluida España, se encontró una prevalencia a lo largo de la vida del 4,5%. Un ejemplo es la fobia a animales inofensivos.
- Fobia social. Supone la siguiente con mayor número de afectados y en la que el estímulo concreto es siempre una situación social. En el mismo informe citado, se halló una prevalencia a lo largo de la vida del 1,2%.
- Agorafobia. Este trastorno de ansiedad se caracteriza por evitar situaciones en las que se teme tener de nuevo un ataque de pánico o crisis de ansiedad. La prevalencia a lo largo de la vida de este trastorno es de un 0,6%. Un ejemplo sería evitar aglomeraciones cuando se teme que estas puedan provocar un ataque de pánico.
La fobia a la suegra o socerafobia, ¿una invención?
Aunque en la Red proliferan artículos con neologismos terminados en fobia, no siempre corresponden a una entidad clínica
Al margen de las citadas, ¿existe realmente la fobia a la suegra? Para Cano, «es difícil considerar que se pueda llegar a tener una fobia a la suegra y, más aún, de manera generalizada, es decir, que se pueda definir como trastorno algún día. Otra cosa son los problemas de relación que se dan con cierta frecuencia entre dos mujeres, suegra y nuera, cuando pretenden ser las organizadoras de un mismo evento o dirimir quién será la persona que decida, mande y lleve el control de una familia».
«La fobia a los suegros o a la suegra no es un problema extendido ni que demande atención clínica. Es verdad que a nuestro alrededor todos conocemos personas, en especial mujeres, que se llevan mal con su suegra. Pero, aunque sea frecuente, esta mala relación no tiene la característica de ser una fobia. Cuando la mujer asume el rol de organizadora de las fiestas navideñas, la madre queda desplazada y puede haber diferencias en la manera de hacer las cosas. Es habitual que cada una tenga sus normas», precisa este especialista.
Al igual que la pretendida «socerafobia», otras fobias carecen de entidad clínica, a pesar de que en la Red está de moda publicar pequeños artículos o definiciones sobre nombres extraños que terminan en fobia, aunque casi siempre el neologismo no aluda a un problema real.
Navidad con fobia social y agorafobia
Las fobias no tienen por qué empeorar especialmente durante las fiestas navideñas cuando son específicas (a perros o a serpientes). No obstante, «sí que es posible que personas con fobia social tengan dificultades añadidas al tener que conocer a personas nuevas y relacionarse con ellas. También lo es que los afectados por la agorafobia sufran algún problema adicional con las celebraciones, si consideran que sus problemas de ansiedad se notan o que desarrollarán un ataque de pánico en alguna situación de difícil escape», informa Antonio Cano.
Para prevenirlo, quien tiene fobia social debe «evitar pensar cómo le ven los demás, que le van a evaluar y percibir su ansiedad, y pensar que le verán bien, como él a ellos. Nadie puede ver si otra persona tiene ansiedad ni saber si toma tranquilizantes y, sin embargo, mucha gente los toma. Los que padecen agorafobia deben dejar de concentrarse en sus sensaciones físicas y en temer perder el control. Para cambiar el foco de atención en ambos casos, la mejor opción es hablar con la gente del tema que sea. Solo esto ya reduce la ansiedad», afirma Cano.
Además, en esta época, algunos niños con ansiedad por separación sufren por querer dormir fuera de casa, sin sus padres, y por no poder hacerlo debido a este trastorno, aunque les apetezca quedarse en casa de sus primos o amigos. También lo pueden pasar mal porque las fiestas suponen la presencia de algún estímulo temido, como los petardos o las máscaras en Nochevieja.
Para contrarrestar los miedos infantiles, es importante hablar con los pequeños, a fin de que los expresen, enseñarles a identificarlos y decirles, por ejemplo, si temen el abandono de sus padres, que “eso no sucederá, que todos pasamos miedo alguna vez y que él es un valiente que puede superarlo. Esto ayuda a cambiar la percepción del problema”, señala Cano.