Los miomas son un tipo de tumoración benigna de mucha trascendencia para las mujeres en edad reproductiva, pues pueden ser la causa de infertilidad además de causarles numerosas molestias. Sin embargo, el desarrollo de la tecnología HIFU, una nueva técnica de ultrasonidos no invasiva, permite reducir su tamaño y eliminar los síntomas que provocan. Este artículo describe este nuevo tratamiento no invasivo para miomas y sus principales ventajas.
Miomas: qué son y sus síntomas
Los miomas consisten en un crecimiento desordenado de las células del útero, debido al cual se forman nódulos dentro de la matriz. Aunque en algunos casos no dan ningún problema, en otros pueden provocar abundantes pérdidas de sangre, menstruaciones dolorosas, dolor pélvico durante las relaciones sexuales, infertilidad y abortos.
Su tamaño y sintomatología puede variar: entre 2 y 3 centímetros (cm), sin signos del problema, a no ser que se produzca una pérdida de sangre; o hasta 5 cm y que compriman la estructura circundante a nivel pélvico y dar síntomas urinarios y de dolor al mantener relaciones sexuales (dispareunia). Los miomas ocupan un espacio dentro de la cavidad uterina y hacen que esta se deforme e, incluso, pueden crecer fuera del útero, en la cavidad abdominal.
Los miomas son muy frecuentes y afectan a entre el 20% y el 40% de las mujeres en edad fértil, según las distintas poblaciones, ya que su frecuencia es menor entre las féminas nórdicas y más habitual entre las africanas o latinoamericanas, según datos del Myoma Institute, situado en en el Àptima Centre Clínic de Terrassa (Barcelona).
Miomas: tratamiento por ultrasonidos
La técnica HIFU no requiere incisiones, ni hospitalización y la recuperación es rápida y con menos efectos secundariosHay diversos tratamientos para eliminar miomas. Uno de los menos invasivos es la terapia HIFU o High-Intensity Focused Ultrasound (ultrasonidos focalizados de alta densidad). Mediante una reducción suficiente de su tamaño, persigue conseguir que el mioma deje de causar molestias y que la paciente mejore.
Es una terapia extracorpórea -no introduce instrumental quirúrgico en el cuerpo- que emite haces de luz por medio de un transductor (HIFU) de ondas de ultrasonidos que se aplican de forma guiada en tiempo real con ecografía, que lo hace más preciso. Estos haces de luz, por sí solos, no producen ninguna alteración en el tejido, pero, cuando se concentran en el punto del tejido enfermo que debe tratarse, aumentan la temperatura hasta los 65-100 grados en un área de 2-3 milímetros; este calor aplicado de modo local ocasiona un 60% de coagulación en el tejido y hace que deje de crecer, se inactive y quede muerto.
Según las características y localización, es posible que el mioma se reabsorba hasta desaparecer o sea expulsado de la cavidad. «Pero lo habitual es que se colapse, disminuya su volumen y desaparezcan los síntomas que provoca«, dice Jordi Isern, responsable de desarrollo médico y tratamientos del Myoma Institute.
Preparación, intervención y postoperatorio del tratamiento HIFU
Este tratamiento está indicado para cualquier mujer con síntomas o que, sin ellos, desee tener hijos y quiera evitar futuras señales y complicaciones en el embarazo. La preparación para someterse a esta técnica implica seguir una dieta específica para disminuir los gases intestinales con el fin de que no haya interferencias con los ultrasonidos.
Se aplica mediante sedación consciente, sin necesidad de anestesiar a la paciente. El postoperatorio es de una hora. Una vez que desaparece el efecto de la sedación, la mujer puede volver a casa e incorporarse a su vida normal sin sufrir molestias, salvo en algunos casos de dolor abdominal parecido al de la regla. Posteriormente se la requiere para un control al mes y después cada año para comprobar que el mioma haya decrecido de tamaño.
Las principales ventajas de la HIFU es que no requiere incisiones, por lo que no deja cicatrices, ni hospitalización y la recuperación es rápida y con menos efectos secundarios, según información de Isern. Aunque admite que «no se pueden tratar todos los miomas. No es universal, desventaja que tiene respecto a la cirugía clásica (miomectomía), y que los efectos de la técnica no se notan de forma inmediata, sino al cabo de dos o tres meses después del tratamiento. No obstante, una paciente también puede tardar entre dos y tres meses en recuperarse de una cirugía estándar».
Como efectos secundarios, es posible que se produzcan quemaduras, aunque este riesgo se puede disminuir refrigerando la zona que se trata. Y, en cuanto a los resultados, cabe la posibilidad de que no se consiga reducir el mioma lo suficiente, de manera que la mujer siga sin quedarse embarazada.
El tratamiento de los miomas por ultrasonidos se inició en EE.UU. en la década de los 50-60, pero se dejó de utilizar porque, en aquel entonces, no se disponía de sistemas de diagnóstico por la imagen lo suficientemente buenos para aplicarla con seguridad. Pero volvió a resurgir con el posterior desarrollo del diagnóstico por la imagen. Está más extendido en EE.UU. y Asia que en Europa, donde países como Italia, Francia o Alemania son los que tienen más centros que la realizan.
Hasta la fecha, se han tratado más de 40.000 mujeres en el mundo con terapia HIFU, de las cuales 400 lo han hecho en el Myoma Institute. El grado de éxito es del 90% en los miomas tratables por este procedimiento.
La terapia HIFU está aprobada por la Unión Europea, la Food and Drug Administration (FDA) y otras agencias internacionales y avalada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Según el Myoma Institute, desde que comenzó a aplicarse en 2008, la prescripción de HIFU ha crecido hasta un 80% en comparación a otras terapias para miomas. Actualmente, en este centro de referencia en el tratamiento integral de miomas uterinos en España, más del 70% de los casos se tratan mediante HIFU.