Las personas mayores y con discapacidad requieren a menudo la atención de cuidadores, pero no siempre es posible. Hay momentos en los que deben permanecer a solas en el hogar. Un grupo de investigadores ha creado un robot programado para realizar tareas de vigilancia y cuidado a personas dependientes en su domicilio. Es necesario que la vivienda esté dotada de unos sensores para que el robot transmita la información oportuna a los cuidadores y ejecute las órdenes de los usuarios, pero su instalación se prevé sencilla. Todavía es un prototipo y se experimentan sus funciones. De ponerse en marcha, sería una gran ayuda para las personas a quienes se dirige, pero también para los familiares que no pueden encargarse de su cuidado en todo momento.
Un robot que vigila y cuida a personas dependientes
Las personas dependientes necesitan atención. A menudo requieren estar con un cuidador, pero no siempre es posible. Hay situaciones en las que es inevitable que se queden solas. Para estos casos, investigadores de las universidades de Sevilla, Huelva, Córdoba y Extremadura han creado un robot que realiza tareas de vigilancia y cuidado.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística recogidos por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), casi la mitad de los hombres mayores de 65 años y con discapacidad viven en pareja, mientras que apenas un 30% de las mujeres de su misma condición lo hacen acompañadas, posiblemente, debido a que su esperanza de vida es mayor. Un 11% de los hombres viven solos, mientras que no hay datos de esta variable relativos a las mujeres. Estas personas suponen un grupo de atención prioritaria, puesto que carecen de ayuda o bien se la presta otra persona mayor, que no siempre puede atenderlas como es necesario.
La idea, según recoge la Fundación Descubre, es que el robot sea autónomo, que comprenda ciertas órdenes que le dé la persona dependiente y las ejecute. «Por ejemplo, si se le pide que vaya a un sitio, el robot busca el camino adecuado para llegar por sí mismo», precisa Nieves Pavón, investigadora del proyecto en la Universidad de Huelva. Además, el robot realiza tareas de posicionamiento, ubica a la persona, por lo que puede establecer dónde se encuentra en cada momento y que los familiares o cuidadores lo sepan a través de dispositivos móviles. Se ha contemplado el control remoto para ganar en seguridad. «El siguiente paso es complementarlo con sensores ambientales para mover puertas o desplazar objetos», señala Nieves Pavón.
Cómo funciona el robot
Para que el robot funcione en el hogar, es necesario acondicionar la vivienda. De momento, se ha desarrollado un prototipo que se emplearía en entornos domésticos inteligentes «dotados de sensores y actuadores ambientales que ayudan al usuario», apunta Nieves Pavón. El diseño se ha realizado de manera que no exija «cables, instalación de cámaras o dispositivos de domótica» para evitar obras en el edificio y en la vivienda.
El robot se comunica mediante una red inalámbrica de sensores para evitar las obras en el hogar
En su lugar, se ha recurrido a algoritmos de inteligencia artificial, para cuyo funcionamiento se requiere una instalación sencilla. Se ha creado un robot capaz de comunicarse mediante una red inalámbrica de sensores. Tras el primer prototipo, se han iniciado los trabajos para un prototipo nuevo más robusto con el que se quiere experimentar en una residencia o varias viviendas de personas dependientes, de manera que se simule cómo sería su funcionamiento en un domicilio.
Este sistema supone un coste que oscila entre 500 y 1.500 euros, en función de los extras que se añadan. Se analiza la opción de que el robot se pueda alquilar. Las dimensiones del robot con el que se realizan los ensayos tiene una altura de medio metro y un peso aproximado de siete kilos.
El robot se ha diseñado para personas dependientes, en especial, personas mayores o con discapacidad. El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) hace hincapié por ello en las particularidades de quienes reúnen ambas características. En 2012 publicó el documento de posición ‘El envejecimiento de las personas con discapacidad’, en el que recordaba que “cada ser humano envejece de distinta forma” y reivindicaba la necesidad de “colocar la vejez en el plano que le corresponde”.
El aislamiento de las personas mayores con discapacidad aumenta su vulnerabilidad
Según los datos del INE de 2008, en España hay más de 3.500 personas mayores de 65 años con discapacidad. Una de las preocupaciones es el aislamiento en el que viven estas personas con más frecuencia de la deseada, que es nula. Recuerda que existen “estereotipos y actitudes acerca de las necesidades de apoyo para su autonomía asociadas a la discapacidad”, si bien invita a “acometer aquellas medidas de las que se posee ya evidencia sobre sus resultados positivos en la autonomía, inclusión, calidad de vida y bienestar de las personas mayores con discapacidad”.
No hay que dar por sentado que todas las personas mayores con discapacidad necesitan ayuda para tener autonomía, pero del mismo modo, hay que atender a quienes en realidad las necesiten. En esta línea, defiende que se tenga presente la desigualdad a la que se enfrentan las mujeres por el hecho de serlo y que, por este motivo, se preste “atención a las necesidades y demandas de las mujeres mayores con discapacidad“.
Iniciativas como la desarrollada por las citadas universidades ayudan a atender las necesidades de estas personas y tienen en cuenta a su vez a los familiares, con frecuencia, encargados de su cuidado. Las limitaciones de movilidad de las personas mayores y con discapacidad determinan la vida de los familiares que les atienden, por lo que los avances logrados en autonomía no solo benefician a las personas a quienes se dirigen, sino también a su entorno.