Las mujeres con discapacidad se enfrentan a una doble discriminación. Por un lado, deben afrontar situaciones de inferioridad por el hecho de ser mujeres y, por otro, han de superar las barreras de la discapacidad. Por ambos motivos, no se pide para ellas más apoyo que para los hombres con discapacidad, sino un mayor reconocimiento de esta situación.
Imagen: Rubén García / Eroski Consumer
La última Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD, 2088) del Instituto Nacional de Estadística (INE), cifra en 3,8 millones el número de personas con discapacidad que residen en nuestro país. Más de 2,30 millones son mujeres y 1,55 millones son hombres. Además, por primera vez, esta encuesta analizó la situación en los centros residenciales de personas mayores, los centros específicos de personas con discapacidad y los hospitales geriátricos y psiquiátricos de larga estancia. Los resultados desvelaron que un total de 269.400 personas que residen en ellos afirman tener alguna discapacidad: 93.700 hombres y 175.700 mujeres.
Ellas son mayoría en este grupo a partir de los 45 años, mientras que en etapas anteriores la discapacidad es más frecuente en los hombres. Por ello se pide apoyo a ambos sexos, aunque se recuerda que las mujeres deben enfrentarse a un obstáculo más: ser mujeres, una condición que no es fácil cambiar.
El 74% de las personas de seis o más años con discapacidad tiene dificultades para realizar las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD). De ellas, la mitad no puede realizar alguna de estas actividades si no recibe la ayuda oportuna. Es el caso del 80,3% de las mujeres con discapacidad y del 64,6% de los hombres. No obstante, al fijarse en las cifras generales del INE, se detecta que el 31,7% de los hombres con discapacidad no recibe ningún apoyo, frente al 23,2% de las mujeres. Por tipo de ayuda, el 60,7% de las mujeres con discapacidad recibe ayuda de otras personas, frente al 47,1% de los hombres.
Propuestas contra la discriminación de las mujeres
El pasado 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de las Mujeres, el Comité Catalán de Representantes de Personas con Discapacidad (COCARMI) lanzó un decálogo de apoyo a las mujeres. En su opinión, la doble discriminación que se les asocia se puede combatir a partir de unas pautas que todos los ciudadanos deberían poner en práctica.
Es necesario reforzar la perspectiva de género y discapacidad en todas las acciones que se lleven a cabo
La propuesta de COCARMI aboga por reforzar la perspectiva de género y discapacidad de un modo transversal, es decir, por tener en cuenta a las mujeres en todas las acciones que se desarrollen desde las políticas públicas de las administraciones estatal, autonómica y municipal. No obstante, también se considera necesario diseñar e implementar programas específicos de salud femenina, que se centren en mujeres con discapacidad.
En cuanto a la formación, se pide el acceso a una formación de calidad, a un puesto de trabajo adecuado a las capacidades de la mujer, sin descartar la aplicación de medidas de acción positiva cuando el caso lo requiera, así como a la igualdad salarial. Otras reclamaciones son la reivindicación de los derechos de las mujeres con discapacidad y enfermedad mental, la puesta en marcha de actividades educativas para prevenir la violencia de género, programas de apoyo a madres con discapacidad y enfermedad mental, acceso sin barreras a productos y servicios dirigidos a las mujeres (moda, peluquería y estética, entre otros) y mayor presencia y visibilidad en los medios de comunicación de las capacidades femeninas de las mujeres con discapacidad y enfermedad mental.
Mujeres voluntarias
Además de recibir ayuda, es muy grato para las mujeres poder ayudar. El Comité Español de Representantes de personas con Discapacidad (CERMI) considera necesario impulsar este tipo de voluntariado porque permite a las mujeres «una participación activa y comprometida con la sociedad, como agentes de cambio social».
Gracias a estas prácticas, ellas se sienten parte importante de la sociedad, a la que devuelven la ayuda que en ocasiones ellas mismas reciben. Al mismo tiempo, demuestran su compromiso con el cambio y ayudan a él, si bien no se debe dejar a un lado a los hombres. Ellos son imprescindibles para que el apoyo a las mujeres cuente con el respaldo de toda la sociedad.
La encuesta del INE realiza una radiografía de las mujeres con discapacidad, entre quienes destacan como principales problemas los osteoarticulares, “cuya presencia es más del doble que la de cualquier otro grupo de deficiencia”. Las deficiencias en huesos y articulaciones afectan a más de un millón de mujeres (5% de la población femenina), seguido de las deficiencias del oído (2,4%), visuales (2,3%) y mentales (1,9%). Para ellas, como para los hombres, la movilidad es el principal motivo de restricción de la actividad.