Entre los cánceres que afectan a la mujer, el más frecuente es el de mama, seguido por el colorrectal, el de estómago y aquellos que atacan los órganos reproductores. De estos últimos, el más habitual en todo el mundo es el cáncer de cuello de útero o de cérvix que, en España, supone el 3,7% de todos los que sufren las mujeres. Pero, ¿cuáles son sus factores de riesgo y las señales de alerta? ¿Qué medidas de prevención son efectivas? En este artículo se aportan respuestas a estas y otras cuestiones sobre el cáncer de cérvix o de cuello uterino.
El virus del papiloma humano (VPH) es el responsable del cáncer de cuello uterino. Por fortuna, del 75% de las mujeres sexualmente activas que se infecta, un 90% lo elimina al cabo de un año. A pesar de ello, los especialistas insisten en no relajarse. En nuestro país el también llamado cáncer de cérvix ocupa la sexta posición tras el cáncer de mama, colorrectal, estómago, endometrio y ovario, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Pero es el segundo cáncer ginecológico -tumor que se desarrolla en los órganos reproductores de la mujer- más frecuente. Las jóvenes sexualmente activas de 18 a 25 años tienen el VPH en un alto porcentaje, aunque en la mayoría de los casos se trata de una infección que no da síntomas.
Cada uno de los cánceres ginecológicos tiene sus propios factores de riesgo, síntomas y características, y necesita estrategias de prevención distintas. De momento, el método de prevención más efectivo para el cáncer de cuello uterino es la vacuna contra el VPH.
Los factores de riesgo del cáncer de cérvix
Con un diagnóstico precoz, la tasa de curación del cáncer de cérvix alcanza el 95%
Según la SEOM, la variabilidad de la incidencias por comunidades que se da en España responde a las diferencias socioculturales, en cuanto a los hábitos sexuales de la población. Cabe recordar que el 83% de las afectadas son mujeres que viven en países en desarrollo. A pesar de que la presencia del virus es causa necesaria, no lo es todo, y factores como la pobreza o el tabaquismo son clave también para el desarrollo de la enfermedad.
Según el Dr. Francisco Casquero Ocio, jefe de Sección de Braquiterapia del Servicio de Oncología Radioterápica, y el Dr. Eduardo Ibañez Feijoo, de la sección de Ginecología Oncológica del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Cruces, en Barakaldo (Bizkaia), señalan que el cáncer de cérvix se desarrolla a partir de una infección por el virus del papiloma humano. «En el 99,7% de los cánceres de cérvix se ha demostrado la presencia de dicho virus; por tanto, los factores de riesgo de desarrollarlo tienen relación con la adquisición de esta infección», añaden.
Así, entre los factores de riesgo están:
- Inicio precoz de las relaciones sexuales.
- Tener múltiples parejas sexuales.
- Tener una pareja sexual de alto riesgo.
- Antecedentes de enfermedades de transmisión sexual.
- Padecer una inmunosupresión, debida al virus de la inmunodeficiencia humana, haber estado sometida a un trasplante, etc.
Prevención en el cáncer de cuello uterino
Preguntados los expertos sobre las medidas de prevención disponibles, los especialistas están de acuerdo en que son las dirigidas a prevenir los factores citados con anterioridad, como evitar conductas de riesgo, utilizar preservativos, vacunarse contra el VPH y someterse a su cribado.
La citología puede detectar lesiones precursoras 10 o 15 años antes del desarrollo del cáncer de cérvix
Según estos especialistas, la citología y el test para detectar el virus responsable permiten revelar tanto el cáncer de cérvix como las lesiones precursoras, años antes de que evolucionen a un cáncer invasor (la citología puede detectar lesiones precursoras 10 o 15 años antes de su aparición).
Los especialistas insisten en que sería idóneo que «todas las mujeres que tienen relaciones sexuales participen en los programas de cribado y se vacunen contra el VPH, si no lo han hecho previamente». En España, esta vacuna está incluida en el calendario vacunal de las niñas, a cargo de la Seguridad Social.
Señales de alerta: ¿cuándo acudir al ginecólogo?
¿Qué señales deben alertar a una mujer para que visite a su ginecólogo? Casquero e Ibañez, director y profesor del II Curso de Tumores Ginecológicos de la Escuela Española de Oncología Radioterápica (EEOR), respectivamente, advierten de que «toda mujer con los factores de riesgo descritos antes, o que presente sangrados por vía vaginal irregulares o después de mantener relaciones sexuales, debe consultarlo».
La edad media a la que se diagnostica es de 48 años, siendo raro antes de la treintena; aunque las mujeres con inmunodepresión están más predispuestas a desarrollarlo. El cáncer de cérvix inicial no es habitual que provoque síntomas y suele diagnosticarse con la citología. Solo cuando la enfermedad está avanzada puede presentarse sangrado vaginal irregular que, a veces, se da después de las relaciones sexuales.
Ante un diagnóstico, la mujer debe ser remitida a un centro especializado para su tratamiento. Hay que tener en cuenta que con un diagnóstico precoz, la tasa de curación alcanza el 95%.
Una vez resuelto el cáncer de cuello uterino, a pesar de que no hay pautas fijas, se debe controlar a la afectada cada tres o cuatro meses durante los dos primeros años, y hasta los cinco años, cada seis meses. A partir de ahí, con una revisión anual es suficiente, aunque sin olvidar que, ante cualquier sangrado vaginal u otros síntomas asociados, se hace imprescindible consultar con el especialista.