Más de siete millones de ciudadanos en España son “pobres energéticos“. Así lo apunta un informe reciente que asegura que el problema ha crecido un 34% en los últimos años. La pobreza energética causa más de 7.000 fallecimientos prematuros en nuestro país, y perjudica también al medio ambiente y la economía. Este artículo señala que la pobreza energética crece en España, explica que causa más muertes que los accidentes de tráfico y aporta las medidas para reducirla.
La pobreza energética crece en España
En 2012 más de siete millones de españoles tuvieron dificultades para pagar sus facturas de energía doméstica. Así lo señala un reciente informe de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) sobre la «pobreza energética» en nuestro país, un problema que afecta a quienes necesitan más de un 10% de sus ingresos para cubrir las necesidades de energía en sus hogares. Estos datos sitúan a España como el cuarto país con más pobreza energética de la Unión Europea (UE), donde 54 millones de personas lo sufrieron en 2012.
La pobreza energética causa más de 7.000 fallecimientos prematuros en EspañaAl comparar dicho estudio con el realizado hace dos años, se comprueba que la pobreza energética ha crecido un 34%, ya que en 2010 afectaba a más de cinco millones de españoles. Los datos confirman las previsiones de algunos de los principales expertos en pobreza energética, como Sergio Tirado o la británica Brenda Boardman, autora del concepto. Ambos alertan de que si no se toman medidas, crecerá todavía más en los próximos años.
Más grave aún es la situación de los cerca de cuatro millones de personas que se declaran incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada. Esta cifra ha aumentado en un 50% desde 2008 a 2012. El 9% de los hogares españoles sufre esta dificultad durante los meses más fríos.
La crisis económica y el paro son los factores claves de la pobreza energética. El estudio de la ACA señala que el 34% de los hogares con sus miembros desempleados sufría este problema en 2012 frente al 14% en 2007. La tendencia al alza también se ha producido en las casas de jubilados, que han pasado del 13% al 21%.
Por comunidades autónomas, el estudio refleja diferencias entre las más vulnerables, como Murcia, Andalucía, Extremadura, Cataluña o Castilla-La Mancha, y las menos vulnerables, como Asturias, País Vasco o Madrid. El informe apunta que España padece dos tipos de pobreza energética: por un lado, los hogares con ingresos más bajos en las regiones frías, cuyo gasto energético es desproporcionado; y por otro lado, las casas de zonas más templadas donde se declaran incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada.
Las áreas rurales o poco pobladas (11 millones de habitantes) sufren en mayor medida de pobreza energética que las urbanas (22 millones de habitantes). En las primeras, tres millones de habitantes realizan un gasto desproporcionado en sus facturas energéticas frente a los dos millones y medio de las zonas urbanas.
Más muertes que los accidentes de tráfico
La pobreza energética tiene diversas consecuencias negativas. El informe de la ACA asegura que en 2012 más de 7.000 fallecimientos prematuros en España estarían asociados a la pobreza energética. Esta cifra es muy superior a las 1.129 víctimas mortales en accidentes de tráfico en carretera en dicho año. Según los autores del estudio, el riesgo de sufrir una muerte prematura durante el invierno es mayor en las comunidades con temperaturas más suaves.
El medio ambiente también se ve afectado: consumir energía de forma ineficiente genera más contaminación en el entorno e incide más en el cambio climático. En cuanto a la economía, la pobreza energética se asocia con una mala eficiencia de las viviendas. Alberto Coloma, gerente de la Fundación La Casa que Ahorra, asegura que más de 15 millones de viviendas son auténticos «agujeros energéticos».
Medidas para reducir la pobreza energética
Los expertos señalan que una adecuada rehabilitación energética de los hogares afectados sería una de las principales medidas para reducir este problema.
Sin embargo, las personas que lo sufren son las que menos ingresos tienen y no pueden permitirse la inversión necesaria. Para ello, según los expertos de la ACA, habría que impulsar un programa de rehabilitación energética estatal, apoyado por las comunidades autónomas, que priorizaría a los hogares afectados. Según Tirado, «es probable que la única solución a largo plazo consista en lograr unas viviendas tan eficientes que hasta los hogares de rentas más bajas satisfagan su demanda de energía».
La información y la concienciación ambiental también son claves. Los ciudadanos son conscientes de que pagan cada vez más por la energía, pero no de que el problema proviene del despilfarro de sus hogares. Según Coloma, la mejor medida pasa por mejorar en la comunidad de vecinos el aislamiento de fachadas y tejados: «De forma colectiva no tiene por qué ser costoso. Notaremos los beneficios desde el mismo minuto tras la reforma y aumentará el valor de la vivienda».