Las relaciones sexuales son, todavía, un tema tabú difícil de tratar en muchos ámbitos, aunque no tanto en la consulta de un especialista en ginecología. La práctica satisfactoria del sexo es un indicador de que una persona se encuentra bien y de que es capaz de disfrutar de esta faceta de su vida. Y, al revés, su ausencia puede señalar que el afectado no se encuentra en condiciones óptimas tanto en el plano físico como en el emocional. Este artículo explica que la salud sexual es un capítulo insoslayable en el libro de la vida de cualquier persona, aunque muchos lo pasen por alto o no le presten la suficiente atención.
La salud sexual y los problemas físicos
La salud sexual puede verse amenazada por diversas causas físicas, como lesiones en la espalda o el consumo de sustancias adictivas, deficiencias hormonales y, en el hombre, un aumento del tamaño de la próstata o un deficiente flujo sanguíneo.
El preservativo es un método eficaz tanto para prevenir embarazos no deseados como infecciones de transmisión sexualEntre la lista de problemas que pueden mermar la calidad de la vida sexual el más representativo entre los hombres es la disfunción eréctil y, entre las mujeres, la ausencia de libido o deseo sexual. Respecto al primero, se estima que en torno al 18,9% de los españoles de entre 25 y 70 años padece disfunción eréctil, según distintas encuestas de valoración de la salud sexual de los varones, como la IEF (Index of Erectil Function) y la SHIM, que señalan que es más frecuente a partir de los 45 años.
La falta de deseo sexual o libido es el problema de la esfera sexual más común entre las mujeres, coinciden en señalar diversos autores, y afecta a entre un 22% y un 51% de las féminas y a entre un 10% y un 15% de los varones, según datos de diferentes estudios recogidos en la Guía de Sexo y Salud, de EROSKI CONSUMER.
A estos problemas sexuales cabe añadir otros como la aversión sexual, alteraciones de la excitación sexual o en el orgasmo (aunque si una persona tiene deseo sexual, es más improbable que sufra de anorgasmia) o dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia), común en las mujeres que han entrado en la menopausia y sufren sequedad vaginal (que puede paliarse con cremas hidratantes).
Alarma: embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual
Dos luces rojas que denotan un declive de la salud sexual son la tasa de embarazos no deseados, que, no obstante, se ha estabilizado en España en los últimos años, y las infecciones de transmisión sexual (ITS), que han sufrido un repunte entre 2007 y 2012, según se ha constatado en grandes urbes españolas como Barcelona.
A pesar de ello, según información de Vicente González Navarro, ginecólogo y presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), los datos de nuestro país no son tan negativos: España ocupa el tercer lugar del mundo en cuanto a sexo sin protección; el quinto en menos embarazos no deseados en menores de edad (un 6% frente a la media mundial del 19%); y una menor frecuencia de infecciones de transmisión sexual (5%), aunque es uno de los países europeos con más casos de sida.
Esta situación responde a un adelanto del inicio de las primeras relaciones sexuales completas. Hoy en día, en España, el primer coito se mantiene a los 16 años, con el agravante de que cerca del 40% de los jóvenes dice no haber utilizado el preservativo en su primer contacto, según la tercera Encuesta sobre Sexualidad y Anticoncepción de la Población Española, efectuada en 2.000 jóvenes españoles por Daphne, con la colaboración de Shering Pharma.
Las posibilidades de que los jóvenes aumenten sus prácticas de riesgo y sufran sus consecuencias en la vida sexual son altas, porque los contactos suelen ser imprevistos, no tienen pareja estable y, si han consumido determinadas sustancias tóxicas o adictivas, pueden dejarse llevar por la euforia.
Pero los expertos advierten que saber que el preservativo resulta un método eficaz tanto para prevenir embarazos no deseados como ITS es información y que la población joven ya la tiene, pero adolece de formación. Formar en salud sexual, de manera transversal o con otra fórmula durante la etapa de escolarización, es fundamental para evitar las nefastas consecuencias de la falta de prevención en la salud sexual.
Salud sexual y problemas psicológicos y sociales
Cuando algo no marcha bien en esta esfera vital, es conveniente consultar a un psicólogo experto en sexologíaLa atención a los problemas de salud sexual en la consulta del ginecólogo o el andrólogo se puede abordar desde el punto de vista orgánico de múltiples formas. Estos profesionales descartan la existencia de las posibles patologías orgánicas previas que hayan podido provocarlos. Pero, cuando algo no marcha bien en esta esfera vital, también es conveniente consultar a un psicólogo experto en sexología o sexólogo, puesto que puede haber otros factores psicológicos o sociales que estén interfiriendo en la salud sexual.
En muchos casos, el detonante puede ser un problema psicológico o una enfermedad mental, como la depresión. No hay que olvidar que el consumo de antidepresivos y ansiolíticos en la edad media de la vida es muy alto en España y se sabe que estos fármacos relajan o tranquilizan a la persona afectada en todos los sentidos y, por lo tanto, también calman su deseo sexual.
Ahora bien, a diferencia de la falta de deseo sexual, que impide a muchas parejas disfrutar de una sexualidad plena, la abstinencia o decisión de no practicar sexo no puede considerarse patológica, siempre que sea una opción de vida escogida con libertad por la persona y no responda a imposiciones o prohibiciones. Las relaciones sexuales sanas, según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), deben mantenerse libremente y no bajo presión o coacción. Los abusos sexuales y la adicción al sexo son conductas patológicas.
La salud sexual no tiene edad, ya que la sexualidad se puede disfrutar a lo largo de toda la vida, ni tampoco debe centrarse en la genitalidad. En las primeras etapas se prima el coito, pero a medida que la persona va madurando, aprende a disfrutar de otra forma. La mujer, en la menopausia, a no ser que tenga una baja autoestima y una percepción destructiva de su imagen, puede sentirse liberada del miedo a un embarazo no deseado y disfrutar de un renacer sexual. Y en la vejez, si no es posible mantener una relación coital, si lo son otras prácticas sexuales, como acariciarse.
Al margen de los factores psicológicos que pueden influir en la salud sexual, preocupaciones como la incertidumbre socioeconómica actual (por problemas laborales y económicos) también dificultan a las parejas encontrar el equilibrio para disfrutar de su vida sexual.
Vicente González Navarro, ginecólogo y presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), lanza unas recomendaciones para gozar de buena salud sexual: