Hoy, 27 de mayo, es el Día Nacional del Celíaco. Esta fecha supone una inmejorable ocasión para conocer mejor las características de una enfermedad genética ligada a la alimentación que, solo en España, afecta a unas 400.000 personas. Se calcula que el 1% de los europeos son celíacos -el doble de mujeres que de hombres-, si bien la mayor parte de las personas que padecen esta enfermedad no lo saben, ya que no son diagnosticadas de manera correcta. Hasta no hace mucho tiempo, estaba considerada como una enfermedad rara o se creía que solo afectaba a los niños. ¿En qué consiste la enfermedad celíaca? ¿Cuáles son sus principales síntomas? ¿Qué reivindican en la actualidad los celíacos de España? El siguiente artículo responde a estas y otras preguntas.
Qué es la enfermedad celíaca y cómo se detecta
La enfermedad celíaca (EC) es una intolerancia permanente al gluten, una proteína que está presente en ciertos cereales como el trigo, la cebada, el centeno o la avena; es decir, en la base de muchos alimentos cotidianos, incluso básicos, como el pan. Cuando un celíaco ingiere gluten, se produce una reacción inflamatoria en la mucosa de su intestino delgado que dificulta la absorción de los nutrientes de los alimentos. No es extraño, por tanto, que una persona con enfermedad celíaca sin diagnosticar pierda peso, tenga anemia o sufra de diversos problemas digestivos.
Estos tres problemas forman parte de los síntomas más frecuentes, a los que se añaden la falta de apetito, los vómitos y las diarreas, la fatiga, las náuseas e, incluso, diversas alteraciones en el estado de ánimo. Ahora bien, la complejidad de esta enfermedad radica en que tener estos síntomas no implica que una persona sea celíaca y que, a su vez, se puede ser celíaco sin tenerlos. Es el caso de la EC subclínica y la latente. Sea como sea, el diagnóstico no es sencillo. En ocasiones basta con un examen clínico y un análisis de sangre, pero muchas veces esto no es suficiente y, para estar seguros, se necesita realizar una biopsia intestinal.
La dieta del celíaco: alimentos con y sin gluten
La enfermedad celíaca no tiene cura y es crónica. Sin embargo, tiene tratamiento. Este consiste en seguir una dieta estricta, sin gluten, durante toda la vida. Así, una persona celíaca tendrá que basar su alimentación en frutas, verduras, hortalizas, carnes, pescados, huevos, legumbres y cereales sin gluten (como el maíz y el arroz). Alimentos naturales, sobre todo, ya que los que se comercializan elaborados y envasados por la industria no siempre están libres de gluten. Es decir, cuando un celíaco hace la compra, no solo debe evitar la clásica barra de pan, la pasta o los típicos cereales de desayuno, sino que también debe vigilar que los demás alimentos que elige no contengan trazas de gluten, incluidos los que, en principio, no se elaboran con harinas.
Las trazas -o huellas- de gluten pueden estar presentes en ciertos alimentos procesados (conservas de carne, caramelos, patés, quesos fundidos o salchichas, entre otros), por distintas razones. Una de las más habituales tiene que ver con el lugar donde se elaboran o se envasan los productos. Por ejemplo, si una fábrica se dedica a empaquetar cereales o bases para canapés y, también, chóped de pavo o mayonesas, existe la posibilidad de que quede algún resto de gluten de los primeros y que, de manera involuntaria, se pasen a los segundos. Pero, además, como el gluten tiene una textura peculiar (elástica y fibrosa), es muy apreciado por la industria alimentaria, que lo utiliza como espesante. De este modo, es posible que se emplee en distintos alimentos procesados para mejorar su palatabilidad.
Los alimentos procesados que pueden contener trazas de gluten lo indican en el envase, del mismo modo que lo especifican aquellos que no lo contienen. La diferencia es que, para estos casos, es necesario que el fabricante y el producto se sometan a un estricto control. En nuestro país, el símbolo distintivo lo otorga la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), que garantiza que un alimento en concreto es apto para las personas que tienen esta enfermedad. Se trata de una marca que pueden solicitar tanto los fabricantes de productos especiales para celíacos (pasta, bollería, pan, etc.) como los de productos convencionales que se comprometen con los celíacos, asegurándoles que esos alimentos que elaboran no contienen gluten. Además de este distintivo, de alcance nacional, existe el símbolo internacional (una espiga barrada), regulado por la Asociación de Celíacos Europeos. La lista de productos sin gluten garantizados por la FACE se actualiza de manera regular, tanto para añadir como para quitar alimentos. Ante la duda, se puede consultar en un teléfono de información específico sobre este listado (915.472.546).
El costoso tratamiento de la enfermedad celíaca
A día de hoy, el único tratamiento que existe para esta enfermedad consiste en llevar una dieta estricta, sin gluten. Pero esto, que a primera vista parece sencillo, no es tan fácil de hacer. Ni tan barato. En mayo de 2012, en una entrevista con EROSKI CONSUMER, la directora de la Asociación de Celíacos de Madrid, Manuela Márquez, explicaba que uno de los principales problemas a los que se enfrenta un celíaco es «el precio abusivo del pan, las pastas y galletas sin gluten». A tenor de los últimos informes realizados por la FACE, la situación apenas ha cambiado.
En febrero de 2014, la Federación de Asociaciones de Celíacos de España publicó los resultados de su investigación sobre los importes de los productos sin gluten. La conclusión de dicho informe es clara: ser celíaco y cuidar la dieta cuesta dinero extra. En concreto, un 315% más. El documento de la FACE muestra las diferencias de precios entre una cesta de la compra estándar y una que contiene productos sin gluten. La dieta de referencia, en ambos casos, oscila entre las 2.000 y las 2.300 calorías diarias. El resultado: la cesta de la compra de una familia con al menos un celíaco se encarece en 1.586,40 euros al año. Es decir, es un 315% más cara que la de una familia sin un miembro celíaco.
El precio de los alimentos, de manera general, se ha reducido este año. Sin embargo, «la bajada de los precios de los productos con gluten es mayor que la de los productos sin gluten, por lo que la diferencia ha aumentado un año más», afirma María Lujan Soler, responsable del departamento de nutrición de FACE. De esta manera, el colectivo insiste en que las diferencias de importes entre los productos con gluten y sin gluten son muy elevadas, si bien reconoce los avances que se han realizado en el sector alimentario de los productos «Sin Gluten».
Con el informe de precios, que refleja un encarecimiento mensual de 132 euros en la cesta de la compra de un celíaco, la FACE busca, por un lado, dar a conocer la situación que vive cualquier persona con esta enfermedad. Y por otro lado, pretende llamar la atención de organismos oficiales y administraciones, con el fin de que pongan en marcha ayudas que permitan al colectivo celíaco llevar una dieta sin gluten sin que eso suponga un esfuerzo económico extra, entre otras cosas, porque la dieta es el único tratamiento posible.