Cilantro, albahaca, menta, hierbabuena… El perfume de estas hierbas aromáticas es un claro indicio del buen tiempo, y también de la buena cocina. Ya sea para darle un toque a las bebidas refrescantes, como el té helado, para mejorar el gusto de una pizza casera o añadir notas de sabor en nuestras ensaladas favoritas, las hierbas aromáticas y las especias frescas son una estupenda opción gastronómica. De hecho, cada vez es más habitual montar en la cocina un pequeño huerto con las plantas enteras, que incluso se venden en los supermercados. El siguiente artículo ofrece algunos trucos sencillos para disfrutar de estas hierbas durante todo el año, no solo en esta temporada.
Especias y hierbas aromáticas: del congelador a las infusiones
Es fácil encontrar hierbas y especias en bote, en cualquier momento del año. No es tan fácil, sin embargo, hallarlas frescas, con su sabor intenso y su perfume natural. Algunos meses son muy propicios para la albahaca, el cilantro o el romero, mientras que, pasada la temporada, es complicado dar con estas plantas.
¿Cómo se pueden conservar estas hierbas para usarlas cuando ya no hay? A continuación, se listan cuatro maneras de aprovechar al máximo los meses de abundancia para disfrutar de sus aromas y sabores cada vez que se quiera.
1. El congelador y sus variantes
El método más sencillo para conservar hierbas y especias es la congelación, y se pueden guardar tanto las hojas como la planta entera. Lo único que hay que hacer es limpiarlas perfectamente y extenderlas de rama en rama (o de hoja en hoja), colocándolas en bolsas aptas para la congelación.
- Si es posible, se hace vacío en las bolsas (para que no quede nada de aire en su interior) y se ubican unas encima de otras, como si fuesen las páginas de un libro. De esta manera, estarán ordenadas y protegidas en el congelador. El método «del libro» está indicado, sobre todo, para las hierbas que tienen hojas grandes y resistentes, como la albahaca o el romero.
- Para hierbas de pequeñas hojas, como la menta, el perejil o el tomillo, es preferible picarlas antes de congelarlas en bolsas apropiadas, también quitándoles todo el aire posible del interior.
- Otra opción, muy sabrosa, es trocear las hierbas, introducirlas en una cubitera con aceite de oliva y congelarlas. De esta manera se tendrán unos cubitos de aceite aromatizado listos para utilizar en un guiso o una ensalada.
2. En infusión
Con las hierbas de sabor penetrante, como la menta o el hinojo, el laurel o incluso el romero, se puede elaborar una infusión, tanto en aceite de oliva templado como en agua hirviendo. De este modo, se aromatiza el agua o el aceite, se deja enfriar y se guarda en el congelador, en cubitos, para utilizar en salsas, guisos o ensaladas.
3. Los conservantes naturales
Otra de las formas más fáciles de conservar las hierbas aromáticas consiste en introducirlas en un bote, cubrirlas de aceite de oliva suave, de vinagre de vino blanco o de vinagre de manzana y guardarlas en un lugar seco y oscuro durante un par de semanas.
Transcurrido este tiempo se obtendrán vinagres y aceites aromatizados que darán un valor añadido a la hora de aliñar ensaladas, preparar vinagretas y salsas emulsionadas. La única precaución que hay que tener es la de emplear hierbas en buenas condiciones, limpias y secas (sin humedad exterior), para que no se eche a perder la mezcla aromatizada.
4. Hierbas desecadas
Para guardar las hierbas secas, se empleará un método natural y sencillo. Se trata de hacer pequeños ramilletes de las hierbas favoritas, que se atan por el tallo y se cuelgan boca abajo en un lugar seco y aireado. En un par de semanas se obtienen unas hierbas que, trituradas y guardadas en botes herméticos, permiten sazonar distintos platos durante todo el año.