Cada vez es más frecuente acceder a cómodos y baratos sistemas que, en teoría, determinan nuestro porcentaje de grasa corporal. Se conocen como sistemas de bioimpedancia, y se empezaron a comercializar a mediados de 1980. Hoy existen dispositivos complejos y caros (los que suele haber en la consulta de profesionales sanitarios) o bien simples y baratos, como determinadas básculas caseras de baño. En este artículo se valora la eficacia de la bioimpedancia y se explica cuál es la relación entre el porcentaje de grasa corporal y el sobrepeso o la obesidad.
La llamada «bioimpedancia eléctrica» o «impedancia bioeléctrica» se basa en la oposición que ofrecen las células, tejidos o líquidos corporales al paso de una corriente eléctrica. Ello permite, en teoría, calcular nuestros porcentajes de agua, grasa y masa libre de grasa. Se trata de un método que tiene un bajo coste, es fácil de transportar, es inocuo y su manejo, además, es bastante sencillo. Se utiliza de forma habitual en la práctica clínica de profesionales sanitarios. Sin embargo, dado que su uso se extiende poco a poco a los hogares, es preciso detallar que diversos autores, entidades y consensos cuestionan la validez de este método, sin asesoramiento sanitario, para determinar de forma adecuada cuándo estamos ante una cifra de grasa corporal que supone un riesgo para la salud.
Bioimpedancia: útil para medir la evolución individual
Una rigurosa revisión publicada en octubre de 2004 desaconsejó el empleo de las técnicas de bioimpedancia para valorar la composición corporal a nivel individual. No obstante, la investigación -recogida en la revista Nutrition in clinical practice– reconoció su utilidad para determinar la composición corporal de grupos (por ejemplo, en estudios científicos) y también para valorar la variación de la composición corporal de un mismo individuo con el paso del tiempo. Esto último se traduce en que si una persona valora su composición en idénticas condiciones (hora del día, estado de hidratación, ausencia de fiebre, etc) y observa un incremento en su porcentaje de grasa día tras día, puede concluir que sus reservas de grasa van en aumento.
De hecho, investigaciones posteriores, como la realizada por Dehghan y Merchant en septiembre de 2008 (y publicada en el Nutrition Journal) han observado que la bioimpedancia no siempre es adecuada para valorar la composición corporal de todos los grupos de población, ya que puede haber variaciones en los diferentes grupos étnicos.
Sí se han confirmado, sin embargo, las sospechas sobre la poca rigurosidad de la aplicación de esta técnica en el ámbito individual como método para valorar la grasa corporal de forma efectiva. Una revisión crítica publicada en enero de 2012 en el British Journal of Radiology indicó que el análisis mediante impedancia bioeléctrica «carece de especificidad y precisión». Asimismo, se insistió en algo bien sabido por la comunidad científica: las mediciones de este método presentan una gran variación en función de la hidratación del individuo, por lo que se debe tener cuidado al interpretar sus resultados, incluso en un entorno clínico.
¿Qué porcentaje de grasa corporal define la obesidad?
Muchos artículos, incluso científicos, atribuyen a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que debemos considerar como «obesidad» un porcentaje de grasa corporal igual o superior al 25%, en varones, o al 35% en mujeres. Se alude a un extenso informe técnico de la OMS publicado en 1995 bajo el título ‘Estado físico: uso e interpretación de la antropometría‘. Sin embargo, es un error que denunció Lan T Ho-Pharm en junio de 2011 en la revista Mayo Clinic Proceedings, quien detalló que no es cierto que la citada memoria defina la obesidad a partir de un cierto porcentaje de grasa. El autor concluyó su artículo con una frase demoledora: «Hasta la fecha, no existe un umbral validado que defina la obesidad a partir de la grasa corporal».
Índice de Masa Corporal o perímetro de la cintura
El Índice de Masa Corporal (IMC) o la medición del perímetro de la cintura sí son, en cambio, herramientas recomendadas para valorar el exceso de peso. El artículo de EROSKI CONSUMER ‘Subir de peso, ¿cuándo empezar a preocuparse?‘ contiene información detallada sobre el IMC (que no es válido para personas con una altura inferior a 1,47 metros o superior a 1,98 metros, para menores de 18 años o para atletas) y sobre el perímetro de la cintura.
El documento ‘Management of Obesity. A national clinical guideline‘ (Tratamiento de la obesidad. Una guía clínica nacional), elaborado por el Servicio Nacional de Salud de Escocia, no halló estudios que compararan la bioimpedancia con el Índice de Masa Corporal o la circunferencia de la cintura para determinar la grasa corporal en los adultos. No extraña, por tanto, que una de las guías más recientes y rigurosas, desarrollada por el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (U.S. Preventive Services Task Force), haya descartado el uso de la bioimpedancia para valorar el exceso de peso, mientras que aconseja la utilización del IMC y de la circunferencia de la cintura. Algo que también recomienda el consenso de tres sociedades americanas (American Heart Association, American College of Cardiology y The Obesity Society) publicado en la revista Obesity en noviembre de 2013.