Cualquier persona, para disfrutar del verano sin contratiempos, debería seguir una serie de precauciones ante las altas temperaturas y las olas de calor. Sin embargo, las personas que conviven con una patología crónica deben extremar los cuidados para evitar la descompensación de su enfermedad. Este artículo explica cómo el sol, el exceso de sudor, algunas infecciones y los efectos de algunos fármacos pueden provocar graves consecuencias en quienes sufren alguna enfermedad cardiovascular. También se apuntan las medidas que se deben seguir con los medicamentos habituales.
Todas las personas en verano tienen que protegerse del sol y de las altas temperaturas. Pero quienes sufren una patología cardiovascular tienen un mayor riesgo de descompensación de la enfermedad ante una situación de calor excesivo. De hecho, las estadísticas señalan que la mayor tasa de mortalidad durante el periodo de canícula se da entre los individuos que padecen enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias crónicas.
Verano y enfermedades cardiovasculares
Quienes sufren una patología cardiovascular tienen un mayor riesgo de descompensación ante una situación de calor excesivo
El motivo principal de descompensación son las alteraciones del mecanismo de termorregulación, que intenta, mediante el sudor y la vasodilatación de los vasos sanguíneos periféricos, reducir la temperatura corporal. Sin embargo, esto puede provocar, si se extiende en el tiempo, estados de deshidratación y disminución de la tensión arterial que puede producir mareo e, incluso, síncope (pérdida transitoria de conciencia que cursa con recuperación espontánea y sin secuela). Este proceso se acentúa más en quienes sufren una cardiopatía y toman medicamentos.
Por este motivo, desde la Fundación Española del Corazón (FEC) se insiste en que los afectados extremen las precauciones ante días de temperaturas extremas:
Cuidado con los medicamentos
Hay mantener los medicamentos en un lugar fresco y seco, sin exponerlos al sol ni a temperaturas elevadas
En la época de calor intenso, hay que extremar las precauciones con los medicamentos que forman parte de la rutina de estos pacientes. Si se utilizan bien, no se consideran un factor de riesgo de las descompensaciones en el estado de salud secundarios a un golpe de calor. Pero muchos pacientes que sufren uno tienen una fármacos que reducen la presión arterial puede agravarse ante el calor excesivo.
Por otro lado, un estado de deshidratación, como el que provoca una diarrea aguda o una infección, reduce la eliminación de algunos medicamentos empleados en enfermedades cardiacas, como antiarrítmicos, digoxina y los hipocolesterolemiantes, y hace aumentar sus efectos. Otras dolencias crónicas asociadas, como la obesidad y la hipertensión, requieren también que se tomen medidas especiales para prevenir el golpe de calor.
Los expertos recomiendan mantener los medicamentos en un lugar fresco y seco, sin exponerlos al sol ni a temperaturas elevadas, y consultar con el profesional de la salud, sea médico, enfermera o farmacéutico, si surge cualquier duda al respecto.
La evidencia científica disponible hasta el momento señala que un alto consumo en frutas y verduras no reduce las tasas de colesterol total, ni disminuye el LDL (colesterol perjudicial), ni aumenta el HDL (colesterol beneficioso), ni tiene efecto directo sobre el nivel de triglicéridos. Sin embargo, sí que incrementa las concentraciones de potasio y magnesio (protegen contra las alteraciones del ritmo del corazón) y, a la vez, reduce la ingesta de sodio (cuya relación con la hipertensión está más que demostrada), según explica el Dr. antioxidantes podría ser un elemento protector contra la enfermedad vascular isquémica. Además, el gran contenido en fibra ayuda a disminuir la absorción de grasas. Si a todos estos beneficios se le añade la ingesta de frutos secos, se potencia el factor protector de la dieta vegetal: el rico contenido en fibra que proporcionan favorece el tránsito intestinal y reduce las posibilidades de desarrollar fenómenos inflamatorios, al tiempo que compite con la absorción intestinal de grasas.