En julio de este año, el Comité Científico Asesor en Nutrición de Gran Bretaña (CSN) fue anfitrión en la Universidad de Glasgow de un congreso que reunió a expertos nutricionistas de todo el mundo que buscan clarificar la relación entre los carbohidratos y una dieta saludable. Conscientes de que cada día son más las voces que cuestionan las cantidades, calidades y el origen de los hidratos de carbono, los especialistas aspiran a poder concluir algunas evidencias científicas que se concreten, en el futuro, en recomendaciones de salud pública. A la espera de que se compartan, a continuación se analizan las principales cuestiones que han sido objeto de debate.
Hidratos de carbono y fibra dietética, dos temas fundamentales
Los expertos parten de una evidencia: los hidratos de carbono representan la principal fuente de energía en la dieta. Sin embargo, pueden afectar potencialmente a la salud humana y están presentes en la prevención y riesgo de enfermedades crónicas. Esta es la razón por la que los especialistas quieren profundizar en el conocimiento de los actuales hidratos de carbono en la dieta. El objetivo del simposio, al que acudieron voces referenciales de todas las latitudes del mundo, fue analizar la contribución de los cereales, y otros productos ricos en hidratos de carbono, en la alimentación de la población mundial.
Poco ha trascendido, por ahora, de lo que obtuvo el consenso. Sin embargo, algo sí se ha adelantado: se dejó al margen toda la literatura superficial y seudocientífica que tacha los hidratos de carbono de perjudiciales y los excluye de dietas con la excusa de no ser saludables y de que prohibir su presencia es útil para combatir la obesidad. Los expertos estudiaron su impacto en la salud del intestino, el apetito y los trastornos relacionados, como la necesidad de comer dulce. Los asistentes tuvieron además la oportunidad de destacar la importancia de la fibra en la salud humana, muchas veces relegada.
Carbohidratos: los temas que más importan
Los desafíos globales para producir cereales de calidad, las nuevas perspectivas sobre los hidratos de carbono y la salud, los hidratos de carbono no digeribles, la flora intestinal y la obesidad, y los cereales integrales, la fibra dietética y los fitoquímicos de grano derivado. Estos han sido los titulares que han señalado el camino de la próxima década en cuanto a estudios e investigación científica en relación a los carbohidratos.
Mucho se conoce y se ha escrito sobre los hidratos de carbono desde que, en 1989, el COMA (predecesor del Comité Asesor sobre Nutrición) realizó un informe sobre azúcares y valores dietéticos de referencia para la energía y nutrientes. Desde entonces se ha avanzado en muchos aspectos y es considerable la evidencia que ha surgido en particular en los ámbitos de la salud cardio-metabólico, colorrectal y oral. Por lo tanto, nos encontramos en un nuevo punto de inflexión en el que se hace importante revisar la literatura sobre la ingesta de hidratos de carbono en relación a la salud y garantizar que los valores dietéticos de referencia reflejen la actual base de pruebas. Todo indica que de Glasgow surgirán importantes estudios y necesarias conclusiones.
La relación de los hidratos de carbono con la salud
El Comité Asesor de Nutrición atendió, con la organización del simposio, un requerimiento del Departamento Británico de Salud para que investigara y alcanzara evidencias científicas sobre la relación de los carbohidratos de la dieta y la salud. La petición fue muy concreta, ya que el Departamento precisaba de argumentos sólidos que posibiliten protocolos de prevención y tratamiento en relación a problemas de la salud general.
Se trata de indagar acerca de la evidencia del papel de los hidratos de carbono y la dieta en la salud colorrectal en adultos, incluyendo el cáncer colorrectal, el síndrome del intestino irritable y el estreñimiento, y también su prevalencia cada vez más usual en la niñez y la infancia. Asimismo, se busca la influencia de los carbohidratos de la dieta y la salud cardio-metabólico (donde entran las enfermedades cardiovasculares, la resistencia a la insulina, la respuesta glicémica y la obesidad). También se requirieron evidencias de la relación de los carbohidratos de la dieta y la salud respiratoria, el impacto que su consumo puede tener en la evolución de enfermedades como la fibrosis quística y la EPOC.
Y por último, y aunque no es cuestión de enfermedad, se pidió a los científicos que fijaran una terminología, clasificación y definiciones de los tipos de carbohidratos en la dieta. Se precisó que fueran muy explícitos sobre el origen y también sobre el resultado una vez transformado por la industria alimentaria.
En definitiva, visto el programa y los retos que se marcaron la CSN y todos sus invitados en el congreso clausurado el pasado 30 de julio de 2014, todo apunta a que será determinante para las investigaciones futuras. Sus conclusiones están anunciadas para los próximos meses.
La influencia de los hidratos de carbono en la salud humana y su determinación comienza en la lactancia. Si bien nuestra flora intestinal es un ecosistema complejo, formado por varios cientos de especies bacterianas diferentes, en el primer año de vida el tracto intestinal infantil progresa desde la esterilidad a la colonización extremadamente densa. Aquí se determina una razón más para insistir en la importancia de la lactancia materna. Al ser amamantados, los pequeños están en relación con la composición de oligosacáridos de la leche humana, un alimento muy complejo, con gran diversidad de estructura.
Sin embargo, los ensayos controlados aleatorios realizados en lactantes de menos de tres meses con suplementación de la fórmula infantil dieron positivo a oligosacáridos no digeribles (sobre todo galacto-oligosacáridos, pero también fructooligosacáridos). Esto hace que el intestino del lactante aumente el contenido de Bifidobacterium spp, presente menor pH fecal e incremente la concentración de acetato fecal, en comparación con la fórmula infantil sin suplementar. Todas estas respuestas son positivas para el crecimiento de una buena flora intestinal. Y su impacto va más allá de tener un buen ritmo intestinal y de evacuación, ya que puede ser trascendente hasta en la prevención o modulación de las alergias infantiles.