Un gato con estrés puede marcar la casa, esconderse debajo de los muebles y hasta acicalarse de un modo compulsivo. La ansiedad perjudica su bienestar e impide que sea feliz. Pero, ¿qué le estresa? En este artículo se recogen cinco causas de ansiedad frecuente entre los felinos y sus soluciones: entre ellas, el miedo a otros gatos, temor por la llegada de otro animal a casa, cambios en la vivienda, un arenero no apropiado y los castigos.
¿Mi gato sufre estrés?
El estrés del gato perjudica su calidad de vida y compromete su felicidad
Un gato estresado y con miedo puede comenzar a hacer sus necesidades fuera del arenero y a marcar la casa. Otros felinos con ansiedad permanecen inmóviles y se esconden bajo muebles y sofás. «Los gatos estresados, además, dejan de jugar«, asegura la etóloga Kathy Carlstead, autora de numerosas publicaciones científicas sobre el comportamiento de estos animales. El acicalamiento compulsivo también suele ser señal de que el felino padece ansiedad e, incluso, puede llegar a dañarse la piel y provocarse heridas.
Estos síntomas de estrés pueden ser motivo más que suficiente para acudir al veterinario, ya que la ansiedad perjudica el bienestar y compromete la felicidad del felino. Por ello es tan importante saber qué estresa a un gato.
1. El estrés en gatos: miedo de otros felinos
Casi la mitad de los felinos se pelean con otros gatos de forma ocasional o más frecuente. Esta es la conclusión de un estudio realizado por el experto en comportamiento felino John Bradshaw, de la Universidad de Bristol (Reino Unido). «La causa de estrés más frecuente para un gato es el miedo a que su territorio sea invadido por otro felino, bien del barrio u otro que viva en su propia casa«, dice este científico.
Si se tiene un jardín, este miedo puede resolverse de forma sencilla con el uso de cerramientos que eviten la entrada de otros gatos del vecindario. Si se sospecha que el felino tiene miedo a otro igual con el que comparte la vida, los trucos para evitar peleas entre gatos podrán ayudar.
2. El miedo del gato: la llegada de un perro u otro felino a casa
La llegada de un perro a una casa donde ya vive un felino puede ser un motivo de estrés para el animal, en especial cuando no está acostumbrado a la convivencia con otros canes. Esto no significa que perros y gatos no puedan ser grandes amigos, ni que dos felinos no puedan vivir en el mismo hogar y convertirse en compañeros inseparables; pero hay que conocer las pautas para lograrlo.
Seguir los pasos para adoptar un can cuando ya hay un gato en casa son de gran ayuda.
3. Gatos con estrés: cuidado con los cambios y las mudanzas
Los felinos son muy sensibles a los cambios en su territorio. Si viven en una casa, esto afecta de pleno a la vivienda. Basta con compartir una jornada rutinaria de limpieza en el hogar con ellos (con los consecuentes movimientos de muebles y la aparición de nuevos olores) para darse cuenta. «Los gatos son muy sensibles a los cambios en su entorno; cualquier modificación puede convertirse en un motivo de estrés que perjudique su bienestar», concluye un extenso estudio sobre comportamiento felino realizado por la Universidad de Ohio (EE.UU.).
¿Qué hacer, entonces? Las hormonas para gatos pueden ayudar, así como permitir al felino que explore con total libertad la estancia modificada. En caso de que sus dueños se cambien de casa, hay cinco trucos para hacer una mudanza con gatos más fácil que resultarán valiosos aliados.
4. Gatos con miedo: vigilar el arenero
Los felinos que padecen estrés o sufren miedo suelen hacerlo notar. Una de las alertas más tempranas de su ansiedad es el mal empleo del arenero. «El miedo o la ansiedad es una de las principales causas de que un gato orine o defeque fuera de su arenero«, explica la veterinaria y experta en comportamiento animal Rachel Casey. Algunos, bajo los peligrosos efectos del estrés, orinan las paredes o los muebles de casa o dejan sus deposiciones fuera del lugar que se ha preparado para este uso.
Existen diez consejos que ayudan a que el felino use el arenero de forma correcta y a que se solucionen posibles problemas de estrés relacionados.
5. Gatos estresados: miedo a los castigos
Los gatos, como los perros, son animales afectivos que pueden llegar a desarrollar lazos emocionales muy fuertes con los humanos con los que comparten su vida. Además, pueden ser educados, en contra de lo que muchos suelen pensar. Sin embargo, en esta tarea, el castigo no es un buen compañero.
«Los felinos no responden bien a los castigos: en lugar de aprender qué no deben hacer, las represalias suelen conseguir que el gato salga corriendo, atemorizado«, explica la Asociación Contra la Crueldad Hacia los Animales. Además, el castigo es estresante para el felino y genera nuevos problemas de comportamiento, en lugar de solucionar los propuestos.
¿Hay algo que estrese o dé miedo a su gato? Puede compartir su experiencia en los siguientes comentarios.