¿Quién no ha tenido, en alguna ocasión, dolor de cabeza? Este síntoma tan habitual, que se asocia a la tensión, el cansancio, las preocupaciones o el tiempo meteorológico, puede afectar a cualquier persona sin importar edad, sexo ni fronteras. Tiene importantes repercusiones sobre quien lo sufre, su entorno y en su esfera laboral o académica. Por perjudicar de forma negativa a la calidad de vida de las personas y por el enorme gasto socioeconómico que supone, es considerado uno de los problemas de salud pública más importantes. Este artículo explica cuáles son los factores desencadenantes del dolor de cabeza más habituales y en qué situación se halla este trastorno en el mundo.
El dolor de cabeza es uno de los motivos principales por el que se acude al médico de familia. Aunque se considere una dolencia común, tiene unos costes individuales y socioeconómicos tan importantes que lo convierten en un problema de salud pública. Y como tal, es fundamental que los afectados puedan disponer del diagnóstico correcto y del tratamiento eficaz para hacerle frente.
La migraña es un dolor pulsátil que puede acompañarse de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz
Dentro del cajón de sastre del dolor de cabeza, las dos entidades más habituales son la migraña y la cefalea tensional. La diferencia estriba en que la migraña es un dolor de tipo pulsátil que puede surgir junto con náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y, a veces, solo afecta a un lado de la cabeza. Algunas personas refieren señales que les ponen en alerta de que están a punto de sufrirlo, fenómeno que se denomina aura.
Por otro lado, está la cefalea tensional, también denominada cefalea vasomotora, que se caracteriza por ser una molestia continua, no pulsátil, que se centra en la parte alta del cráneo. Está asociada a la tensión muscular de esta zona y, cuando se da dos o más veces por semana durante algunos meses, se considera un trastorno crónico. Puede durar de unos minutos a varios días.
Factores que predisponen al dolor de cabeza
La neuróloga Patricia Pozo desgrana, junto con otros especialistas en midolordecabeza.org, los posibles factores o situaciones que predisponen a sufrir dolor de cabeza o migraña. Y es que a cada persona le afectan diferentes cosas.
El exceso o el defecto de horas de sueño puede ser un desencadenante del dolor de cabeza
Así, los factores desencadenantes descritos como más habituales son los psicológicos (el estrés o la ansiedad); hormonales (periodos premenstrual y menstrual, la ovulación o el uso de anticonceptivos o de terapia hormonal sustitutiva); los cambios horarios (que provocan que surja el dolor de cabeza después de un periodo de estrés, como durante los fines de semana o las vacaciones); ciertos alimentos (alcohol, quesos, el ayuno o realizar comidas ricas en nitritos, glutamato monosódico o aspartamo); factores ambientales (estímulos visuales, olores, cambios atmosféricos o permanecer a una altitud elevada); sueño (por exceso o defecto en las horas de descanso); determinados fármacos (como la nitroglicerina, que se utiliza como vasodilatador para el tratamiento de la enfermedad isquémica coronaria o el infarto agudo de miocardio, entre otros, o los estrógenos) u otros (haber sufrido un traumatismo craneal, el ejercicio físico o el cansancio).
El dolor de cabeza en el mundo
El último informe de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) muestra algunos datos del escenario mundial del dolor de cabeza:
- La mitad de la población padece dolor de cabeza durante un año cualquiera y más del 90% lo ha tenido alguna vez en su vida.
- La cefalea tensional es más común que la migraña, con una prevalencia en algún momento de la vida de cerca del 52%.
- El 3% de la población sufre dolor de cabeza crónico (durante 15 días o más al mes).
- El promedio de prevalencia de la migraña en algún momento de la vida es del 18% y el promedio estimado en el último año, del 13%.
- La migraña afecta a dos o tres mujeres por cada hombre y este dato se mantiene en todos los países.
- La prevalencia de la migraña en niños y adolescentes es del 7,7%.
- La cefalea tensional afecta por igual a los dos sexos.
- El dolor de cabeza que con más frecuencia provoca incapacidad son las cefaleas tensionales crónicas o frecuentes.
Este informe también señala que uno de los factores que mayor peso tienen en el desarrollo de la migraña es contar con antecedentes familiares. Esta, además, se relaciona con ansiedad, trastornos del estado del ánimo, alergias, otros dolores crónicos y epilepsia. La migraña que precede de aura se considera un factor de riesgo para el ictus isquémico, sobre todo en las mujeres con ataques de migraña frecuentes.
Por otro lado, sufrir ansiedad en la infancia se asocia a mayor predisposición a las cefaleas en la adultez. Incluso algunos especialistas apuntan que los episodios cíclicos de vómitos, sonambulismo y marearse en el transcurso de los viajes que tienen algunos niños pueden ser un equivalente a la migraña, y que pueden anunciar su desarrollo en la etapa adulta.
En general, la prevalencia de la migraña disminuye después de cumplir los 50 y tras la menopausia en las mujeres, a menos que se administre una terapia de reemplazo estrogénico. La evolución de la migraña es menos favorable, si empieza a una edad temprana, se dan factores de estrés o está asociada a enfermedades psiquiátricas.
En España, los estudios epidemiológicos realizados en torno al dolor muestran que este tiene predilección por el sexo femenino. Así lo explican en el artículo ‘La epidemiología del dolor en España’, publicado en la Revista Clínica Electrónica en Atención Primaria Antonia Bassols y Josep E. Baños. Sus autores señalan, además, que las zonas más afectadas son cabeza y espalda y que es más frecuente el dolor de larga evolución y de intensidad elevada. También apuntan que el dolor es un síntoma muy habitual en la población española, además de que el dolor de espalda es el más prevalente, tanto que llega a afectar a más de la mitad de la población.
Para mitigarlo se echa mano de los analgésicos: los medicamentos preferidos por los españoles son, sobre todo, el paracetamol y el ácido acetilsalicílico (Aspirina®), escogidos según la edad y el sexo de los afectados.
Aun así, y a pesar de las terapias de los diferentes profesionales que se consultan y de la gran cantidad de medicamentos que se consumen, el dolor es un factor significativo en la disminución de la calidad de vida, ya que tiene consecuencias en la persona y en su entorno cercano. Además, tiene importantes repercusiones económicas, ya que provoca disminución del rendimiento laboral, pérdida de jornadas de trabajo y aumento del gasto sanitario.