Cuando en la casa hay un bebé o un niño pequeño, algunos elementos habituales del mobiliario se convierten en un factor de peligro. Cada año, en uno de cada diez hogares, se registran accidentes domésticos. Algunos relacionados con el árbol de Navidad. A continuación se explican los peligros del árbol para el bebé y se recogen consejos para que sea un elemento seguro, como preferir un árbol artificial antes que uno natural, colocarlo en un sitio adecuado, evitar ciertos adornos y tener cuidado con las luces eléctricas.
El árbol de Navidad y los peligros para el bebé
Los árboles artificiales son menos peligrosos para el bebé, y más amables con el medio ambiente
Las navidades son épocas propicias para los accidentes domésticos infantiles. La relajación que genera el ambiente festivo y los cambios de hábitos y rutinas pueden derivar en ciertos descuidos que luego haya que lamentar, sobre todo, cuando hay bebés y niños pequeños en el hogar.
Como destaca el informe ‘Programa de prevención de lesiones: Detección de accidentes domésticos y de ocio‘, del Instituto Nacional de Consumo, los niños son los más afectados por estos accidentes domésticos, junto con las personas mayores de 75 años.
Entre todos los factores de riesgo, el árbol de Navidad representa uno de los más importantes. Por eso, a continuación se enumeran una serie de consejos para mantener la seguridad para el bebé en casa pese a la presencia del árbol.
1. Mejor un árbol artificial
Los árboles naturales se secan y, de esa forma, generan mayor suciedad. Los pequeños podrán tomar hojas, ramitas u otros fragmentos y llevárselos a la boca. En todo caso, si se opta por un árbol natural, conviene regarlo con frecuencia y usar un humidificador en la estancia en que se encuentre.
Al elegir el árbol artificial, conviene asegurarse de que sea un modelo ignífugo, es decir, resistente al fuego. Esto no quiere decir que si hay un incendio no se quemará, pero sí que será mucho más difícil que un incendio se origine en su misma estructura.
2. Colocar el árbol de Navidad en el lugar adecuado
El árbol de Navidad debe estar lejos del alcance de los niños pequeños. Lo aconsejable es que no esté apoyado en el suelo, sino sobre una mesa u otra superficie alta, para que los menores no puedan llegar hasta él. Además, tiene que estar lejos de estufas, radiadores y chimeneas, para evitar el peligro de un incendio, y en un rincón de la casa, lejos de las zonas más transitadas.
Basta con un momento y un pequeño descuido para que el niño agarre una rama del árbol si, cuando es llevado en brazos, pasa cerca de él. De esa forma, podría lastimarse o incluso derribar el árbol. Por supuesto, se debe procurar que la instalación sea segura, para asegurar que no se desplome.
3. Evitar los adornos peligrosos para el bebé
Se debe procurar que los adornos del árbol sean grandes y de una sola pieza, para evitar que el niño se los trague. También hay que elegir que sean de plástico, sin pintura tóxica y resistentes a los golpes, para evitar que, si caen al suelo, se rompan en fragmentos más pequeños.
Además, conviene evitar el espumillón, las guirnaldas y otra decoración navideña en forma de tiras, que podrían ocasionar que el pequeño, en un descuido, se estrangule con ellos.
4. Cuidado con las luces
Las luces eléctricas para el árbol de Navidad entrañan varios riesgos cuando en la casa hay bebés o niños pequeños. En primer lugar, los cables son una tentación para ellos. Si los alcanzan, podrían derribar el árbol o enredarse y estrangularse.
Además, los focos suelen ser puntiagudos: los pequeños podrían lastimarse los dedos, e incluso la boca, si los llevan a esa parte de su cuerpo. Otro problema radica en la conexión eléctrica. Los cables deben estar en perfectas condiciones y la unión entre el enchufe y la pared debe estar asegurada para evitar que los niños la puedan alcanzar.