Los expertos señalan que, ante la ruptura de la pareja, los adultos deben velar sobre todo por el bienestar de los hijos. Sin embargo, hay errores comunes que los padres separados cometen con mucha frecuencia y cuyas principales víctimas son los niños. A continuación se enumeran cinco de los más importantes: contar los hechos de un modo equivocado, hablar mal de la expareja, cuestionar sus decisiones, usar a los niños para obtener información sobre ella e intentar colmar todas sus necesidades con objetos materiales. Se ofrecen, además, consejos para evitarlos.
Padres separados y los errores con sus hijos
Según el Instituto Nacional de Estadística, cada año se separan unas 110.000 parejas en España. Casi la mitad de esas parejas (el 47,9%) tienen hijos menores de edad. Esto quiere decir que, año tras año, son miles las familias que sufren una separación y, por lo tanto, miles los padres y madres que quedan expuestos a una serie de errores frecuentes cuyas principales víctimas son los niños.
Como enfatiza la Asociación Española de Pediatría, «los padres separados deben velar ante todo por el bienestar de sus hijos«. Entre otras medidas, estos expertos destacan la importancia de «ofrecerles la máxima estabilidad y seguridad, conservando en la medida de lo posible sus rutinas y manteniendo la casa y las relaciones sociales como puntos de referencia permanentes cuando todo cambia».
Pero además es importante tener en cuenta algunos errores frecuentes que los padres separados cometen con sus hijos y las maneras de evitarlos. A continuación se enumeran cinco de los más comunes.
1. Hablar a los niños del modo equivocado
La comunicación es fundamental en todos los aspectos de la vida y, ante una separación, tiene una importancia vital. Ricardo Jarast, psiquiatra y psicoanalista, miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente, lo explica así. «Si hay ruptura habrá dolor y síntomas, llantos, alteración de conducta. Por eso, es mejor que los niños se expresen, hablen y no que queden callados».
El especialista afirma también que es mejor hablar de la separación antes de que suceda y, sobre todo, en los términos correctos. «El relato debe ser acorde con la edad de los niños», explica. Y apunta también que el duelo «debe quedar abierto a poder ser hablado en los distintos momentos de la vida».
2. Hablar mal de la expareja
Es muy frecuente que personas separadas hablen mal de sus exparejas con sus hijos, como un intento de «ganarse» a los niños. María Ángeles Albamonte, psicóloga, apunta que esta práctica se puede dar de acuerdo a distintas modalidades: de manera abierta, con sutileza, exagerando motivos de discordia o «la peor de todas: hacer que el niño dude de que la expareja le quiere de verdad».
Lo que esto genera en el niño, según Albamonte, son dos sentimientos negativos: angustia y ansiedad. La especialista detalla que los niños necesitan seguridad de sus progenitores y que, cuando uno de ellos le habla mal del otro, el efecto que logra es de inseguridad, es decir, justo lo contrario.
3. Cuestionar las decisiones de la expareja
Es importante «no cuestionar las decisiones del otro cónyuge delante del niño ni las nuevas parejas que pudiera tener», destaca la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil. Desautorizar al otro adulto sólo genera en el pequeño confusión y, de nuevo, inseguridad. Los desacuerdos se deben hablar y resolver entre los adultos, sin que el niño esté presente.
Como apunta Ricardo Jarast, «tras la ruptura, cuantas más evidencias tengan los chicos de un comportamiento adulto por parte de sus padres, mayores serán las posibilidades de disminuir el dolor».
4. Usar a los hijos para obtener información de la expareja
La curiosidad por saber cosas de la vida actual de la expareja suele llevar a cometer el error de usar al pequeño como un «informante». A veces, el niño es incluso recompensado por ese comportamiento. No sólo es aconsejable evitarlo, sino que además los expertos recomiendan, cuando el niño cuente por su propia iniciativa algo que corresponde al ámbito privado de la otra casa, restarle importancia o explicarle que no lo debe hacer.
5. Recompensar las necesidades de los niños con objetos materiales
A menudo, padres y madres separados intentan compensar el estrés ocasionado por la separación con la compra de objetos materiales. El resultado suele ser que, sin darse cuenta, los adultos acaban por entrar en el juego afectivo del niño, que puede recurrir a frases como: «Mamá/papá sí me lo compra».
Albamonte explica que esta actitud genera angustia en los pequeños «porque se hacen imposibles de contentar». Y agrega que los padres deben dar lo que los niños necesitan, sin excederse, ya que el concepto de todo «es un algo sin definir y sin límites que genera frustración«.