El acné en los bebés, conocido como acné neonatal, es un problema bastante común, ya que afecta a uno de cada cinco recién nacidos. En general, estas pequeñas lesiones solo afectan a su cara, desaparecen de forma espontánea después de algunas semanas y el niño ni se entera de que las tiene. Por lo tanto, los médicos recomiendan evitar preocuparse al respecto y, en todo caso, mantener una actitud expectante. A continuación se ofrecen detalles sobre el acné del bebé: por qué aparece y qué hacer para tratarlo.
El acné en los bebés
En la mayoría de los casos el acné del bebé no requiere de tratamiento, aunque es fundamental su reconocimiento por parte del pediatraLa piel del bebé es un tejido muy delicado. Es mucho más vulnerable que la de los adultos y, por eso, hay que poner mucha atención en su cuidado. Sin embargo, existen algunos problemas que no se pueden prevenir. Uno de ellos es el acné, un problema que por lo general se relaciona con la adolescencia pero que también afecta al 20% de los recién nacidos.
En este caso, sin embargo, se conoce como acné neonatal y, en general, se trata de una patología benigna y transitoria, de la que no hay que preocuparse. «El acné del bebé aparece en el neonato y desaparece espontáneamente en unas semanas», explica la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria.
La Asociación Española de Pediatría también procura transmitir serenidad. Estos expertos explican que el acné neonatal surge durante las dos primeras semanas de vida y no se extiende más allá de los tres meses. Además, a diferencia del acné adolescente, los quistes y las cicatrices son excepcionales.
Acné del bebé, ¿qué lo provoca?
La Academia Española de Dermatología explica que «el acné del bebé es fruto de las hormonas transferidas durante el embarazo desde la placenta materna, que estimulan el aumento de glándulas sebáceas en el cuerpo del niño, que aún no han involucionado a su estado normal de inmadurez infantil». Debido a esto, la acumulación de grasa desemboca en la piel y se queda retenida entre sus poros.
Otro factor que propicia el desarrollo del acné neonatal es el aporte de andrógenos, hormonas sexuales masculinas, de las glándulas suprarrenales y de testosterona del testículo fetal. Por este motivo, esta patología es mucho más frecuente en los varones que en las niñas.
En los bebés afectados es frecuente que existan antecedentes familiares de acné. Además, tienen un riesgo mayor de desarrollar un acné grave en etapas posteriores de la vida, lo que apunta hacia una predisposición genética.
¿Qué hacer ante el acné del bebé?
Según la Asociación Española de Pediatría, en la mayoría de los casos estas lesiones no requieren tratamiento, aunque es fundamental su reconocimiento y realizar un buen diagnóstico para tranquilizar a los padres y evitar tratamientos equivocados que puedan perjudicar al niño.
El consejo de los expertos es, sobre todo, no preocuparse por estas lesiones. «En un plazo de dos semanas a tres meses desaparecerán de forma espontánea, en cuanto las secreciones sebáceas se regularicen», apuntan estos expertos.
«Ni duelen, ni pican, ni son contagiosos, y tampoco tienen que ver con la lactancia materna, aunque a veces se asocian a ella», añaden estos especialistas. Sí sugieren, en todo caso, y siempre por recomendación de un especialista, el uso de ciertos geles o cremas que no superen el 2% de eritromicina o el 5% de peróxido de benzoilo.
Existe una variante algo más grave del problema llamada acné del lactante. Se manifiesta entre los tres meses y dos años de edad del bebé y puede persistir durante mucho tiempo. En estos casos, es importante acudir al pediatra para determinar un tratamiento, ya que tal situación sí podría avisar de un futuro problema de acné severo en la adolescencia.