Jugosas, de fina piel y pulpa muy dulce, las ciruelas son unas frutas muy apreciadas en la cocina, sobre todo cuando están en su punto de madurez. Entre las muchas variedades que se encuentran en el mercado, la más famosa es la ciruela Claudia: de color verde, forma redondeada, tamaño pequeño y sabor dulzón, resulta idónea para comer sola y para la elaboración de mermeladas. La variedad Allo tiene un color rojizo, es de medio tamaño y su pulpa es anaranjada, más indicada para guarniciones, así como también ocurre con las demás variedades (Victoria, Mirabel), que poseen un sabor muy suave. En este artículo se detalla cómo usar las ciruelas en la cocina, tanto para platos salados como para elaboraciones dulces.
Ciruelas al natural, en postres, salteadas…
Para conservar las ciruelas, lo mejor es tenerlas en el frigorífico y sacarlas a temperatura ambiente unas horas antes de consumir. Así se aprecia mejor su sabor. Por supuesto, se pueden tomar al natural, lavadas y listo, ya que es una fruta de bocado y de fácil transporte. Pero gracias a su dulce sabor y su piel tan fina, también son muy apreciadas en la cocina, ya que con ellas se pueden elaborar una gran variedad de platos y recetas.
Cocinadas son muy sabrosas. Se utilizan para hacer salsas de acompañamiento o como guarnición. Quedan muy ricas lavadas, deshuesadas, cortadas por la mitad y salteadas en una sartén antiadherente con un chorrito de aceite de oliva y un diente de ajo muy troceado. Se saltean hasta que sus jugos comiencen a caramelizarse y, una vez en su punto, se pueden agregar un chorrito de crema de nata, una porción de queso de azul o queso cremoso para conseguir una guarnición cremosa o una rica cobertura para una tosta de pan de pueblo.
Pero también en la repostería se usan mucho las ciruelas frescas; sobre todo, para la elaboración de tartas de hojaldre y de mermeladas.
A continuación se listan cinco ideas exquisitas para disfrutar de las ciruelas en su mejor momento.
1. Tosta de ciruelas y jamón ibérico
Se lavan las ciruelas, se cortan y se quita el hueso central. Se trocean en taquitos y se aliñan con aceite de oliva y una pizca de sal. Se coloca esta preparación sobre una tostada con tomate fresco y unas tiras de jamón ibérico y ya está preparado un sencillo (y delicioso) entrante.
Otra posibilidad, sin cocinar las ciruelas, es presentarlas en tostas con pescado, acompañadas por una ensalada. Por ejemplo, se lava la ciruela, se le quita el hueso, se trocea en cuartos y se aliña con aceite de oliva, una pizca de sal y unas hojas de menta recién cortada. Se presenta con unas tiras de salmón ahumado, o con bacalao, sobre una tostada.
2. Ensalada de bacalao con aliño de ciruelas
Se limpia una lechuga y se trocea. Se lava el tomate y se le quitan las semillas, dejando solo la parte carnosa. Se limpian unas cebolletas y se trocean en tiras (corte en juliana). Se hierve durante dos minutos el bacalao desalado, se enfría y trocea en tiras. Hay que montar la ensalada aliñando en el momento de servir con una vinagreta elaborada con aceite de oliva, vinagre, sal y las ciruelas troceadas, casi machacadas, para que se vean los trocitos. Se reparten los trozos de bacalao sobre la lechuga, se agrega un poquito de mayonesa y se añade el aliño de ciruelas.
3. Brocheta de solomillo y verduras con crema de ciruelas
Se pinchan con las brochetas el pimiento rojo, el champiñón, el calabacín y el solomillo cortado en cuadrados, de forma alterna. Se mezcla el aceite con sal y pimienta; con esta mixtura, se barnizan las brochetas, utilizando un pincel de cocina. Se cocina a la parrilla (o a la plancha) durante 15 o 20 minutos, dándoles vuelta constantemente.
Se saltean las ciruelas lavadas y sin hueso en una sartén, junto con un diente de ajo muy picado. Cuando comience a dorarse la superficie de las ciruelas, se le agrega un vasito de vino blanco, se espera a que se evapore, luego se añade un vaso de nata líquida y se cocina a fuego suave durante un par de minutos. Se pasa por la batidora hasta formar una crema homogénea, se pone a punto de sal y se acompaña con esta salsa a la brocheta de solomillo y verduras.
4. Hojaldre con ciruelas frescas y helado
Se forra un molde redondo para cuatro personas con la masa de hojaldre bien extendida (también se puede hacer en moldes individuales). Se hornea a 200 ºC durante 10 o 12 minutos, para que quede crocante. No importa si sube un poco el centro.
Se lavan las ciruelas y se trocean en cuartos, quitándoles el hueso central. Se colocan en una bandeja de horno, se untan con aceite de oliva, una pizca de sal y azúcar y se asan a 200 ºC durante 15 minutos (un toque de pimienta también alegra el asado de estas frutas). Una vez asadas y ya templadas, hay que poner las ciruelas sobre el hojaldre y acompañarlas con una bolita de helado de vainilla, unos trocitos de frutas rojas y hojas de menta fresca. Se sirve al instante para que no se deshaga el helado y el hojaldre se mantenga crocante.
5. Mermelada de ciruelas Claudia con canela
Las ciruelas Claudia suelen ser muy dulces cuando están maduras. Se tendrá en cuenta este punto antes de elaborar la mermelada, ya que se usará menos cantidad de azúcar. Una vez pesada la ciruela (sin hueso), se agrega solo un 40% de azúcar; es decir, por cada kilo de ciruelas sin hueso se emplean 400 gramos de azúcar.
Se lavan y cortan las ciruelas, quitándoles el hueso. Se introducen en una cazuela, se vierte un vaso de agua y se añade una rama de canela. Se cuecen durante 30 minutos, hasta que se forme casi un puré. Hay que sacar la canela, agregar el azúcar, bajar la potencia del fuego y cocinar todo suavemente, removiendo de forma continua hasta que se forme una mermelada cremosa. Si se quiere, se puede triturar para que quede más fina. Se saca la mermelada del fuego, se espera a que se enfríe y ¡lista para consumir!