Las chimeneas crean un ambiente cálido y acogedor. Durante años, han sido el único sistema de calefacción en casas rústicas o de grandes dimensiones. No obstante, la innovación en este sector ha propiciado la aparición de modelos que no requieren una instalación compleja y ocupan posiciones en los salones de pisos y lofts. Son funcionales, pero también constituyen un elemento decorativo, gracias a los revestimientos.
Materiales clásicos
El revestimiento es la fachada de la chimenea, el armazón decorativo que puede estar diseñado en diferentes materiales. No influye en la potencia calorífica del sistema, ya que ni siquiera incluye paredes reflectarias, pero sí afecta a la estética. Recubre y adorna parte del hogar, que es el lugar físico en el que se realiza la combustión de la chimenea.
Además de los revestimientos de obra, distintos armazones están compuestos por elementos preensamblados o prefabricados que se unen hasta darle forma. Estos se utilizan, sobre todo, para hogares de hierro fundido, inserts (recuperadores de calor que constan de un cristal vitrocerámico que se encaja en la chimenea) y leñeras. La innovación en el sector ha supuesto la sucesiva aparición de diferentes sistemas y revestimientos. La gama es muy diversa. Las últimas tendencias conviven con modelos clásicos y con los acabados rústicos.
Para los armazones de aspecto convencional se emplean el mármol, el granito y la piedra natural. Las tonalidades son suaves, con acabados blancos y beige, que contribuyen a emular diseños arquitectónicos clásicos. Para instalar este tipo de revestimiento, en la mayoría de las ocasiones el hogar debe estar empotrado, mientras que el frente permanece visible.
Últimas tendencias
Algunos revestimientos prefabricados que cubren el hogar sin necesidad de grandes obras
La madera sin pulir, la piedra natural y el ladrillo visto son los materiales que componen los armazones rústicos. Muchos modelos que evocan un ambiente rural incluyen en su diseño varias vigas de madera. Se utilizan como balda, que además separa la campana del hogar, o como hueco para almacenar la leña. Así se evita que el hogar toque de forma directa el suelo de la estancia.
Las chimeneas de interior con revestimientos metálicos son otra opción. Pueden ser de acero inoxidable con tratamiento anti huellas, que ayuda a conservar la superficie libre de marcas, o de distintos colores y metales oxidados, que consiguen un estilo industrial. Al igual que los revestimientos preensamblados, algunos modelos se asemejan a grandes cajas metálicas en las que se introduce el hogar, sin que sea necesario realizar grandes obras de acondicionamiento. Otros, en cambio, son cajones ideados para ser encastrados en la pared.
La leña es uno de los combustibles más usados en chimeneas y estufas. Sin embargo, no todas las maderas son apropiadas. Sus características naturales y su calidad inciden en el poder calorífico y en el rendimiento del propio fuego. No conviene emplear la leña recién cortada porque está fresca y húmeda. Produce mayor combustión si ha estado almacenada durante un tiempo y se ha secado. En cuanto al tamaño, los pequeños se queman más rápido, mientras que los gruesos aseguran una temperatura constante. Si las dimensiones de la chimenea lo permiten, deberían medir al menos 50 cm de largo, y entre 10 y 15 cm de grosor.
Por especies, la leña de roble, fresno, acacia falsa y encina crean un fuego con mucha luz. La madera de abedul, por su corteza blanca, la de arce y la de árboles frutales, en general, tiene grandes propiedades caloríficas. El pino y el abeto destacan por el aroma que aportan a la estancia.