Ricas en azúcares y muy pobres desde el punto de vista nutricional, las golosinas deben ocupar un lugar ocasional, casi anecdótico, en la dieta de los niños. Junto con la bollería industrial y las bebidas azucaradas, las golosinas, gominolas, chucherías y caramelos no deben formar parte de la alimentación habitual, ya que existe una clara relación entre el consumo de azúcar, el aumento de peso y la caries dental. Pero, entre las muchas ofertas que figuran en el mercado, hay unas gominolas que contienen zumo de frutas. ¿Son más sanas que las otras? ¿Tienen un mejor perfil nutricional? En el siguiente artículo se abordan estas y otras cuestiones.
La dieta de los niños
La alimentación de los niños debe basarse en una dieta rica en frutas, verduras y hortalizas, cereales -integrales preferentemente- y legumbres y con un contenido moderado en proteínas de origen animal (lácteos, carne, pescado y huevos). De cara a la prevención de enfermedades cada vez más prevalentes, como la obesidad, los expertos recomiendan controlar también la cantidad de azúcares y grasas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo diario de azúcares no debería sobrepasar el 10% del aporte calórico total. Es más, la entidad propone rebajar este aporte calórico a la mitad -tan solo un 5%-, dada la relación existente entre la ingesta de azúcares, el peso corporal y la caries dental. Estos datos son los responsables de que alimentos como el azúcar de mesa, chucherías, caramelos, golosinas, gominolas, bollería y dulces, entre otros, deban ser ofrecidos de manera ocasional a los pequeños, en lugar de formar parte del patrón dietético habitual.
De qué están hechas las gominolas
Las golosinas, pastillas de goma o gominolas son alimentos dulces en los que predominan sobre todo los azúcares y, en alguna ocasión, también algún tipo de grasa. El listado de ingredientes habitual es: azúcar, jarabe de glucosa, gelificantes, gelatinas, agua y edulcorantes, aromas y colorantes.
Son alimentos elaborados a partir de gelatinas y azúcares, de manera que en su composición destaca un porcentaje bajo de proteínas en forma de gelatinas (5%-6%), un alto contenido en azúcares (sacarosa, glucosa o fructosa) que puede llegar al 70%-80% del producto y un aporte energético elevado: alrededor de 300-350 Kcal por cada 100 g de alimento (el triple que un plátano). Además, no tienen fibra y apenas poseeen minerales y vitaminas, de modo que son muy pobres desde el punto de vista nutricional.
¿Las gominolas con zumo son mejores?
Las gominolas que contienen zumo de frutas («con zumo de frutas», tal como las denomina el fabricante) ¿son más sanas? ¿Incluyen menos azúcares? ¿Son menos calóricas que las demás chucherías? ¿Poseen gran cantidad de fruta? Para esclarecer estas dudas, hay que repasar sus ingredientes habituales: jarabe de glucosa, azúcar, almidón de maíz, gelatinas, zumo de frutas a base de concentrado (de un 2% a un 7%), colorantes y jarabe de azúcar, entre otros. Es decir, este tipo de golosinas, al igual que las anteriores, tienen azúcares como ingredientes principales. Además, el contenido en zumo de frutas es tan solo del 2% al 7% (de 2 a 7 gramos por cada 100 g de chuche), y no se trata de zumo natural, sino de zumo que proviene de concentrado de frutas.
Si aún quedan dudas, basta consultar el aporte nutricional de estos productos. Contienen más de 300 Kcal por cada 100 gramos, casi el 80% de su composición son hidratos de carbono, la mitad de los cuales (o más) son azúcares.
Por tanto, las diferencias con las gominolas o caramelos de goma tradicionales son mínimas. Los ingredientes de estas chuches son prácticamente los mismos y su aporte nutricional es casi exacto, a diferencia de una cantidad irrisoria de zumo de fruta a base de concentrado. Ofrecer estas golosinas a los niños en la creencia de que son más sanas o mejores porque contienen zumo de fruta es un error.
¿Los zumos de fruta equivalen a la fruta entera?
Cabe reflexionar, por último, sobre el valor nutricional de los zumos de fruta, sean naturales o envasados.
El contenido calórico de las frutas que más se consumen varía entre las 30-50 Kcal por cada 100 g; es decir, unas 70-100 Kcal por ración de fruta. Su contenido en hidratos de carbono es de 5-10 g por cada 100 g en la mayoría de las frutas.
Si se tiene en cuenta que para preparar un zumo se debe exprimir o licuar de dos a tres piezas de fruta, es lógico pensar que el contenido calórico, y en hidratos de carbono, de los zumos, será siempre superior al de una pieza de fruta; incluso aunque el zumo sea natural. Así por ejemplo, un zumo natural de tres naranjas aportará unas 250 Kcal.
Además, el zumo no posee un aporte en fibra tan elevado como la propia fruta (4 g de fibra de media por ración de fruta versus 1 g de fibra máximo por ración de zumo).
Finalmente, cabe destacar que si, además, el zumo es industrial y preparado a base de concentrados de frutas o con azúcares añadidos, su contenido calórico puede ser superior.