Comienza el verano y, con él, la “operación bikini“, ese afán por perder kilos y grasa del modo más rápido posible. En esta época del año, cuando la ropa y las actividades no disimulan el sobrepeso, muchas personas se miran al espejo con el deseo de verse mejor. Casi siete de cada diez adultos -la mayoría mujeres, pero también hombres- ponen en práctica diversos métodos y dietas para reducir centímetros y gramos. ¿El resultado? Se pone en riesgo la salud y la autoestima, mientras se pierde más dinero que peso. Los siguientes son algunos ejemplos de métodos ineficaces para adelgazar.
1. La faja reductora
- Coste: 25 euros o más la unidad, con una duración aproximada de seis meses.
- Método: consiste en una faja que contiene cafeína y manteca de karité (árbol de mantequilla), muy utilizada en cremas de cosmética aunque es una grasa comestible, y un microtejido que masajea la piel. Para que sea más efectiva, hay que moverse y llevarla ocho horas al día.
- Inconvenientes: es una solución temporal, las usuarias reconocen pasar calor y no ser fieles a su empleo.
- Eficacia: no es perjudicial para la salud, pero cuando deja de utilizarse se vuelve a la situación anterior y con mayor flacidez en la piel. Funciona para quienes están bien de peso y solo quieren perder una talla.
2. Dietas sin carne o sin gluten, el método de algunas famosas
- Coste: cero, excepto en el caso de dieta sin gluten, cuyos alimentos cuestan tres veces más que el precio normal.
- Método: dejar de comer carne y alimentos que contengan gluten. Al parecer, a alguna famosa le ha funcionado, aunque es importante recordar que ellas no son diferentes a las demás mujeres y que también han sufrido el «efecto yoyó» a menudo.
- Inconvenientes: una dieta vegetariana debe saber llevarse bien para que no provoque carencias nutricionales, mientras que una dieta sin gluten también será incompleta y puede producir algún déficit nutricional sin necesidad.
- Eficacia: muy dudosa. No hay ningún estudio que relacione la dieta vegetariana o sin gluten con la pérdida de peso.
3. La dieta del limón o el método del Dr. Martine André
- Coste: el método en sí no supone un gasto adicional, pero recuperarse de sus efectos secundarios puede salir muy caro.
- Método: consiste en beber el zumo de un limón diluido en un vaso de agua caliente al menos cuatro veces al día, siempre en ayunas, y sazonado con sirope de arce y pimienta de cayena. También hay que aliñar los platos con dos cucharadas soperas de zumo de limón.
- Inconvenientes: promete una pérdida de hasta un kilo diario, lo cual ya es de por sí peligroso para el organismo. Hay una mayor exposición a padecer gastritis o úlceras gástricas y provoca náuseas, diarrea, cólicos estomacales y lesiones en la mucosa gástrica. También es perjudicial para el esmalte de los dientes, que descalcifica y expone a las caries, además de producir bajada de defensas y glóbulos rojos. Martine André, el supuesto doctor a quien se atribuye el método, no existe, al menos no asociado a esta dieta. Es muy importante desconfiar de dietas con nombre y apellido, como el método Dukan o la dieta Perricone.
- Eficacia: es un ejemplo claro de pérdida de peso a costa de la propia salud. Supone una alimentación desequilibrada con carencia de nutrientes. Todo ello no significa que el limón sea malo, sino que en exceso puede ser muy perjudicial.
4. La dieta de las sales
- Coste: unos 10 euros por frasco.
- Método: consiste en utilizar algunas de las sales de Schüssler con el fin de eliminar toxinas, perder la grasa que no se desea durante la noche y controlar la ansiedad a mediodía.
- Inconvenientes: si se estudian las sales de Schüssler, científico del siglo XIX, se comprueba que defendía el «fortalecimiento de los nervios», y no el «control de la ansiedad a mediodía». Se refería a «estabilizar el metabolismo», pero no a «quemar las grasas que no quiero durante la noche». También hablaba de «mejorar el sistema de excreción», pero no de «regular la función intestinal por las mañanas».
- Eficacia: muy dudosa. Como casi siempre, se magnifican las propiedades de unas sustancias y se les atribuyen virtudes que, en realidad, no tienen.
5. La paleodieta
- Consiste en copiar el estilo de vida (o de alimentación) del hombre paleolítico, a quien se imagina delgado y musculoso. Por eso, esta dieta recomienda comer carne, pescado, vegetales, frutas, raíces y frutos secos. Por el contrario, excluye los cereales, las legumbres, los productos lácteos, el azúcar refinado y los aceites procesados. Es decir, propone una dieta de cazador-recolector, eliminar algunas comidas al azar y hacer deportes intensos cada poco tiempo.
- No hay ninguna evidencia de los resultados de este estilo de vida, que se aleja bastante del modelo de dieta mediterránea, basada en gran parte en el cultivo de cereales, olivo y vid. Tampoco parece factible en el siglo XXI.
6. La dieta de la alcachofa (un clásico para cualquier época del año)
- Coste: seguir el método durante 15 días supondría unos 45 euros.
- Método: consiste en llevar una dieta a base de alcachofas y tomar cápsulas y/o ampollitas de alcachofa. Algunas páginas web recomiendan seguirla solo tres días y otras, 15.
- Inconvenientes: lo que promete es preocupante… ¡perder tres kilos en tres días! (o 12 kg en 15 días, para las propuestas más prolongadas). El «efecto rebote» es inmediato ya que la persona, después de pasarse esos días a base de alcachofas, come de nuevo como antes porque no ha cambiado sus hábitos alimentarios y engorda de manera inmediata.
- Eficacia: desde el punto de vista científico, sí está estudiada la relación entre la cinarina (el ácido fenólico en la alcachofa) y la reducción del colesterol en la sangre, pero no hay ninguna evidencia en la pérdida de peso. Por lo tanto, es un caso típico de fraude y engaño.
7. Cremas modeladoras
- Cuestan desde 25 euros los 100 ml.
- Aseguran reducir durante la noche la grasa en las partes del cuerpo que la persona quiere.
La lista sigue con múltiples ejemplos más, como la dieta de los potitos, del sirope de arce, de la grasa parda, de la calabaza, del vinagre de manzana, la dieta disociada, la del pomelo, de las palomitas o del cactus. A todo esto se suman mitos, como que tomar fruta de postre engorda o que las dietas de los famosos son la mejor opción. Además, para completar el escenario, se encuentran todo tipo de aparatos estéticos, desde la plataforma vibratoria y la presoterapia, hasta la liposucción sin cirugía, la cavitación o los tratamientos de criolipólisis y los sobres sustitutivos de las comidas, más o menos hiperproteicos.
En conclusión, es bueno y saludable dudar de todas las dietas estándar, incluso aunque se anuncien en un maravilloso escaparate de una prestigiosa farmacia, y buscar una solución personalizada. Cada persona tiene una fisiología, un metabolismo, un sexo, una edad, una salud y una historia diferentes. Por tanto, los métodos adecuados deben proponerlos expertos en la materia, profesionales de la nutrición humana y dietética, dietistas-nutricionistas y profesionales en actividad física, licenciados en actividad física y deporte.