Desde 1998, cada 31 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve el Día Mundial Sin Tabaco, con la finalidad de llamar la atención sobre el problema que representa el consumo de tabaco para la salud pública. Para este 2015, el organismo ha escogido el lema “Alto al comercio ilícito de productos de tabaco”. En este artículo se describe en qué se centra la campaña de este año, por qué el tabaquismo es un hábito mortal y cuáles son las estrategias para la prevención del tabaquismo activo y pasivo en niños y jóvenes.
Contra el tráfico ilegal de tabaco
Cada año, a la celebración del Día Mundial Sin Tabaco se suman los esfuerzos de más ayuntamientos, asociaciones, entidades y agentes sociales preocupados por este hábito tóxico que afecta a toda la sociedad. Esta unión hace que sea más fácil la consolidación de estrategias para la prevención y el control del tabaquismo. El objetivo primordial de esta conmemoración es proteger a las generaciones presentes y futuras no solo de los efectos catastróficos que tiene el tabaco para su salud, sino de las consecuencias sociales, ambientales y económicas que también supone su consumo y la exposición a su humo.
Bajo el lema «Alto al comercio ilícito de productos de tabaco», la carcinógenos, la acetona, radicales libres, el arsénico o el cianuro, entre otros.
Los datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad señalan al tabaco como culpable número uno de enfermedades prevenibles, de discapacidad y muerte. En España mueren, cada año, de manera prematura, más de 60.000 personas debido al consumo de cigarrillos; y de estos, 1.500 lo hacen por ser fumadores pasivos.
Las enfermedades que provoca el tabaco son muchas y muy diversas. Ocasiona diferentes formas de cáncer, como el de pulmón, laringe y vejiga. Es el principal culpable del desarrollo de bronquitis crónica, EPOC, enfermedad cardiovascular y coronariopatía.
En los hijos de fumadores, el efecto del humo no es nada despreciable. Estos niños tienen un 21% más de riesgo de tener la tensión más alta que quienes viven en un ambiente libre de humo. También la OMS advierte de que el 15% de los casos de asma de los pequeños de seis y siete años son una consecuencia directa del tabaquismo de sus progenitores.
Respirar sin tabaco desde muy jóvenes
A tenor de los datos que apuntan que la proporción de fumadoras es superior a la de hombres, sobre todo entre las jóvenes y de menor nivel educativo, un punto clave en la lucha contra el tabaquismo es abordar el inicio del consumo.
Fundamental es la estrategia que propone el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo en España, la denominada «plain-packing» (empaquetado genérico) que se ha puesto en marcha en varios países (en Australia se aplica desde 2012) con resultados alentadores. «Consiste en un empaquetado sencillo y neutro de los cigarrillos que no incorpora logotipos ni distintivos del fabricante, aparte de las advertencias sanitarias. El tipo y tamaño de letra son preestablecidos. La aplicación de esta estrategia está de plena actualidad en Europa y ha sido aprobado en Irlanda, Reino Unido, Francia, Noruega y Finlandia. Presenta la ventaja de hacer menos glamuroso el consumo de tabaco, sobre todo, entre mujeres y jóvenes, reduce las falsas creencias de que hay unos cigarrillos menos peligrosos y alienta a los fumadores a dejar de fumar y a que presten mayor atención a las advertencias sanitarias», describe Isabel Moneo Hernández, pediatra y miembro del Grupo de Vías Respiratorias de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
La también profesora asociada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza expone que, en cuanto a minimizar los efectos del tabaquismo pasivo en los niños, la legislación actual ha permitido disminuir la exposición de los pequeños en los espacios públicos y «quizás sea el ámbito familiar donde sea más necesaria la intervención», advierte.
«Una de las medidas que se ha mostrado más eficaz y coste-efectiva es el consejo breve y continuo antitabaco por parte de los sanitarios, de una manera reiterada y oportunista, aprovechando consultas por enfermedades respiratorias, entre otras, que pueden motivar el abandono del hábito tabáquico» y, por supuesto, «mediante programas de apoyo y para la deshabituación», detalla esta especialista.