Proliferan innumerables páginas webs que ofrecen financiación rápida para importes poco exigentes, por lo general entre 50 y 800 euros. Lo ponen todo muy fácil para que se recurra a ellos ante un pequeño problema de liquidez o para afrontar gastos no esperados. Pero como se explica a continuación, este tipo de empresas, aunque basan su estrategia en unos requisitos sencillos de cumplir, aplican unos intereses muy elevados, mucho más altos que los de cualquier crédito convencional confeccionado por los bancos.
Productos legales
Los microcréditos rápidos son productos legales, aunque no están regulados de forma expresa, entre otras razones porque en España la emisión de créditos no está reservada en exclusiva a los bancos, por lo que los intermediarios pueden confeccionar este tipo de productos.
Los microcréditos rápidos no superan los 800 euros y se comercializan bajo intereses abusivos
Aprovechando esta situación, aparecen varias plataformas que se dedican a esta actividad comercial, la mayoría procedentes de empresas constituidas en otras áreas geográficas, muchas de ellas fuera del entorno de la Unión Europea. Con potentes campañas de publicidad en las que muestran las ventajas de su servicio, han decidido importar este nicho de negocio hasta nuestro país y brindan pequeños préstamos de cuantías muy poco elevadas.
Para solicitarlos, se brindan todo tipo de facilidades y sus requisitos son poco exigentes: el DNI y el número de una cuenta corriente son suficientes para acceder a uno de estos microcréditos.
Intereses abusivos
Las facilidades de suscripción han de poner en alerta al consumidor, ya que estos microcréditos de no más de 800 euros que se comercializan bajo unos intereses abusivos aunque legales. Y si no se satisface correctamente su amortización, puede ocurrir que los demandantes de estos pequeños préstamos puedan engrosar la lista de morosos y de esta manera ver anulados sus deseos de financiación (créditos personales, para el consumo, hipotecas…) por parte de los bancos. Porque uno de los graves riesgos que conlleva la contratación de estos productos exprés es que aplican unas tasas muy elevadas por impagos.
Muchos de estos créditos requieren una devolución rápida y ágil, en una o dos semanas, con unos intereses que pueden acercarse hasta el 50%. Pero de no amortzarlos en sus plazos, pueden dispararse hasta el punto de pagar más de la cantidad requerida en la solicitud. No en vano, para un adelanto de 200 euros, y con un plazo de devolución a 15 días, habrá que pagar como intereses en torno a 50 euros. Por ello, los usuarios deberán plantearse si les merece la pena su suscripción para estas cantidades tan nimias, cuando hay vías de financiación más beneficiosas.
Estos microcréditos rápidos no necesitan del aporte de una nómina ni unos ingresos fijos; hasta los demandantes de empleo pueden acceder a estos productos monetarios. Pero no es recomendable su aceptación. Es preferible rastrear otras alternativas menos costosas.
Para los casos de una pequeña liquidez, es conveniente acudir a los pequeños préstamos que ofrecen los bancos con unas condiciones más satisfactorias, y en donde los requisitos que piden también son menores.
Otra opción será recurrir a algún familiar, que siempre estará dispuesto a echar una mano en estas circunstancias.
Y si lo que se desea son importes de mayor cuantía, la solución puede venir de algún microcrédito social. Están destinados para personas con problemas de exclusión social, al objeto de que puedan desarrollar algún proyecto emprendedor cuya finalidad sea visible. Tienen la ventaja de que los intereses son mínimos e incluso en ciertas propuestas no se aplican.