Algunas personas, cuando consumen comidas frías (sobre todo helados), sufren un intenso dolor de cabeza y de cara, que describen como punzante o “de tipo electrochoque”. La llamada cefalea por estímulos fríos puede ocurrir en cualquier época del año, aunque con la llegada de los meses calurosos estos episodios pueden ser más comunes porque el consumo de helados aumenta de forma notable. En el presente artículo, además de revisar este curioso fenómeno, se verá que el apasionante mundo de la investigación aplicada a la salud no se reserva a expertos adultos, sino que incluso una niña de 13 años puede contribuir al conocimiento científico con un experimento sobre este dolor de cabeza.
Qué es la cefalea del helado
Aunque hay quien denomina a este peculiar dolor de cabeza «congelación cerebral«, en realidad el cerebro no cambia ni un ápice su temperatura. También se le ha denominado «cefalea del helado«, como hizo el doctor Joseph Hulihan en 1997 en la revista British Medical Journal. Sea como fuere, es más común hacer referencia a este dolor como «cefalea por estímulos fríos«, según apunta en su página web la Clínica Mayo.
Esta neuralgia afecta a casi una tercera parte de la población y parece ser más frecuente en personas que sufren migraña. Siempre ocurre, en todo caso, tras la ingesta de alimentos fríos, bebidas frías o, sobre todo, helados o granizados. El dolor es agudo y de corta duración, muchas veces en un solo lado de la cara, y afecta a la zona que rodea a los ojos, a la mejilla y a la parte baja de la cara.
No está del todo claro qué causa el dolor al tomar helado
Existen diversas hipótesis para justificar este fenómeno aunque, tal y como se detalla desde la Universidad Johns Hopkins, «nadie está muy seguro de qué causa en realidad el dolor». Se mantiene una postura similar desde la Clínica Mayo. Sí se sabe que se produce por una combinación de la estimulación directa de nervios sensibles (como el trigémino) junto a la reacción al frío de los vasos sanguíneos que rodean la boca. Los doctores Selekler y Budak indicaron en 2004 (Eur Neurol) que el dolor guarda una estrecha relación con un fallo en el control de los mecanismos del dolor en las zonas afectadas.
¿Cómo hacer que este dolor desaparezca lo antes posible?
Como en casi todos los trastornos, lo primero que se debe considerar es la prevención, que pasa por ingerir más despacio los alimentos fríos o por calentarlos un momento en la parte anterior de la boca antes de consumirlos. Una vez desencadenado el dolor, además de dejar de tomar el alimento frío de inmediato, y de esperar a que pase el malestar (desaparece en unos segundos o minutos), se puede intentar seguir algunas estrategias. No cuentan con sólidas evidencias de eficacia pero, como no suponen ningún peligro, vale la pena probarlas. Una de ellas consiste en presionar la parte más profunda del paladar con la lengua, para calentar la zona. Otras posibilidades son beber un líquido que esté a una temperatura más elevada que el alimento o bebida que ha generado la cefalea, o respirar por la boca y sacar el aire por la nariz, para que el aire caliente la zona nasal. Sí es importante tener en cuenta, en cualquier caso, que, pese a que resulta una sensación muy desagradable, no reviste gravedad ni supone ningún peligro para el cerebro.
El descubrimiento de Maya Kaczorowski, con 13 años
Para hablar del dolor de cabeza causado por helados, granizados o alimentos similares, es imprescindible mencionar a Maya Kaczorowski. A sus 13 años llevó a cabo una dulce investigación. Invitó a 145 compañeros de instituto a un helado, quienes aceptaron encantados. Y solo les puso una condición: la mitad de ellos debían tomarlo en menos de 5 segundos, mientras que la otra mitad debía consumirlo en más de 30 segundos.
Con el apoyo de su padre, profesor asociado en la Universidad McMaster (Canadá), quien le ayudó con los cálculos estadísticos, Maya constató que quien se toma el helado a mayor velocidad tiene más del doble de posibilidades de sufrir una cefalea (un 27,3% de los voluntarios la tuvo) que quien lo consume en más de 30 segundos (12,5%). Así probó que el factor tiempo es determinante a la hora de desencadenar esta clase de dolor.
Su investigación resulta un notable avance en el conocimiento de esta dolencia por dos motivos. En primer lugar, no había estudios en humanos de estas características (ensayo controlado aleatorizado). En segundo lugar, el experimento se llevó a cabo en invierno, dado que hasta entonces se creía que este dolor era más probable que ocurriera en verano (cuando no es así). Si bien los resultados del trabajo de Maya y su padre no son extrapolables a toda la población, debido, entre otros factores, a la pequeña muestra y a que el experimento solo se hizo con niños de 13 años, su investigación llegó a publicarse, en diciembre de 2002, en la prestigiosa revista científica British Medical Journal. Esto demuestra, tal y como se indica en el portal Cienciaes.com, que «no hay edad límite para ser un científico».
Composición nutricional del helado, sin relevancia en el dolor de cabeza
Desde un punto de vista dietético, la composición del líquido o del helado (más o menos cremoso, con azúcares o con edulcorantes) no reviste mayor importancia. Como se ha visto, no es necesario abstenerse de consumir helados. Basta con tomar las pocas precauciones antes descritas, siempre sin olvidar que los helados son alimentos con una alta densidad calórica y muy sabrosos, pero de escaso valor nutricional, por lo que es recomendable reservarlos para ocasiones especiales.