En nuestro país, no hay costumbre de cuidar en exceso del coche y sí de retrasar cada vez más su mantenimiento preventivo, por lo que la visita al taller se reduce, casi siempre, a hacer reparaciones. De hecho, en 2014, siete de cada diez vehículos fueron a un taller por este motivo y de los 620 euros que se gastó de media en el automóvil, más de la mitad fue para el arreglo de averías, según un informe de la consultora Audatex. Y eso que mantener el coche en buen estado por dentro y por fuera, además de realizar labores de prevención, alargan su vida y suponen un importante ahorro. Además, no es complicado. En solo cinco pasos, como se detalla en este artículo, se puede tener el automóvil en perfecto estado de revista.
1. Cuidar el interior (bajo el capó) del coche
El motor es la pieza clave del coche y su cuidado es fundamental para mantener el vehículo en buen estado. Si está limpio, se reduce la frecuencia de las reparaciones y se alarga su vida. La suciedad, sin embargo, puede elevar la temperatura óptima y provocar recalentamiento, tanto en el interior como en el exterior, lo que puede causar daños irreparables.
También hay que estar pendientes del nivel de aceite, uno de los indicadores más fieles de la salud del automóvil. Esta cuestión sí debe estar más clara para los propietarios de coches, pues un estudio de ALD Automotive apunta que el aceite y su filtro son los elementos del vehículo que más han revisado los españoles en el primer trimestre de 2015. El aceite es el responsable de mantener lubricado todo el entramado mecánico del turismo y si no tiene un nivel adecuado puede deteriorar el motor de manera grave. Por eso, hay que tenerlo entre el máximo y el mínimo y, si se acerca a este último, cambiarlo de inmediato, recuerdan los expertos.
Además, cada dos meses o 100.000 kilómetros, se debe medir el nivel del refrigerante, el producto que se encarga de conservar el coche a una temperatura constante.
2. Prestar atención a los neumáticos, los salvavidas del coche
Los neumáticos son la unión entre el automóvil y la calzada. Gracias a ellos el vehículo se adhiere al asfalto y se puede desplazar a gran velocidad con agarre y estabilidad. Por eso, mantenerlos en buen estado es un seguro de vida.
Según el informe de Audatex, el 20% de lo que se gasta en cuidar el coche se destina a cuidar las ruedas, pero también desvela que se apura al máximo el dibujo de las cubiertas. ¡Craso error! Los dibujos indican el desgaste y su profundidad no debe ser nunca inferior a 1,6 milímetros. Además, si se detectan cortes o grietas en la goma, se debe acudir al taller de inmediato.
También es muy importante mantener la presión óptima de los neumáticos: si es baja, las ruedas se calentarán mucho y el vehículo perderá estabilidad; si es muy alta, la conducción resultará más brusca y se desgastarán más. La adecuada es la que recomienda el fabricante (en encuentra, por lo general, en el manual del coche).
3. No descuidar el aspecto exterior y limpiarlo a fondo
Las operaciones de chapa y pintura han caído de manera drástica a raíz de la crisis, pues reparar golpes o arañazos no es urgente. Pero hay elementos exteriores cuyo cuidado no debe dilatarse en el tiempo, como los limpiaparabrisas. Sus escobillas acumulan polvo y pequeñas piedras pueden rayar la superficie del cristal y dificultar la visibilidad. También hay que renovar las gomas cada cierto tiempo y proteger el salpicadero del sol y el viento.
Aunque no es lo más importante en la conducción, la carrocería debe estar limpia. Los excrementos de pájaros, el sol, insectos, etc. agreden la pintura y pueden terminar por corroerla. También hay que eliminar los restos de suciedad de los bajos del vehículo, mejor si es con una pistola de alta presión. Y se deben aspirar bien las cavidades, ya que en ellas se mete hojarasca. Si tras el lavado se aplica una capa de cera, la protección será mayor.
4. Conducir sin brusquedad
Embrague y freno son piezas fundamentales para conducir, y sufren mucho. Los malos hábitos al utilizar el primero, como mantenerlo pisado en primera sin haber iniciado la marcha, producen desgastes innecesarios en sus componentes. Lo adecuado es poner la caja de cambios en punto muerto y el pedal del embrague sin pisar hasta que se reanude el movimiento. Y, en marcha, no se debe llevar el pie sobre el embrague, ejerciendo una presión innecesaria sobre el pedal.
El freno debe recibir cuidados especiales. Por eso hay que llevar el coche al taller de manera periódica para que revisen las pastillas y los discos de freno. Una detección de cualquier problema a tiempo supone un gran ahorro económico y da seguridad al volante.
5. Un chequeo al año alarga la vida del coche
Aunque a lo largo del año se cuide y limpie, es preciso que el automóvil pase una revisión anual. No importa si se va al concesionario oficial o si se hace en un taller de confianza, pero se debe pasar. Solo así se tendrá la certeza de que el turismo está en su pleno rendimiento y de que es seguro.