Un pantalón, una falda, una blusa… pueden durar muchos años. Incluso si están entre las prendas favoritas y se usan a menudo. Alargar su vida no es difícil, si se sabe cómo cuidarlas. Los lavados demasiado frecuentes, planchados a cualquier temperatura, así como guardarlas sin cuidado alguno en el armario acaba con ellas con facilidad. Por ello, en este artículo se muestran algunas claves para que, lavado tras lavado, la ropa se mantenga impecable por mucho tiempo.
El gasto total en ropa en España en 2013 fue de 20.196 millones de euros, según el estudio «El sector textil y el gasto en prendas de vestir 2014», del EAE Business School, que prevé que en 2018 sea de 25.526 millones de euros, unos 521 por persona. Pero esta cifra puede ser mucho menor y hasta suponer cierto ahorro. Solo será posible si se cuida la ropa con mimo, en especial las prendas favoritas. Y no es difícil. Basta con tomarse algo de tiempo y seguir una serie de sencillos y efectivos consejos:
1. En la etiqueta está la clave
¡La etiqueta de la ropa no está de adorno! Es una pieza de la prenda que brinda mucha información y resulta muy útil. Indica si se debe lavar un jersey a mano o si el pantalón que mejor sienta admite lejía o secadora. No toda la ropa es igual ni necesita los mismos cuidados. Prestar atención a la etiqueta, desde el mismo momento de la compra del artículo, puede alargar la vida de la prenda favorita.
2. ¿Cómo lavar la ropa?
No conviene dejar que la ropa se ensucie demasiado antes de lavarla, aunque tampoco hay que meterla en la lavadora después de utilizarla. La frecuencia del lavado dependerá de cada prenda: vaqueros cada cuatro o cinco puestas, sudaderas tras seis o siete usos…
Cuando la etiqueta lo indique, se lavará a mano; así sucede con ropa de lino o con apliques. ¡Siempre con agua fría y sin dejarla en remojo! Se debe emplear jabón líquido y no hay que frotar en exceso ni nunca retorcer ni escurrir las prendas.
Si se lava a máquina, antes de meter la ropa en la lavadora (cargada al 75% de su capacidad, para que se mueva libremente) hay que separarla por colores y por tejidos. Conviene airear y sacudir la que tenga suciedad sólida, además de vaciar bolsillos, levantar cuellos, cerrar cremalleras y desabrochar botones. También es importante lavar las prendas del revés, sobre todo las tejidas, las que tienen impresiones, las pigmentadas y los vaqueros.
Durante el lavado, también hay reglas que alargan la vida de la ropa ¡y hacen ahorrar! Sobre todo, hay que tener en cuenta la temperatura y el centrifugado, que mal utilizados pueden echar a perder las prendas. Las delicadas deben lavarse con agua fría (30 °C); la lana y el algodón encogen si se usan temperaturas altas; y los sintéticos deben ser lavados con agua tibia. La ropa blanca y los colores que no destiñen pueden lavarse a 60 °C, aunque, en general, las temperaturas elevadas son perjudiciales para los tejidos.
Respecto al centrifugado, tejidos sintéticos como el acetato, rayón, viscosa, poliéster, nailon y licra se deforman al centrifugarse.
3. ¿Cómo secar la ropa?
Para evitar que se formen arrugas, se deben tender las prendas nada más terminar la lavadora y sacudirlas con suavidad. La lana se deforma si se seca colgada, por lo que la ropa de punto hay que envolverla en una toalla y dejarla secar sobre una superficie lisa.
Aunque es mejor secar las prendas al aire libre, no hay que exponerlas directamente al sol excesivo o ni al viento muy fuerte, ya que se pueden decolorar o estropear. Si se tiende en interior, conviene que haya corrientes de aire para que no queden con el desagradable olor a humedad.
4. Plancha para que la ropa dure más
Planchar la ropa de la manera adecuada resulta fundamental para conservar las prendas como el primer día. El aparato debe estar limpio, en especial la suela de la plancha pues, en caso de que manche, las marcas son muy difíciles de eliminar.
Conviene que la ropa esté ligeramente húmeda y que se empiece con temperaturas bajas para ir subiendo, siempre según las indicaciones de la etiqueta. Los estampados y los apliques especiales nunca deben plancharse. Y ¿cómo repasar cada tejido? El lino no presenta problemas con la plancha, ni tampoco el algodón. La seda debe plancharse sin vapor -como los sintéticos- y a baja temperatura.
5. El arte de doblar y colgar las prendas
No todos los tejidos ni todas las prendas se pueden doblar o colgar en perchas de igual modo. Los jerséis y chaquetas de lana es mejor doblarlos, pues en perchas se estiran y deforman. Blusas, camisas y vestidos, en cambio, están mejor colgados.
Si se tiene un pantalonero o espacio para colgar los pantalones, estos quedarán perfectos. Pero también pueden doblarse. El mejor modo de doblar pantalones sin raya es el siguiente: hay que sostenerlos de frente y doblarlos verticalmente, juntando las piernas, con los bolsillos hacia fuera; y después, se suben las piernas un poco arriba de los bolsillos (o entre cinco y siete centímetros por debajo de la línea de la cintura, si no tiene bolsillos). Si el pantalón tiene raya, hay que doblarlo de modo que el pliegue, y no la costura, esté al frente; tras tener unidas las piernas, se dobla a la mitad por las rodillas, juntando la parte posterior con la cintura y se llevan las rodillas hacia arriba.
6. El armario, siempre en orden
Colocar la ropa de cualquier manera, unas prendas encima de otras dentro del armario, es reducir el tiempo de vida de pantalones, camisas o vestidos favoritos. Si se quiere que la ropa dure mucho tiempo, se debe separar la de estar en casa de la de calle y, además, tenerla toda a la vista para no usar la misma todos los días y terminar desgastándola.
La importancia de mantener el orden en el armario es tal que incluso hay organizadoras profesionales. Su finalidad es ayudar a «crear un vestidor o un espacio cualquiera equilibrado entre la mayor funcionalidad y la mayor belleza posible».