La cocina española es una de las mejores del mundo y sus embajadores son verdaderos genios de la gastronomía. Prueba de ello es su reconocimiento dentro de nuestras fronteras y, desde hace unos años, su difusión internacional. La formación en hostelería, la tradición culinaria, las inversiones en experimentación e innovación y, sobre todo, el know how que nos caracteriza son factores que impulsan a jóvenes talentos y a prestigiosos chefs a probar suerte en otros países… y a alcanzar el éxito. En este artículo se esbozan los tres perfiles gastronómicos que triunfan más allá de nuestras fronteras.
El mundo no solo quiere probar las recetas de ciertos cocineros, sino que cada vez son más los aficionados a la cocina española en general. Así, las cadenas de comida asequible, tan arraigadas ya en nuestro país, hacen caja en países como Estados Unidos, por lo que se merecen una especial mención en el artículo de hoy. Por otro lado, hemos de destacar la calidad de los productos españoles. La situación geográfica de España y la tradición gastronómica hace que en Europa, sobre todo, se demanden productos de nuestra huerta y que la dieta mediterránea sea tan apreciada.
1. Jóvenes talentos en busca de fogones
En parte por la situación económica que atraviesa Europa en general, cada vez más jóvenes se han visto obligados trasladarse a otros países para mejorar su calidad de vida. En el caso de los cocineros, esto supone una ventaja, porque en el extranjero se requiere de su mano entre los fogones. Los hay también más atrevidos que se decantan por abrir su propio restaurante, normalmente, ofreciendo una carta very tipical spanish, que triunfa entre la población local y otros españoles radicados fuera de España. En el caso de estos últimos, cuando se vive en otro país, se llega a echar mucho de menos la comida de la tierra, así que estos locales siempre son un buen lugar para reencontrarse con los sabores de casa.
2. Éxito gastronómico con nombres y apellidos
Una vez fuera de nuestro pais la aventura comienza y hay cocineros que son un claro ejemplo de lo solicitados que están los chefs españoles. Es el caso de José Andrés, considerado el divulgador por excelencia de la cocina española en Estados Unidos. Después de haber triunfado en Beverly Hills, Miami y Las Vegas, en 2016 aterrizará en Nueva York, la plaza del país más complicada para triunfar. Ha creado un imperio formado por más de doce establecimientos con su sello personal. En Nueva York se ubicará en la Gran Manzana. Además, el diseño del local llevará la firma del famoso diseñador Philippe Starck.
Su cocina también traspasa fronteras, porque en sus restaurantes ofrece gastronomía de todas partes del mundo. Desde México hasta China, pasando por Estados Unidos, España, Grecia y Turquía, dando siempre a cada plato un toque de innovación, diseño y creatividad. Comer en alguno de sus establecimientos implica comer muy bien mientras se disfruta de un entorno insuperable, como es el caso de su restaurante Mi Casa, ubicado en la cadena hotelera Ritz a pie de playa, aunque supone encontrarse al final con una cuenta «bastante generosa». Por ejemplo, las croquetas, a las que tan acostumbrados estamos en España, cuestan 12 dólares.
3. Cadenas low cost, pero de calidad
Por otro lado, para los bolsillos más ajustados hay distribuidos alrededor del mundo bares y restaurantes económicamente más asequibles que, tras haber creado una red en España de establecimientos de éxito, prueban suerte en otros países. Es el caso del Grupo Restalia, que posee varias franquicias de distintas marcas -todas ellas, muy conocidas y referentes dentro de su categoría-. Con fórmulas como «montados a un euro», «cubos de cerveza con acento andaluz» o hamburguesas de calidad en un entorno neoyorquino muy trendy son el punto fuerte del grupo. Estos locales son muy llamativos en los países donde ya se han instalado (Estados Unidos, Colombia, Bélgica, Italia, Japón, China, Suecia, Georgia o Polonia) y, también, conquistan a quienes viajan fuera de España y añoran unas tapas o unos pinchos.
Al analizar su trayectoria, las perspectivas de expansión y sus beneficios anuales, nos damos cuenta del potencial de la gastronomía española y de la necesidad de que siga habiendo cocineros y empresarios dispuestos a difundir nuestra cocina. Además, su aceptación en otros países es un factor cada vez más en auge del que hay que seguir sacando partido, sobre todo, porque el éxito internacional impulsa el crecimiento nacional.