En invierno, y con la llegada inminente de la Navidad, el uso de la calefacción se dispara. Los niños no tienen colegio, hay más visitas… ¡La casa debe permanecer caliente! Pero para conseguirlo no hace falta poner el radiador al máximo. Según aconsejan desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), basta con encender la calefacción a partir del mediodía y mantenerla en la misma temperatura (entre 18 ºC y 21 ºC) hasta las diez de la noche. Además, como se propone en este artículo, se pueden poner en marcha medidas sencillas que harán gastar menos sin pasar frío. Apagar los radiadores en las habitaciones que no se utilicen, tener aislada la vivienda o abrigarse con una buena manta mientras se descansa en el sofá son algunas de ellas.
1. Bajar un par de grados el termostato cuando venga gente a casa
La temperatura idónea para una vivienda es de entre 18 ºC y 21 ºC y cada grado de incremento supone entre un 5% y un 7% más de consumo. No está de más reducir -incluso un par de grados o tres- la calefacción durante las comidas y cenas navideñas. En estos días se reúne más gente de lo habitual en los hogares y no es preciso tener la calefacción muy alta, ya que con tantas personas el salón o el comedor se caldean enseguida.
2. Apagar la calefacción si se come y cena fuera
Las Navidades son también fechas en las que se pasa algún día fuera, en la casa de otros familiares. Si se sale para ir a una comida y se pasarán muchas horas sin estar en la vivienda (y por supuesto, si es cena), se debe apagar la calefacción. A la vuelta, si ya es tarde, hay que acostarse rápido; así no se habrá tenido que utilizarla en todo el día. En caso de salir de viaje unos días, siempre hay que dejarla apagada.
3. Bajar la temperatura del radiador mientras se cocina
También conviene apagar la calefacción mientras se está en la cocina preparando platos. Si es posible, se debe desconectar o cerrar el radiador de esta estancia, ya que el calor del horno o los fuegos, añadido al de los electrodomésticos, será más que suficiente. Los cocinillas de la familia, que serán los responsables de los menús navideños, incluso pasarán calor en esas horas.
4. No calentar las habitaciones vacías
En Navidad es difícil que haya habitaciones vacías en casa, pues llegan hijos que viven fuera, nietos, amigos… Pero si al final hay algún dormitorio que no se usará, no se debe malgastar dinero ni energía en mantenerlo caliente. Hay que cerrar la llave de los radiadores de las estancias que no se utilicen o en las que apenas se entre.
5. Aislar bien la vivienda
Hay que asegurarse de que en el hogar no queda ni una rendija por la que pueda colarse el frío. Conviene revisar puertas y ventanas, encontrar por dónde se filtra el aire frío del exterior y buscar una solución para que no pase más. Se pueden colocar burletes en las ventanas y en las puertas de la terraza.
Hay rejillas que se deben tener por seguridad (salida de humos, ventilación…). En ese caso, hay que dejar cerradas las puertas de esas habitaciones cuando no se estén utilizando. Según el IDAE, esta medida puede reducir hasta en un 30% el gasto en calefacción.
6. Mantener el radiador en perfecto estado
Una calefacción en mal estado puede gastar mucho y no calentar lo suficiente. Por ello, hay que revisar a conciencia los radiadores para encontrar desperfectos, mantenerlos limpios y purgarlos al menos una vez al año. Si no se purgan, el aire contenido en su interior dificulta la transmisión del calor hacia el exterior. En el siguiente vídeo se muestra cómo purgar el radiador, una operación muy sencilla.
7. No cubrir los radiadores
Los radiadores deben tener espacio libre a su alrededor. Colocar un mueble delante o muy cerca no es recomendable, porque no se sacará el máximo rendimiento a la calefacción. Tampoco es buena idea «tender» la colada en el radiador: no solo se crea humedad en el ambiente, sino que se reduce la eficiencia energética y se consume más energía.
8. Si es posible, instalar doble ventana
Las ventanas son las responsables del 25% de la fuga de calor de una habitación. Teniendo en cuenta esta información -y siempre que se pueda-, conviene disponer de ventanas con cristales dobles o instalar cristales aislantes de considerable grosor. Este cambio puede costar dinero (entre 200 o 300 euros), pero es una inversión muy rentable a medio y largo plazo.
9. Recurrir a medidas caseras: mantas cálidas y bebidas calientes
La calidez llega también de manera inmediata con los colores y las texturas. Decorar con colores cálidos da sensación de calor y colocar una mullida alfombra en el salón o en el comedor, sobre todo si el suelo no es de madera o parqué, contribuye a mantener los pies calientes y tener sensación de abrigo. También ayuda contra el frío contar con mantas en los sofás para arroparse mientras se ve la televisión o se lee un libro y tomar bebidas calientes, que aumentan la temperatura corporal de inmediato. Con estas sencillas medidas es posible ahorrar hasta un 30% de gasto energético.
10. Dejar paso a la luz y el calor
Por las mañanas, si se tiene la suerte de tener una casa luminosa, se deben subir las persianas hasta arriba y descorrer las cortinas mientras entren el sol y el calor por las ventanas. A pesar del frío, es necesario ventilar la vivienda, pero basta con abrir las ventanas por las mañanas unos 10 o 15 minutos, siempre antes de poner la calefacción, para no gastarla inútilmente.
Cuando se ponga el sol, es importante bajar las persianas y extender las cortinas para que el calor que ha entrado durante la mañana no se escape.