En invierno una de las dudas más frecuentes entre los padres primerizos es la cantidad de abrigo que hay que colocar a los bebés. A menudo, el afán de protegerlos lleva a ponerles demasiada ropa, lo cual resulta contraproducente, ya que, como explican los especialistas, abrigarle demasiado es tan perjudicial como hacerlo de menos. Este artículo explica por qué los niños pequeños son más vulnerables que los adultos al frío y al calor, da detalles sobre el riesgo de excederse con el abrigo, comenta los cuidados que se deben tener ante los cambios del tiempo y la importancia de proteger la piel del bebé cuando hace frío.
▶️ Los bebés, muy vulnerables ante el frío y el calor
Entre la gran cantidad de dudas que tienen los padres, en particular los primerizos, durante la crianza del bebé, una de las más frecuentes está relacionada con el abrigo. ¿Cuánta ropa hay que ponerle? ¿Estará así bien abrigado o debo añadir una capa más? ¿No será poco? ¿Será demasiado? Estas preguntas aparecen, sobre todo cuando se aproximan los días más fríos de la temporada.
Como explica la guía de ‘Cuidados generales‘ de EROSKI CONSUMER, los niños pequeños son muy vulnerables tanto a las temperaturas bajas como a las altas. Esto se debe a varios factores:
- 👶 En relación con su masa corporal, la superficie de intercambio de calor con el exterior (es decir, la piel) es tres veces mayor que en un adulto.
- 👶 La proporción de grasa corporal, que funciona como aislante, es mucho menor.
- 👶 Los mecanismos de regulación de la temperatura corporal aún no están del todo desarrollados y, por lo tanto, son menos eficientes.
Y, en el caso del frío, se añade una dificultad más: los bebés no pueden moverse por su cuenta para producir calor, ni siquiera tiritar. Por eso, el abrigo en invierno es fundamental.
▶️ El riesgo de excederse con el abrigo
Sin embargo, los pediatras advierten sobre el riesgo de abrigar a los pequeños en exceso. «El niño no necesita más ropa que la que puede necesitar un adulto«, indica la guía para madres y padres ‘Cuídame‘, editada, con el aval de la Asociación Española de Pediatría, por el Gobierno de Aragón. «Abrigar demasiado al bebé -agrega el documento- es tan perjudicial como ponerle poca ropa».
En ocasiones, la tendencia a abrigarlo en exceso se debe a que alguien toca sus manos o pies y los nota muy fríos, por lo que cree que el pequeño necesita más ropa. Pero la baja temperatura en esos miembros es normal, «debido a la inmadurez de su sistema circulatorio periférico», apunta la guía. Es decir, no es un síntoma de que el bebé esté desabrigado.
Por otra parte, si bien en muchas ocasiones el calor excesivo causa su llanto, en otras lo adormece, de modo que no llorará porque tenga demasiado abrigo. Además, los pequeños sudan mucho menos que un adulto, sobre todo si están empezando a deshidratarse. Así que hay que prestar especial atención para evitar que, al querer proteger al niño, se le esté generando otro problema.
▶️ Cuidados ante los cambios bruscos de temperatura
Uno de los principales puntos que se deben tener en cuenta es huir de los cambios bruscos de temperatura. En el interior del hogar, se debe procurar que la temperatura se encuentre entre los 20 y 22ºC, con cuidado de que todos los espacios tengan suficiente ventilación, pero sin que haya corrientes de aire, y de que la atmósfera no sea muy seca (se puede utilizar un humidificador, si es necesario).
Para salir al exterior cuando hace frío, el bebé debe estar bien abrigado, aunque no de forma exagerada. En todo caso, se le puede colocar una cantidad más de prendas que las que llevan los adultos. Además, es importante ponerles un gorrito, ya que la cabeza es grande para el cuerpo (en comparación con las proporciones de un adulto) y resulta, por lo tanto, una zona de importantes intercambios de temperatura.
Al volver a un espacio cerrado y con temperatura confortable, se debe quitar la ropa de abrigo, incluso «aunque el bebé se despierte», como explica un documento de UNICEF para padres primerizos. En relación con el sueño, el mismo texto señala también que, por más que haga frío, los niños nunca deben dormir con bolsas de agua caliente, cerca de una estufa ni expuestos a la luz del sol.
▶️ Proteger la piel del bebé cuando hace frío
- 👉 Uno de los mayores cuidados en las épocas de invierno está relacionado con la piel de los bebés.
- 👉 Además de utilizar la cantidad adecuada de abrigo, una de las claves es mantenerla hidratada. Para ello, se debe procurar evitar que el ambiente donde esté el pequeño sea muy seco, lo cual suele estar provocado por la calefacción.
- 👉 También se debe prestar atención a los productos que se aplican sobre la piel del niño: tanto los jabones como las cremas hidratantes deben ser especiales para bebés. Estos productos deben estar “exentos de colorante, perfumes e incluso sin emulsionantes que pudieran interactuar con los lípidos que conforman el estrato córneo de la piel”, tal como indica la ‘Guía de cuidados de la piel del recién nacido y del bebé‘, avalada por la Federación de Asociaciones de Matronas de España.Otros consejos a los que se debe atender son: evitar el uso de polvos de talco y el abuso de las toallitas húmedas.
- 👉 Y, por otra parte, pese a que en invierno los rayos del sol caen de manera más oblicua y son menos peligrosos, no se debe exponer a los bebés a su incidencia, sobre todo en sus primeros seis meses de vida, puesto que los rayos ultravioletas les afectan de todas formas.