Millones de búsquedas que se hacen en Internet son acerca de temas de salud. Sin embargo, esta herramienta, muy útil si se usa de manera adecuada, tiene también su lado oscuro. No toda la información -sea de salud o no- que circula por la Red es de fiar ni tiene el rigor científico que sería de esperar. La mayoría de las respuestas a cuestiones de salud de la mujer se obtienen de foros femeninos de la mano de otras usuarias o de personas desconocidas. En este artículo se explica la importancia de buscar sitios acreditados para obtener contenido veraz, cuáles son los temas más habituales que buscan las mujeres españolas y qué puede suponer quedarse con la información errónea.
Cuando se busca información sobre salud en Internet no hay que olvidar algunas consideraciones: cuál es la fuente y quién está al cargo del sitio (organismos oficiales, universidades y asociaciones sanitarias, entre otras, son consideradas fuentes de garantía y con independencia) o de dónde sale su financiación -como en el caso de las compañías farmacéuticas-.
Información de salud por Internet: no todo vale
Y es que, ante el primer síntoma, la mitad de los españoles acude a un buscador. Según informa Óscar López Moreno, CEO y fundador de la plataforma privada dudasdemujer.com, una de cada veinte consultas en Google son sobre salud y seis de cada diez las hacen mujeres. Sin embargo, solo una duda de cada diez se realiza en una web médica especializada. «A lo largo de 15 años, hemos recogido datos que han puesto de manifiesto el alto grado de desconocimiento en salud, enfermedades y situaciones vitales femeninas que existen en todas las franjas de edad, lo que ha permitido elaborar un barómetro que muestra el nivel de formación en temas de salud de los españoles», expone López.
En Internet, la afirmación errónea puede mitificar opiniones incorrectas y resultar un riesgo para la salud
Los más consultados para resolver dudas de salud, sobre todo de la mujer, son los foros femeninos. Foros, portales o blogs sin acreditación médica se han convertido en un filón, tanto por las dudas que surgen como por las respuestas y datos que se manejan. Y esto es de conocimiento general: desde personas que se autodenominan psicólogos, médicos y demás profesionales, hasta vendedores de marca, representantes de productos naturales o clínicas, entre otros, que de manera anónima desvían o manipulan las respuestas en su interés. En realidad, el mundo de la publicidad conoce el papel que juega la mujer en Internet -sobre ellas recae hasta el 80% de la decisión de compras en la Red- y que la salud y el bienestar son elementos que le preocupan mucho.
Es curioso pero, en Internet, pocos se plantean qué es bueno y qué es malo. Muchas personas no se fían del profesional de la salud pero, por el contrario, le dan toda la legitimidad a una respuesta, a veces absurda o peligrosa, a los ojos de los especialistas. Pero el problema no se queda ahí: en la Web, una afirmación errónea puede mitificar ideas incorrectas y resultar un riesgo para la salud. Así, como en todo, hay páginas rigurosas y otras que no lo son; la cuestión es saber identificarlas.
Educación en salud y en búsqueda de información veraz
Óscar López pone como ejemplo que, en la franja de edad de los 16 a los 20 años (el paso de atención pediátrica al médico de familia para adultos), las visitas al centro de salud de referencia bajan en picado y que las chicas, en este caso, consultan sus dudas directamente en la Red. «Hay mucho desconocimiento. Cada tres segundos se hace una consulta sobre salud femenina y el 93% de las respuestas se obtienen desde sitios en los que nadie conoce quién está detrás de la respuesta ni qué objetivos persigue», advierte.
Ante este escenario, se plantea la necesidad de que las mujeres tengan un espacio con todas las condiciones de seguridad donde puedan resolver sus dudas. Pero, ¿qué sucede con los portales de sociedades científicas y de organismos oficiales? Este experto asegura que estas plataformas no infunden confianza en las usuarias por la seriedad y poca cercanía que transmiten y, además, gran parte del público no llega a ellas porque las desconoce.
Dudas de salud femenina en Internet
Las preguntas más habituales que se realizan en Internet son cómo saber si se está embarazada, qué es un útero hipertrófico y si la ausencia de la regla es un síntoma de la menopausia. A cada franja de edad le preocupan distintos tópicos que, según datos del barómetro, son:
- De los 16 a los 25 años: anticoncepción, sexualidad y menstruación.
- De los 26 a los 44 años: infecciones, pediatría, salud general, útero hipertrófico, anticoncepción y virus del papiloma humano.
- A partir de los 44 años: menopausia, osteoporosis, ovario, útero y patología de mama.
López advierte que, en algunos de estos foros, el lunes es el día en que las más jóvenes, en general desde su teléfono móvil, explican las actividades llevadas a cabo durante el fin de semana y sus dudas sobre las drogas, el alcohol, las actividades sexuales sin protección… Los más jóvenes también consultan mucho sobre sus relaciones personales y sus miedos o temores, y son fácilmente manipulables por personas sin escrúpulos.
Dudas en anticoncepción: mejor consultar un especialista
Resolver dudas en páginas web sin rigor ni control supone un riesgo para la mujer con repercusiones, no solo en su salud y bienestar, sino en el ámbito social y económico. De ahí que siempre sea mejor consultar a un especialista.
En relación con este tema, el último «Estudio poblacional sobre el uso y la opinión de los métodos anticonceptivos en España«, llevado a cabo por la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y la Fundación Española de Contracepción (FEC), señala algunos datos preocupantes, como el porcentaje de mujeres que mantienen relaciones sin protección alguna (15,9%), la prevalencia del preservativo (31,3%) o las diferencias entre el poco empleo de la píldora (16,2%) en comparación con otros países, como Portugal, Francia o Italia.
Este trabajo también se hace eco de la desinformación entre los más jóvenes, el adelanto en el inicio de las relaciones -que ha pasado, en pocos años, de los 19,6 a los 16 años- y el gran número de mujeres que aún mantienen relaciones con evidente riesgo de embarazo o de sufrir enfermedades de transmisión sexual. De la misma manera, sorprende que el descenso en el uso de los anticonceptivos sea entre los 20 a los 24 años (84,9%) y el grupo de las más jóvenes (76,6%). La utilización de métodos anticonceptivos en la primera relación es menos frecuente entre las mujeres con estudios primarios y nivel de ingresos bajo.
Además, el 60,1% de las mujeres españolas de 15 a 49 años nunca ha acudido a un médico de atención primaria, ginecólogo, matrona o centro de planificación para que la indicaran el método anticonceptivo más idóneo para ella. Con este escenario, no es de extrañar que haya aumentado la incidencia de enfermedades de trasmisión sexual. Además, muchas no acuden al centro de salud hasta que el síntoma o la preocupación no se han convertido en un problema, a veces, muy serio.