Tomamos casi 10 gramos de sal al día, el doble de la cantidad recomendada. Y no es una buena noticia: consumir demasiada sal incrementa el riesgo de hipertensión, un trastorno relacionado con el 25,5% de las muertes. De ahí que los consensos científicos vinculados con la nutrición coincidan en aconsejarnos que tomemos menos sal. Pero no es fácil que toda la población cambie este hábito por voluntad propia. Por eso, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) ha pactado una reducción en el contenido de sal en los aperitivos. En este texto se aborda el tema.
Abusar de la sal, insaludable hábito
Las entidades sanitarias de referencia en nutrición consideran que no deberíamos tomar, a diario, más de cinco gramos de sal. Si acudimos a la investigación publicada en la edición de marzo de 2011 de la revista British Journal of Nutrition, entenderemos por qué escuchamos tan a menudo la frase «el consumo de sal es muy elevado en España». En dicho estudio se constató que nueve de cada diez españoles tomamos cerca de diez gramos diarios de sal, el doble de la cifra que no se debería superar. Más reciente es el ‘Informe sobre la situación mundial de las enfermedades no transmisibles’, publicado en 2014 por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En él se detalla que 1,65 millones de personas mueren cada año a causa de elevaciones en la tensión arterial (hipertensión), atribuibles al alto consumo de sal. La sal se ha relacionado, también, con el riesgo de sufrir otras patologías, como piedras en los riñones u osteoporosis. Incluso hay investigaciones que vinculan la mayor ingesta de sal con el cáncer de estómago, como se amplió en el artículo ‘¿Qué es peor, tomar mucho azúcar o mucha sal?‘.
Reducción de la sal «oculta»
Por todo lo anterior, no debe extrañar que las autoridades sanitarias estén preocupadas por esta cuestión e intenten tomar medidas para conseguir que consumamos menos sal. Además de campañas educativas, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) aboga por la reducción en la cantidad de sal en alimentos procesados. Es una iniciativa que tiene mucho sentido, dado que la mayor parte de la sal que ingerimos no la hemos añadido de forma voluntaria, sino que forma parte de alimentos procesados. Es lo que se conoce como «sal oculta».
A modo de ejemplo, en los últimos años la AECOSAN ha tomado medidas para reducir un poco la concentración de sal en el pan. Y es que, junto con los cárnicos procesados, los quesos y los platos preparados, el pan es uno de los alimentos que más sal aporta a nuestra dieta. En diciembre del año pasado, esta agencia dio un nuevo paso, al firmar con los fabricantes de aperitivos una reducción en la cantidad de sal en patatas fritas y snacks, alimentos que también destacan por su contenido en sal.
Convenio con la Asociación de Fabricantes de Aperitivos
Las ventas de aperitivos van en aumento en España, y con ellas nuestro consumo de sal. Se estima que el mercado de estos productos ronda las 300.000 toneladas anuales. Aunque la aportación de sal en los productos de aperitivo a nuestra ingesta total de sal es baja (menos del 2%), su impacto a escala poblacional es muy grande, sobre todo si se tienen en cuenta los riesgos del abuso de la sal. Por eso la AECOSAN, en el marco de su «Plan de reducción del consumo de sal en España», acaba de firmar con la Asociación de Fabricantes de Aperitivos un convenio para que reduzca un 5% el contenido medio de sal en patatas fritas y snacks en los próximos cinco años. Es un sector que ya había alcanzado reducciones de un 18% de sal en patatas fritas y un 13% en snacks.
Se trata de una buena noticia, pero eso no significa que estos productos dejen de tener mucha sal. Para entenderlo debemos saber que el Ministerio de Sanidad considera que un alimento tiene «mucha sal» cuando iguala o supera 1,25 gramos de sal por cada 100 gramos de alimento y que aporta «poca sal» (es la situación idónea) cuando tiene 0,25 gramos (o menos) de sal por cada 100 gramos de producto. Si se revisa la sección «información nutricional» en la etiqueta de los aperitivos, se ve que, salvo en el caso de los frutos secos no salados, muchos están lejos de tener «poca sal». La cantidad de sal en las patatas fritas, las tiras de maíz, los «gusanitos» o los nachos oscila entre los 0,8 y los 2 gramos de sal por 100 gramos. Así, una reducción de un 5% en unas patatas fritas de bolsa puede suponer que pasen de tener 1,5 gramos de sal a 1,43 gramos de sal en 100 gramos. Estaríamos, por tanto, ante un alimento con «mucha sal», pese a la reducción recién firmada entre AECOSAN y los fabricantes de aperitivos. La medida, en suma, no puede permitir que nos relajemos. Conviene que nos acostumbremos a consumir menos productos salados. Nuestra salud lo agradecerá.