Los bebés piden ayuda para resolver sus problemas incluso desde antes de aprender a hablar. Así lo ha comprobado un estudio científico, basado en una experiencia con niños de 20 meses de vida a quienes se planteó un problema y que miraban a sus padres en busca de colaboración para poder resolverlo. Este artículo explica cómo se relaciona este dato con el hecho de que los bebés sean concientes de sus propias dudas, la habilidad metacognitiva de comunicar esa inseguridad y cómo esto sirve para aprender de los demás. También dedica un apartado especial a otras habilidades previas al habla en los más pequeños.
Los bebés son concientes de sus propias dudas
En los últimos años, diversas investigaciones científicas han demostrado que los bebés aprenden y entienden cosas desde mucho antes de lo que se pensaba tiempo atrás. En esta línea, un estudio publicado en fechas recientes explica que los niños piden ayuda para resolver sus problemas antes de aprender a hablar. Esto es importante porque demuestra que los pequeños son conscientes de su propia incertidumbre y son capaces de compartirla, incluso aunque todavía no hayan desarrollado el lenguaje.
La investigación, realizada por científicos de la Sciences et Lettres Research University de París (Francia), incluyó a 80 bebés de 20 meses de vida. Consistió en mostrarles un juguete y luego ocultarlo debajo de una de las dos cajas que ponían delante de los niños o bien detrás de una cortina.
Después de un tiempo, variable entre tres y doce segundos, los científicos pedían a los pequeños que indicaran dónde estaba escondido el juguete. El grado de dificultad del ejercicio aumentaba junto con el tiempo transcurrido desde el ocultamiento de los juguetes a la vista de los bebés y también si el objeto quedaba detrás de la cortina. Cuanto mayor era el grado de dificultad, más ayuda buscaban los hijos en sus padres, llevando la mirada hacia ellos con insistencia.
Metacognición, la capacidad de reflexionar sobre el propio pensamiento
Más allá de la solicitud de ayuda en sí misma, para los autores la conclusión más importante es la relacionada con la conciencia de la inseguridad. «Nuestro estudio revela que los bebés tienen la capacidad de reparar en su propia incertidumbre y compartirla con sus cuidadores«, afirma el trabajo, publicado en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, de Estados Unidos.
El hallazgo de estos investigadores es que los niños pueden «comunicar información metacognitiva a otras personas». ¿Qué quiere decir? La metacognición es la capacidad de las personas de reflexionar sobre sus procesos de pensamiento y su forma de aprender cosas. Es lo que permite conocer y regular los procesos mentales que intervienen en el modo de acceder al conocimiento. La consciencia de la propia incertidumbre es una de las habilidades de la metacognición, y es lo que posibilita adaptar estrategias y decisiones según el conocimiento que se posee en una determinada situación.
Pedir ayuda para aprender de los demás
Varias especies animales comparten la conciencia de la propia incertidumbre, pero, según los científicos, solo los seres humanos podemos comunicarla. La duda era si esa capacidad de expresión aparece con el desarrollo del lenguaje o si es anterior. Al comprobar que los bebés lo hacen antes de poder hablar, la investigación de los científicos franceses llegó a la conclusión de que la correcta es la segunda opción.
Para los expertos, quedan por responder algunas preguntas acerca de la necesidad que tienen los seres humanos de desarrollar estas habilidades desde tan pequeños. Los autores de este trabajo científico sugieren que tener conciencia de la propia inseguridad y poder comunicarla, además de ser una herramienta que contribuye a la cooperación entre los individuos, permite buscar ayuda en los demás y, por lo tanto, aprender de ellos.
Otras investigaciones recientes han arrojado luz sobre lo que los bebés saben y son capaces de hacer desde muy pequeños.
Una de las más sorprendentes fue la que señaló que, con apenas siete meses de vida, los niños ya son capaces de entender los comportamientos y decisiones de otras personas y atribuirles pensamientos e intenciones, lo cual se conoce como “teoría de la mente”. Esto fue comprobado mediante un vídeo que muestra a un personaje que desconoce la ubicación de unos balones, mientras que el espectador sí sabe su localización. Al exhibirles el vídeo, las reacciones de los bebés fueron similares a las de los adultos.
Otro trabajo, por su parte, estableció que, a los diez meses, los bebés ya “saben quién manda”: les parece normal que un ser más grande se imponga sobre uno más pequeño. Para comprobarlo, también se usaron vídeos. Dos personajes, uno de mayor tamaño que otro, caminan en direcciones opuestas. A veces el más pequeño cede su paso al otro, es decir, el mayor se impone, lo cual sería “normal”. En otros casos, sucede lo contrario, la situación “anormal”. Los niños miraron durante más tiempo esta última escena, lo cual demuestra que fue un hecho inesperado para ellos y, debido a eso, les llamó más la atención.