Los valores refugio son aquellos que los inversores consideran como más seguros en épocas de incertidumbre, no solo económica, sino también política o geoestratégica, e incluyen el agua, la energía y el oro. No garantizan ningún rendimiento fijo, pero al menos ayudan a proteger la cartera de inversión en escenarios desfavorables, incluso limitando las pérdidas. ¿Cómo proteger los ahorros con valores refugio? Para impulsar esta estrategia, en este artículo los pequeños inversores dispondrán de más de una idea a fin de confeccionar su inversión con valores refugio.
¿Cómo proteger los ahorros con valores refugio?
Los valores refugio son los más defensivos del mercado de renta variable. Se caracterizan porque la cotización de sus precios no sufre oscilaciones muy importantes, sino que, por el contrario, mantienen cierta estabilidad en los mercados donde cotizan. Son muy propensos a ser contratados en periodos de incertidumbre económica, cuando la evolución de la Bolsa no es la esperada por los inversores, y tienen su razón de ser en los periodos recesivos de la economía, con depreciaciones de las compañías que cotizan.
Los valores refugios incluyen el sector de las energías y el oro, entre otros. Estas propuestas refugio pueden ayudar a que las familias elaboren su cartera de inversión con mayores garantías de que no perderán parte de sus ahorros o, al menos, de que las pérdidas no serán tan acusadas como en otros valores del mercado bursátil.
Valores refugios, ¿cómo son?
No todos los sectores bursátiles son iguales, sino que hay algunos de ellos que parten de líneas de negocio consolidadas y no tan dependientes del ciclo económico. Estos valores refugio incluyen los sectores de la energía y la alimentación. Su evolución en los mercados de renta variable es mucho más estable y rara vez generan oscilaciones en su cotización por encima del 5%. Están destinados a un perfil de inversor muy bien definido: usuarios defensivos que no desean sorpresas con su dinero y que priman la seguridad antes que el rendimiento que puedan generar.
Valores refugio con rendimiento
Las empresas que remuneran a sus accionistas con este pago fijo también pertenecen al grupo bursátil de los valores refugio. No en vano, aunque se produzcan depreciaciones en sus precios, cuentan con una rentabilidad anual garantizada de hasta el 8%, por encima de la ofrecida por los principales productos destinados al ahorro (depósitos a plazo, pagarés bancarios, deuda pública, etc.), que excepcionalmente superan en estos momentos la barrera del 0,50%. Estos valores refugio son una estrategia muy efectiva y a la que recurren muchas familias para constituir una renta fija dentro de la variable, pero con un rendimiento más generoso que irá a parar a su cuenta corriente con una periodicidad de uno a cuatro pagos anuales.
Las ‘utilities’ casi nunca fallan
Bajo esta denominación se engloban las empresas cotizadas que prestan servicios generales de los que no pueden prescindir los ciudadanos: agua, gas y energía en general. El índice selectivo nacional, IBEX 35, está integrado con varias de estas propuestas: Gas Natural, Iberdrola, Endesa, Red Eléctrica Española o Enagás son algunas a las que pueden acogerse los pequeños y medianos ahorradores para no desviarse de los valores refugio.
Mantienen cierta estabilidad en sus precios y pocas veces generan figuras bajistas de gran calado. Además, cuentan con un balance en sus resultados empresariales más expansivo que en otras compañías, hasta el punto de ser las predilectas por parte de los minoristas más conservadores para desarrollar sus actuaciones en los mercados, y que destinan sus periodos de inversión a medio y largo plazo. Como consecuencia de estas características, son las que mejor garantizan los ahorros en cualquier clase de escenario.
En las referencias a valores refugio no debe olvidarse nunca el papel que ejerce el oro para preservar los ahorros de las familias. El oro ha sido históricamente el activo financiero preferido en los escenarios menos favorables. Este año ha retomado, y con fuerza, este rol, ya que el oro es uno de los pocos activos que muestran con claridad una evolución alcista en la cotización de sus precios, con una revalorización de hasta casi el 30%, en contraposición con la atonía de otros mercados.
Para invertir en este metal precioso, hay dos vías. La primera consiste en acudir a las compañías que están vinculadas con su proceso de comercialización y que cotizan en Bolsa al igual que cualquier valor, aunque para ello se deberán suscribir sus acciones en los mercados internacionales, ya que no están representadas en los índices nacionales. La segunda es a través de los fondos de inversión cuya composición está basada en el metal amarillo y que pueden combinarse con otros modelos de inversión, tanto de la renta fija, como la variable.