Cuando se atraviesan dificultades económicas que imposibilitan el pago de la hipoteca, una de las soluciones para evitar el embargo de la casa puede ser la carencia, es decir, dejar de pagar una parte o la totalidad de la cuota mensual. Sin embargo, esta opción debe ser una solución puntual, y no un recurso sistemático, ya que, como se explica a lo largo del artículo, la carencia en la hipoteca tiene ciertos riesgos que conviene conocer y analizar.
¿En qué consiste la carencia de hipoteca?
Muchas familias firmaron una hipoteca en el pasado pensando que durante años su situación económica se mantendría estable. Sin embargo, a raíz de la crisis o por culpa de cualquier otro problema económico, devolver cada una de las mensualidades se les hace imposible. Por ello, encuentran en la carencia de hipoteca una posible solución.
Esta operación consiste en rebajar o aplazar las cuotas durante un tiempo. De esta forma, las mensualidades se hacen mucho más llevaderas.
La carencia más común es la de capital, a la que se hace referencia a lo largo de este artículo. Esta opción consiste en devolver durante unos meses solo la parte correspondiente a los intereses, rebajando así las mensualidades hasta casi la mitad.
Carencia de la hipoteca, ¿para qué sirve?
La carencia de la hipoteca es una ayuda eventual, ya que, si se abusara de ella, se podría acumular una deuda mucho mayor. A pesar de ello, la carencia puede ser un recurso que puede salvar de un apuro económico.
En caso de que no se pueda afrontar el pago de la hipoteca o que se haya previsto un gran desembolso a corto plazo, la carencia permitirá reducir las cuotas hasta casi la mitad. Así, durante unos meses, se irá más desahogado y se podrá dedicar el dinero a sufragar otros gastos.
Además, también es una opción interesante para quienes acaban de adquirir una nueva vivienda y necesitan liquidez para reformas o para comprar muebles.
Carencia de la hipoteca, ¿qué inconvenientes tiene?
La carencia de la hipoteca puede ser una solución a problemas puntuales, pero también tiene algunos inconvenientes que se deberían conocer:
- Para empezar, aumenta el coste total de la hipoteca. Aunque se hayan ido pagando los intereses durante ese periodo, el coste final de la deuda sube.
- Además, el plazo de la hipoteca también se incrementa durante tanto tiempo como se haya prolongado la carencia.
- Es más cara si quedan más años de amortización, de forma que la más costosa es la carencia inicial.
- Una vez que se acabe el periodo, las cuotas son de nuevo las mismas, sin previo aviso. Por ello, es muy recomendable invertir ese tiempo para recuperarse económicamente y, una vez finalice, se puedan asumir las cuotas sin problemas.
¿Cuánto puede costar la carencia en la hipoteca:?
Si se toma como ejemplo una hipoteca media de 150.000 euros, a 25 años y un interés de euríbor + 1%, solicitando una carencia de un año después de cinco de hipoteca pagada, el coste es de unos 1.400 euros. Sin embargo, puede ocurrir que el banco exija desembolsar, además, unos gastos adicionales:
- Contratar más productos y servicios de la entidad, que, a fin de cuentas, también aumentarán el gasto que se tiene a fin de mes.
- Se puede dar que suban el interés de la hipoteca durante lo que queda de plazo, con lo que, una vez finalizada la carencia, las cuotas sería aún más elevadas que en un principio.
- En algunos casos el banco querrá aplicar los gastos de novación, es decir, una comisión por modificar alguna de las condiciones del contrato. Esta comisión puede suponer entre un 0% y un 1% sobre el capital pendiente de amortizar.
Antes de pedir una carencia de hipoteca…
Para que la carencia de hipoteca sea un alivio económico y no suponga una preocupación más, habría que tener en cuenta las siguientes consideraciones.
Para empezar, antes de solicitarla es recomendable hablar con el banco para encontrar una solución que sea menos cara, como ampliar el plazo de la hipoteca, con lo que todas las cuotas serían de forma automática más bajas.
Por otra parte, si se piensa que las dificultades económicas serán más breves que el periodo de carencia, se debería solicitar menos tiempo que el ofrecido por la entidad o asegurarse de si sería posible que, en caso de recuperarse antes de lo esperado, se pueda pagar de nuevo la cuota normal, evitando así devolver intereses de más.
Por último, hay que recordar que no se debería ni abusar ni recurrir a la carencia como un comodín, ya que esta tiene un coste bastante elevado. Por ello, solo debe tomarse como una opción de emergencia, y no como un recurso habitual.