Con la llegada del calor, muchas veces se abandonan los postres caseros que apetecen durante buena parte del año. Con frecuencia se renuncia a postres clásicos y con gran número de seguidores como el arroz con leche, la crema catalana o las natillas hasta que regresen los días de frío y mal tiempo, ya que en primavera y verano apetecen otro tipo de postres más frescos y ligeros. Pero esto no tiene por qué ser así. En este artículo se aportan unas ideas sencillas e intercambiables entre ellas para dar un toque más fresco a estas elaboraciones y disfrutarlas también en verano.
El arroz con leche con un toque muy natural y refrescante
Unir la receta de arroz con leche tradicional con unas fresas naturales le da un toque de frescura que hace que este postre sea mucho más apetecible en verano. También es posible probarlo con otras frutas frescas, dependiendo de la temporada, como cerezas, trocitos de melocotón, moras o frambuesas…
Cómo hacer arroz con leche y fresas naturales. En una cazuela hay que mezclar 500 ml de leche, la piel de un limón, un palo de canela y 60 gramos de arroz. Se remueve todo con una espátula de madera y se cuece a fuego suave, con un hervor continuo durante una hora. A media cocción, se añaden poco a poco medio litro de leche más y 30 gramos de azúcar y se deja que siga cociendo hasta que la mezcla quede cremosa. Por otra parte, se lava y trocea un puñadito de fresas y se introduce en unos boles donde luego se servirá el arroz. Una vez elaborado el arroz con leche, se deja enfriar y se vierte en los boles individuales sobre las fresas. Hay que espolvorear con canela y agregar una fresita troceada. Se puede consumir templado o frío.
La crema catalana en formato polo helado te emocionará
Este es otro ejemplo de adaptación de un postre con leche para la época estival. Para los entusiastas de los sabores tradicionales, a quienes les gusta terminar la comida con el regusto del caramelo quemado y crujiente de la crema catalana, se puede convertir en un sabroso helado. Una receta de siempre en formato helado que seguro que no deja a nadie indiferente y que, si además se le da forma de polo, triunfará de manera absoluta.
Cómo hacer un polo helado de crema catalana. Se debe poner a calentar medio litro de leche junto con las pieles de una naranja y un limón y un palo de canela. Por otro lado, se mezclan seis yemas de huevo con 100 gramos de azúcar y 40 gramos de maicena, ayudándose, si es necesario, con un poco de leche fría. Una vez que la leche ha hervido, se añade a esta mezcla y, después, se pasa la mezcla por el colador chino para eliminar impurezas. Se pone de nuevo a cocer a fuego lento la mezcla, removiendo con una espátula para que no se pegue la crema y que no hierva. Se cuece durante cinco minutos la crema hasta que comience a espesar. De todos modos, se debe tener en cuenta que, una vez que se deja enfriar, irá espesando más.
Una vez que haya reposado y esté templada, se coloca en unas cubiteras con forma de polo helado un poquito de caramelo líquido y se mueven los moldes para que quede impregnado su interior. Ya solidificado, se vierte la crema catalana, se pone un palito y se tapa con un papel film ligeramente agujereado para que transpire. A continuación, se introduce en el congelador durante 24 horas. En el momento de servir, se saca con un par de minutos de antelación y se extrae cada polo individual agarrando por el palo del helado.
Las natillas de chocolate con un sabor refrescante y una textura ligera
¿Y qué tal unas natillas con sabor a chocolate con un poco de menta? Un toque muy inglés y fresco para una receta de las de toda la vida. Si encima se prepara como una mousse, el resultado no puede ser más apetecible
Cómo hacer una mousse de natillas de chocolate con un toque de menta. Hay que poner a cocer 250 ml de leche con 40 gramos de azúcar, 250 g de cobertura de chocolate, la cáscara de una lima y unas hojas de menta fresca. Se mezclan otros 40 gramos de azúcar con dos yemas de huevo y 20 gramos de maicena. De deja que la leche hierva con suavidad durante un minuto, removiendo constantemente para que el azúcar no se pegue a la cazuela. Se saca del fuego y se deja que la menta y la lima infusionen la leche chocolateada hasta que se temple.
Una vez templada, se saca la menta y la lima y se añade la mezcla de las yemas de huevo, azúcar y maicena a la leche chocolateada templada. Se remueve el conjunto y se mezcla bien. Rápidamente se pone a calentar la cazuela, removiendo para que no se pegue, y se deja que espese en el fuego, sin que llegue a hervir. Si fuese necesario, se pasa por la batidora para que la mezcla quede bien homogénea. Se reserva hasta que se enfríe la natilla de chocolate.
Se baten 50 mililitros de nata hasta que se monten y se vierten a la cazuela con la natilla fría. Hay que remover con cuidado con ayuda de una espátula. Luego, se bate una clara de huevo a punto de nieve y se mezcla poco a poco, también con ayuda de una espátula, agregándola a la natilla con la nata montada. La idea es conseguir una crema suave y esponjosa. Se reparte en cuencos individuales que se dejan enfriar en la nevera tapados con papel film para que no cojan olores. En el momento de servir, se espolvorea con una pizca de ralladura de lima fresca y unas hojitas de menta fresca para que el contraste de sabores sea exquisito.