Una de las principales preocupaciones de los autónomos según se va acercando la jubilación es conocer cuánto recibirán en concepto de pensión. Pero por sus propias condiciones laborales, estos profesionales no tienen más remedio que elaborar un plan de ahorro más personalizado para disponer de un mejor poder adquisitivo al dejar de trabajar. Para ello, como se explica en este artículo, los trabajadores por cuenta propia pueden recurrir a algunas soluciones para cobrar más pensión, como los fondos de pensiones y ampliar la cotización.
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Fomentar el ahorro y ampliar su actividad laboral durante el tramo final de su vida laboral serán dos de las principales claves para que los trabajadores autónomos cuenten con una jubilación más beneficiosa para sus intereses personales. Por tanto, con toda seguridad que tendrán que revisar sus relaciones con el ahorro, hasta el punto de potenciar ciertos productos financieros, sin olvidarse de mantener su actividad durante sus últimos años en el mundo del trabajo.
1. Elaborar un fondo privado de pensiones
En la mayoría de los casos, la solución a este problema pasará por incentivar un plan de pensiones privado personalizado en función de la situación de cada trabajador autónomo. A través de esta sencilla propuesta, conseguirán mejorar su pensión por medio de un complemento adicional. El importe estará determinado en base a las aportaciones realizadas durante los años previos a la jubilación.
2. Fondos de inversión
Los fondos de inversión son muy propicios para ir conformando una bolsa de ahorro para cuando llegue el momento de retirarse de la vida laboral. Tienen la ventaja, con respecto a otros modelos de ahorro, que es su propio titular quien decide la estrategia que seguirá: agresiva, defensiva o intermedia.
Para conseguirlo, hay que dedicar parte de los ahorros para integrarlos a los fondos de inversión seleccionados, ya que la mejor opción son los fondos con plazos de permanencia más altos, entre cinco y diez años.
3. ¿Autónomos con pensión? Requisitos
No todos los autónomos estarán en condiciones de cobrar ni tan siquiera la pensión mínima. La exigencia necesaria para recibirla será que cuenten con 15 años de vida laboral cotizando a la Seguridad Social. Pero de ellos, dos deberán materializarse durante los últimos diez años. Si no es así, no tendrán otra que retomar esta actividad al final de la vida laboral, para llegar en condiciones al pago de la pensión, incluso si los ingresos son muy pocos.
4. Ampliar la base de cotización
Una estrategia muy útil para mejorar la jubilación consiste en ampliar la base de cotización a partir de los 50 años, con el objetivo de recibir una pensión más elevada. Supondrá más gastos para los autónomos, pero con una recompensa al final de la etapa en el mundo del trabajo. Como consecuencia de su aplicación, la diferencia con respecto a quien no formalice este cambio será de muchos euros en el recibo de cada mes.
5. Ahorros
Si ninguna de estas opciones satisface los intereses de estos profesionales, o no se cumplen los requisitos, habrá que destinar una parte de los ingresos derivados de su trabajo a ciertos productos de ahorro (planes de ahorro, depósitos a plazo, etc.). A su vencimiento recuperarán sus aportaciones más sus correspondientes intereses, que no serán muy elevados, y que, en cualquier caso, servirá para paliar las débiles pensiones que cobrarían estos trabajadores en su jubilación.
Una forma más original, y a la vez independiente, de asegurarse una jubilación más generosa consiste en confeccionar una cartera de inversión basada en fondos de inversión. El riesgo varía en función de sus características.
El importe mínimo estará estipulado según sus posibilidades y sus ingresos económicos, con la ventaja adicional de que lo podrá rescatar o traspasarlo a otros fondos, en cualquier momento y sin ninguna penalización. Dispondrá de diferentes formatos para crear su propia bolsa de ahorros: renta variable, fija, mixta e incluso optando por otros modelos alternativos. Hasta puede crear una cartera basada en todos o en algunos de estos activos financieros para adaptarse a su perfil como ahorrador: conservador, agresivo o intermedio. En cualquier momento puede variarlo en función de su posición personal, pero también de la evolución de los mercados financieros.