Científicos españoles han desarrollado un colchón que cambia de color cuando la temperatura corporal del bebé está por encima de lo normal. De este modo, podría alertar no solo en casos de fiebre, sino también cuando el niño pasa mucho calor por estar demasiado abrigado, uno de los factores asociados con el riesgo de muerte súbita del lactante. Este texto explica más detalles acerca de este colchón y qué condiciones debe reunir este producto para la seguridad infantil, además de otras innovaciones tecnológicas que se desarrollan para los colchones. También se aborda qué riesgos implica la fiebre y el exceso de abrigo en los niños.
Un colchón que cambia de color cuando el bebé tiene fiebre
En sus primeros meses, los bebés pasan la mayor parte de su tiempo durmiendo. Hasta que cumplen un año, el sueño ocupa entre 12 y 18 horas de cada uno de sus días. Los padres, sobre todo los primerizos, a menudo se preocupan mucho por el bienestar de la criatura, saber si está bien, si no tiene ningún problema, etc. durante este periodo de descanso. Un desarrollo tecnológico reciente se anuncia como una ayuda para estas situaciones: un colchón que cambia de color si el niño tiene fiebre.
Se trata de un colchón con una «funda cromoactiva» que modifica su color cuando la temperatura del pequeño supera los 37,5 ºC que se consideran normales. Esto puede ocurrir no solo cuando el niño tiene fiebre, sino cuando está demasiado abrigado, lo cual representa un riesgo de hipertermia y sobrecalentamiento.
La recomendación de la Asociación Española de Pediatría (AEP) en relación con este tema, incluida en su ‘Guía práctica para padres‘, es que los colchones de los bebés sean resistentes, transpirables y lo bastante duros para que el niño no pueda hundir su cara en él y correr el riesgo de asfixiarse. «Sería conveniente -añade el organismo que reúne a los pediatras- introducir el colchón en una funda con cremallera y un protector». El objetivo de este nuevo producto es cumplir con todos estos requisitos y añadir una función más.
Muchos otros productos ya incorporan la tecnología para la crianza del niño: almohadones que imitan los latidos del corazón de la madre, traductores del llanto, cunas con pantallas de televisión incorporadas, etc. Pero a menudo son criticados por la falta de estudios científicos que los avalen. En este caso, sí hay una documentación publicada.
Condiciones de seguridad para los colchones de los bebés
En 2014, un estudio analizó «las propiedades térmicas, la toxicidad emitida y la reinhalación de CO2 en los colchones de bebés como factores estresores externos relacionados con el lactante». Fue dirigido por Gonzalo Pin, especialista en medicina del sueño y jefe de la Unidad de Pediatría del Hospital Quirón, en Valencia, y Tomás Zamora, coordinador del Instituto Europeo de Calidad del Sueño (ESCI).
Para la investigación, se utilizó un «maniquí térmico», que reproducía con precisión las condiciones que se hubieran obtenido con un bebé real. De ese modo, se comprobaron los tipos de materiales, texturas y otros elementos relacionados con la seguridad infantil. Los resultados se publicaron en la revista especializada Acta Pediátrica, con sede en Barcelona.
El colchón que cambia de color cuando el niño tiene fiebre -y cuyo nombre comercial es BabyKeeper Therm- fue desarrollado por expertos del ESCI con la colaboración de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia, que tuvieron muy en cuenta los resultados de ese estudio. Sus fabricantes destacan que es el primer colchón de cuna fabricado en España que cuenta con marcado CE y que se considera un producto sanitario, ya que está destinado a la prevención de un síntoma o una enfermedad sin ser un medicamento.
Más tecnología para los colchones de bebés
Las investigaciones del ESCI no se quedan en el colchón. A través de un proyecto paralelo, denominado Baby Care Sleep, también se han patentado dos innovaciones tecnológicas que parecen casi de ciencia ficción.
Como explican en la web de la iniciativa, han desarrollado, en primer lugar, un sistema no invasivo para monitorizar el sueño del bebé y prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), por medio de la creación de unos tejidos a través de los cuales circula una muy pequeña corriente eléctrica. No causa ningún efecto sobre el niño, pero comprueba que respira con normalidad.
La segunda patente corresponde a lo que el sistema genera, si detecta que el bebé padece de apnea u otra dificultad que le impide respirar: unos vibradores, también muy pequeños, instalados en el colchón, que tienen la capacidad de reanimar al niño, pero sin despertarlo. En caso de que aún así el pequeño no reaccione, el mismo sistema está programado para enviar una señal de alarma al teléfono móvil de los padres. Estos resultados del proyecto Baby Care Sleep todavía están en la fase de prototipos, a la espera de su desarrollo comercial.
La fiebre, como informa la AEP, es “el motivo de consulta más frecuente en urgencias pediátricas”. Si bien los médicos aclaran que no siempre es necesario tratar el proceso febril y que, en ocasiones, la fiebre es incluso beneficiosa para los niños. Pero hay casos en los que sí representa un riesgo. Y entre esos casos se halla el de que se produzca durante los primeros meses de vida.
En los bebés menores de tres meses, la fiebre exige consulta de manera urgente con el especialista. Aunque la fiebre no es una enfermedad, sino un mecanismo de defensa del cuerpo contra las infecciones, en los muy pequeños puede derivar en consecuencias graves.
El exceso de abrigo, por su parte, es uno de los factores que se asocian con el síndrome de muerte súbita del lactante, la principal causa de muerte de bebés sanos en los países desarrollados. Los expertos todavía no han podido determinar el motivo de que este problema -que afecta sobre todo a menores de entre 2 y 12 meses-, pero hay algunos elementos que suelen estar relacionados. Además del exceso de abrigo, hay otros como ponerlos a dormir boca abajo o que alguien fume cerca del pequeño.