Diversos estudios han demostrado que el consumo de antidepresivos no es inocuo durante la gestación. Se relaciona con mayores probabilidades de complicaciones en el parto o que este sea prematuro, que el bebé nazca con bajo peso o que la mujer sufra hipertensión. Sin embargo, en ocasiones las consecuencias de la depresión durante el embarazo pueden ser aún más peligrosas, por lo que la decisión que se tome al respecto depende de cada caso. Este artículo ofrece detalles sobre el consumo de antidepresivos en España, sus riesgos durante el embarazo y qué se debe tener en cuenta para decidir si tomarlos o no.
Consumo de antidepresivos y otros fármacos en España
La gran mayoría de las mujeres toma algún medicamento durante la gestación. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el 86% de las embarazadas consume algún medicamento y el promedio de fármacos por cada una es de 2,9. Un estudio realizado en España arroja cifras más altas: un 92,4% de las gestantes lo hace, más de la mitad de ellas durante el primer trimestre. Muchos de esos casos, además, tienen que ver con automedicación sin control profesional. Tales estadísticas están recogidas en el volumen 35 de ‘Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud‘.
Por otro lado, el consumo de antidepresivos en España es muy alto. De entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo es superado por Portugal. En nuestro país, la administración de este tipo de medicaciones aumentó un 227% en poco más de una década y la ingesta media supera en un 214% el máximo recomendado, según la información difundida en el X Congreso Internacional de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), realizado en 2014.
El cruce de estos números permite deducir que muchas mujeres consumen antidepresivos durante el embarazo, si bien, como apunta Juan Acosta Díez, experto en ginecología y obstetricia del Hospital General de Cataluña, no existen datos oficiales al respecto. ¿Pueden hacerlo sin problemas? ¿Y esta medicación tiene algún efecto para la gestación o para el bebé?
Riesgos del consumo de antidepresivos durante el embarazo
Aunque hay mucha literatura relacionada con el tratamiento farmacológico de la depresión en adultos, «el número de estudios sobre mujeres embarazadas o durante el periodo posparto en general es muy pequeño, en gran parte debido a aspectos éticos de estas poblaciones». Así se recoge en la guía ‘Tratamiento de la depresión en atención primaria‘, editado en 2011 por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Pero esas pocas investigaciones ofrecen algunos datos importantes.
Un estudio publicado por investigadores canadienses en 2006 reveló una asociación entre el consumo de antidepresivos durante la gestación y el bajo peso y dificultades respiratorias del bebé al nacer.
Una revisión de investigaciones previas, publicada en 2012 en Estados Unidos, encontró también una relación entre el uso de esos medicamentos y problemas como riesgo de aborto, parto prematuro, complicaciones en el nacimiento y problemas en el comportamiento a largo plazo. Entre estos últimos, se destacan las mayores probabilidades de que el niño padezca algún trastorno del espectro autista, tal como lo corroboró otro estudio, un par de años después.
Además, si bien los mayores riesgos parecen centrarse en el consumo de antidepresivos durante el primer trimestre del embarazo, hay trabajos que también han destacado que la toma de antidepresivos puede aumentar las posibilidades de padecer hipertensión durante la segunda mitad de la gestación. Y este es un factor de riesgo importante, dado que es en esta etapa cuando la hipertensión puede derivar en una preeclampsia.
Entonces, ¿tomar o no antidepresivos durante el embarazo?
A partir de todas esas conclusiones, podría parecer que la recomendación debería ser no tomar antidepresivos durante el embarazo. Pero la cuestión no es tan sencilla.
La depresión de la gestante también tiene sus riesgos para su hijo: niveles altos de estrés, menor tono muscular y alteraciones neurológicas y de conducta, según un estudio realizado por expertos de la Universidad de Michigan (EE.UU.). Estas consecuencias se suman a los perjuicios que la misma depresión ocasiona en la mujer y a las mayores probabilidades de que sufra depresión posparto.
Por lo tanto, en palabras de Juan Acosta Díez, se debe valorar la relación «riesgo-beneficio». El consumo de antidepresivos aumenta el riesgo de padecer problemas, pero ese incremento es bajo. «Estamos hablando de cifras poco relevantes», afirma el especialista. Acosta Díez apunta que «para la mayoría de las pacientes sería un buen consejo que pasaran un tiempo sin medicación antes de buscar la gestación y que, si la necesitaran, la tomaran en la mínima dosis posible y fuera del primer trimestre». Pero podría suceder que las consecuencias de abandonar los antidepresivos sean peores que las de continuar con ellos. Por lo tanto, en última instancia, cada paciente debe evaluar, junto a su propio médico, cuál es el riesgo mayor y, en función de ello, qué hacer.
La guía ‘Tratamiento de la depresión en atención primaria’, de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, señala tres recomendaciones que, en general, los médicos deben tener en cuenta al prescribir un antidepresivo no solo a una embarazada, sino también a una mujer que está planeando quedarse en estado o durante la lactancia:
- Elegir los fármacos con los perfiles de riesgo más bajo. Los antidepresivos más comunes en la actualidad son los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), entre los cuales se encuentran la paroxetina (el Prozac es la marca comercial más famosa), la fluoxetina y el citalopram. Se deben recetar con cautela y solo cuando sean indispensables. Es una obligación del médico, además, detallar a la paciente todos los riesgos que implica su consumo.
- Comenzar con la menor dosis eficaz y, luego, aumentarla de manera lenta y progresiva, sobre todo en los casos en que el riesgo pueda estar relacionado con la dosis.
- Se debe preferir la monoterapia por sobre la combinación de varios tratamientos.
De todos modos, estas son consideraciones generales. El profesional ha de evaluar cada caso específico y decidir, junto con la mujer, si es conveniente que esta tome antidepresivos y, en caso de que sí, de qué tipo y en qué dosis.