Los tiempos están cambiando, como diría el Nobel de Literatura Bob Dylan, y parte de ese cambio tiene que ver con un mayor acceso a la información. En la actualidad, muchos padres y madres saben que alimentación y salud van unidos y que no todo vale a la hora de comer con los niños. Bollería, grasas no recomendables, bebidas azucaradas, snacks con sal… La población cada vez es más consciente de que este tipo de productos e ingredientes no deben formar parte de la dieta habitual. Sin embargo, saberlo genera otras preguntas, como “¿de qué le hago entonces el bocadillo?” o “¿qué le pongo en el táper que sea sano para llevar al colegio?”. En el presente artículo damos algunas ideas.
Cuando nos levantamos con el tiempo justo para preparar el tentempié de media mañana para nuestros hijos de 4 y 8 años, por poner un ejemplo, ya no se puede pensar como recurso habitual en el consabido bocata de pan blanco con jamón o fuet para el mayor y el típico pan de molde untado con crema de cacao para el pequeño. Tampoco son aconsejables los zumos, los lácteos azucarados ni las galletas o alguna pieza de bollería. ¿Entonces? Las siguientes son ideas sencillas, prácticas y, lo más importante, sanas, para cuidar a los peques.
Fruta, indispensable
La primera opción que nunca ha dejado de estar en el olimpo de las propuestas saludables es la fruta, no el bocadillo. Teniendo en cuenta que los niños deben tomar frutas y verduras un mínimo de cinco veces al día, no se puede perder la oportunidad de ofrecer a media mañana una pieza de fruta a los mayorcitos o fruta en trocitos para los peques en un táper con diseño atractivo. ¿Qué tipo de fruta? Pues la que más les guste, procurando que esté en su punto justo de maduración y que no pueda causarles problema alguno si es que queda alguna pepita que retirar. Un pequeño tenedor de plástico puede ser un utensilio práctico que facilitará la ingesta de la fruta.
Verduras bonitas y frutos secos
Sin abandonar el táper, las opciones pasan por tiras de zanahoria, tomatitos cherrys, trocitos de coliflor, brócoli, pepino o pimiento, con todas las combinaciones posibles que se pueden hacer entre estos alimentos. Los frutos secos (sin sal, potenciadores del sabor, azúcar o miel añadida) y algunas semillas también son una opción muy saludable. Nueces, almendras, avellanas, anacardos, pistachos, pipas de calabaza, etc. dan muy buenos resultados. Hay que tener en cuenta que, por debajo de los 3-4 años, no se deben ofrecer si no están triturados, por el peligro de atragantamiento.
Bocadillos con rellenos saludables
Respecto al clásico bocata, hay que señalar en primer lugar que el pan para los más pequeños ha de ser integral (de grano entero), ya sea de barra o de molde. El tamaño debe ser adecuado a su edad y actividad, pues es frecuente encontrar en las basuras de los colegios muchos bocadillos mordisqueados casi enteros.
Dentro del pan se pueden poner alguna de las siguientes combinaciones:
- humus y dos rodajitas de tomate.
- guacamole con tiras de pimiento.
- paté de escalivada (mezcla de berenjena, cebolla y pimiento asados).
- dos rodajas de huevo duro con dos hojitas de lechuga y tomate.
- tortilla francesa.
- espárragos en trocitos con semillas de calabaza.
- un poco de queso que no sea curado (por su alto contenido en sal).
- salmón en trocitos, teniendo cuidado en que no haya espinas.
- las clásicas sardinas de lata.
- una loncha fina de pechuga de pollo o de pavo (aunque se haya frito el día anterior, siempre será mejor que el fiambre).
En cualquier caso, sea de lo que sea el bocata, poner siempre dos rodajas de tomate o untar ambos lados del pan aportará colorido y nutrientes de calidad.
Y tanto en tortilla como duro, hay que decir que el huevo es un alimento de una gran calidad nutricional. No tiene sentido contar cuántos comen nuestros hijos a la semana, y no contar las galletas que ingieren con una frecuencia y cantidad nada recomendables.
Como reflexión final, habría que hacerse también esta pregunta: ¿Necesita comer algo mi hijo pequeño de cuatro años si ha desayunado en casa, entra al colegio a las 9:00 horas y sale a las 12:30 horas? La respuesta en bastantes casos es «no», aunque en la actualidad a las familias y a muchos educadores de etapas escolares tempranas les parezca que sí. El tiempo de patio no es para comer; es para jugar, moverse, saltar y correr.