La diabetes afecta a muchos niños. Su prevalencia ha aumentado en los últimos años, debido al incremento en los niveles de sobrepeso y a los hábitos sedentarios. Hay que estar muy atentos a la manifestación en los pequeños de algunos de sus posibles síntomas, en particular si aparecen de manera brusca, ya que el diagnóstico precoz es clave para su tratamiento. Este artículo explica qué es y cómo afecta la diabetes, señala los síntomas que permiten detectarla en los niños y ofrece claves acerca de cómo se debe tratar, sobre sus causas y el modo de acompañar a los menores que la padecen.
La diabetes, qué es y cómo afecta
La diabetes es una enfermedad crónica por la cual el cuerpo no puede regular la cantidad de azúcar en la sangre. Esto se debe a una producción insuficiente de insulina (hormona producida por el páncreas que permite procesar la glucosa) o a una resistencia del organismo hacia esa sustancia o a una combinación de ambos factores. Existen dos tipos de diabetes.
La diabetes mellitus tipo 1 (DM1) se produce por la carencia de insulina. Es la más frecuente entre los niños y jóvenes y, en general, se soluciona con inyecciones diarias de insulina. Según datos de la Federación Española de Diabetes (FEDE), constituye el 13% del total de los casos de diabetes en nuestro país, afecta a unos 29.000 menores de 15 años y suma 1.100 casos nuevos cada 12 meses.
La diabetes mellitus tipo 2 (DM2), por su parte, se produce cuando el cuerpo es resistente a la insulina y, en consecuencia, no la utiliza con eficacia. Este problema afecta, según la FEDE, a más de 5,3 millones de adultos, de los cuales un 43% están aún sin diagnosticar. Un dato preocupante es que, si bien sigue siendo minoritaria en la infancia, la DM2 aparece cada vez más en menores, a causa, entre otras cosas, del incremento de los niveles de sobrepeso y obesidad.
Síntomas que permiten detectar las diabetes en los niños
Los síntomas de la diabetes son contundentes. Una de las señales que se advierten primero, tal como indica la guía ‘Lo que debes saber sobre la diabetes en la edad pediátrica‘ editada por el Ministerio de Sanidad, es que los niños, a pesar de comer mucho (incluso más que antes), bajan de peso. En algunas ocasiones, aunque con menor frecuencia, se produce una pérdida del apetito, lo que también les lleva a adelgazar.
Otro síntoma importante es el aumento de la micción, con la posibilidad incluso de que el pequeño se orine en la cama, aunque haya dejado de hacerlo hace tiempo. La diabetes también ocasiona sed excesiva, fatiga y, a veces, cambios en el carácter del niño, que se encuentra más irritable y con peor humor.
La aparición de estas señales -que en los pequeños se produce de manera repentina y brusca– debe hacer sospechar la presencia de esta enfermedad. Ante esta situación, el médico realizará los análisis correspondientes para detectar o descartar la existencia de diabetes.
Un diagnóstico precoz es fundamental para evitar que se produzca una cetoacidosis, una complicación grave causada por una falta muy marcada de insulina y que pone en riesgo incluso la vida de la persona. Según informa la Fundación para la Diabetes, «la cetoacidosis puede presentarse tras un periodo durante el cual los síntomas pueden ser leves y en ocasiones pasar desapercibidos» o muy poco después de su aparición brusca, como sucede a menudo con los niños.
La misma fundación señala que todavía en la actualidad muchos pacientes son diagnosticados de diabetes ya en estado de cetoacidosis. Esta es una situación que puede prevenirse con campañas de educación e información pública realizadas en escuelas, centros pediátricos y ámbitos sanitarios, a partir del reconocimiento precoz de los síntomas de la DM1, tal como lo demostró una investigación liderada por el médico italiano Maurizio Vanelli, de la Universidad de Parma.
Tratamiento de la diabetes en los niños
La diabetes no tiene cura, al menos de momento. Su tratamiento en los niños consiste sobre todo en la administración de una dosis diaria de insulina, para suplir la que su propio organismo no es capaz de generar.
Existe lo que se llama una «luna de miel» o periodo de remisión de la enfermedad: sucede poco después del comienzo de la aplicación de insulina. Es una mejora natural que el páncreas experimenta y que hace que, durante un tiempo, la insulina que se deba incorporar al cuerpo sea cada vez menor. Pero esta etapa acaba a los pocos meses y las necesidades de insulina aumentan otra vez.
La administración de insulina no lo es todo. Para que el pequeño con diabetes controle la enfermedad y pueda realizar una vida normal, también son muy importantes la dieta y la actividad física. La guía del Ministerio de Sanidad indica que los objetivos del régimen alimenticio son: asegurar un equilibrio nutricional correcto, adaptado a las dosis de insulina que se apliquen; preservar la dimensión social, cultural, educativa y placentera de la comida; y corregir, si es que los hay, los errores dietéticos familiares. En cuanto al ejercicio físico, el documento apunta que, si para los niños en general se recomienda un mínimo de 30 minutos diarios de actividad, los que padecen diabetes deben superar esa cantidad. Los ejercicios más aconsejados son los aeróbicos, como jugar al fútbol, montar en bicicleta o saltar a la cuerda.
La causa de la diabetes todavía no se conoce con exactitud. Si bien se sabe que muchas personas nacen con una predisposición genética para padecerla, hacen falta factores externos para que la enfermedad se manifieste, como infecciones por virus, alteraciones de las defensas del organismo o la exposición a pesticidas. También el sobrepeso, una alimentación desequilibrada y los hábitos sedentarios aumentan el riesgo de contraer este problema. Según la Fundación para la Diabetes, en nuestro país uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso.
El acompañamiento de los niños con diabetes es muy importante, como también en la adolescencia, ya que asumir que se padece una enfermedad crónica representa un importante impacto psicológico. Por ello, existen diversas organizaciones que promueven los encuentros para pequeños con diabetes, como campamentos y otras actividades. En este sentido, la FEDE editó el libro ‘La diabetes de mi hijo’, un manual de apoyo para padres de niños y adolescentes que sufren DM1, escrito por la psicóloga Olga Sanz Font. El archivo en formato PDF se puede leer y descargar desde este enlace.