¡Otra vez el recibo del IBI! ¡Y más caro que el año anterior! Lo normal es que la cuantía que hay que abonar por el impuesto sobre bienes inmuebles aumente cada año. Pero ¿por qué? En este artículo se explica en qué consiste este impuesto municipal y cómo se calcula. También se desvela si es cierto que el IBI sube todos los años y argumenta cómo a veces es posible que baje y hasta haya que pagar menos por él al ayuntamiento.
¿Qué es el IBI?
Este enero se han actualizado los valores catastrales y el impuesto sobre bienes inmuebles subirá en 1.895 municipios españoles. La actualización permitirá ajustar la valoración de las viviendas, garajes, trasteros o locales a los precios actuales, y en muchos casos la cantidad que se debe abonar puede ser considerable.
Pero, ¿qué es el IBI que se paga cada año? Es un impuesto municipal que grava los bienes inmuebles. Su cuantía proviene de una referencia oficial catastral, según su superficie, la antigüedad y la ubicación del inmueble. A este valor catastral se le aplica un coeficiente, y así se obtiene una base liquidable a la que se añade un impuesto que varía según el ayuntamiento. «Todo ello da como resultado la cuota que tenemos que pagar por IBI», explica el arquitecto Carlos Sánchez. El IBI está regulado por una ordenanza municipal.
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En el recibo del IBI deben venir desglosados los conceptos y las referencias de las normas vigentes que se aplican. Debe aparecer la base imponible (el valor catastral de los bienes inmuebles), la base liquidable (se determina aplicando un coeficiente y que varía según el año de la última revisión), el tipo impositivo (lo fija el ayuntamiento), la cuota que resulta de aplicar el tipo a la base liquidable y la bonificación o reducción de un porcentaje de la cuota por diversas razones, entre ellas, ser familia numerosa. La llamada deuda tributaria es la cantidad que se obtiene al aplicar las bonificaciones a la cuota, lo que se abona al final.
¿El IBI sube todos los años?
La cuota que se paga al final depende, por una parte, del valor catastral. Cada cierto tiempo (se recomienda que sean 10 años como máximo) se realiza una revisión técnica del valor asignado por el Catastro, que por lo general provoca una actualización considerable del valor de los inmuebles. Es lo que ha sucedido este año, que se ha asignado un nuevo valor catastral a los inmuebles de 2.452 municipios. Para que el ciudadano no tenga que abonar de una vez todo el importe que supone la subida, que a veces es una cantidad muy elevada, se divide y, por eso, cada año se paga un porcentaje del total. De ahí que cada año suba el IBI.
Además, también puede subir cada año el tipo impositivo que marque cada ayuntamiento, que tiene unos topes mínimo y máximo. El consistorio puede establecer cualquier tipo entre esos topes y, aunque unos años aplique el mínimo, puede decidir un año pasar al máximo y multiplicar así el importe del recibo del IBI.
¿Puede bajar el IBI?
Sí, el IBI también puede bajar, si el valor catastral baja en una de las revisiones, como ha sucedido con la revisión de este año para cerca de 550 municipios. También disminuiría, si el ayuntamiento decide aplicar un tipo impositivo menor que en años anteriores.
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Y, además, hay bonificaciones por familia numerosa u otras situaciones, como instalar placas solares. Si de un año a otro han cambiado las circunstancias personales y es posible acogerse a alguna de estas bonificaciones, también se abonaría menos por el IBI durante ese ejercicio.
Este impuesto es el salvavidas de numerosos ayuntamientos, pues “aporta de media un 30% de sus ingresos y, en algunos casos, llega al 50%”, según indica el arquitecto Carlos Sánchez. Los consistorios pueden fijar su propio tipo para el impuesto, y es lo que hacen.
Aunque hay una serie de tipos generales (con límites máximo y mínimo), cada ayuntamiento aplica dentro de esa horquilla el que quiere, por lo que la cuantía del IBI varía mucho también en función del municipio en que se resida.