Muchas personas con problemas de peso que comen fuera del hogar alargan la posibilidad de ponerse a dieta, ya que la necesidad que les obliga a comer en un restaurante la ven incompatible con el hecho de seguir una dieta para perder peso.
Sin embargo, en todos los restaurantes existen posibilidades de elegir un menú adaptado a nuestras necesidades: es suficiente con saber y querer:
Valerse de algunos trucos
- Tome un buen vaso de agua mientras espera el menú.
- Opte por primeros platos ligeros (ensaladas y verduras con mayor frecuencia), y si estas pueden servirse sin aliñar, mejor. Así puede controlar la cantidad de aceite que se le añade, que al fin y al cabo, aunque se trate de una «grasa buena» para el organismo, está cargada de calorías que hay que controlar. O tome menor cantidad de aquellos platos más calóricos (legumbres, paellas, platos de pasta?).
- Prefiera la carne o el pescado de elaboración sencilla (plancha, parrilla, horno) a aquellas preparaciones con salsa. Y solicite amablemente que se añada poca salsa si ésta acompaña al plato o que la sirvan a aparte, para controlar la cantidad.
- Pida que le sustituyan los fritos o las féculas grasas (patatas fritas) por una guarnición vegetal, no le plantearán ningún problema (ensaladas sencillas, pimientos, champiñones, etc.).
- Renuncie por costumbre a la pastelería y los dulces para escoger fruta fresca, macedonia de frutas, compotas o postres de leche ligeros.
- De pan, tome la cantidad justa (de una a dos rebanadas, de dos dedos de grosor cada una). En cuanto a la bebida que acompaña a la comida, el agua, es sin duda la elección más saludable.
- Si tiene costumbre de tomar café o infusión después de comer, la puede endulzar con edulcorantes sin calorías (sacarina, aspartame, ciclamato?).