Las ciruelas son unas frutas originarias del Cáucaso, Anatolia y Persia. En la actualidad, destacan como principales regiones de cosecha de esta fruta en España, Aragón, Sevilla y Lérida. Son muchas las variedades de ciruelas que se encuentran en nuestro país y de todas ellas, la Claudia Reina Verde, es la más dulce y exquisita. Como su nombre indica su piel es de color verde oscuro y su pulpa resulta muy jugosa, dulce y refrescante.
Variedad de colores y de sabores
Esta fruta tiene forma redondeada y un hueso en su interior compuesto por 2 semillas. El color de la piel puede variar entre amarillo -sabor ácido-, rojo, verde -muy dulces- o negro y sus sabores dependen de la variedad. Por ejemplo, la variedad Metley, de piel morada y pulpa rosa, tiene un sabor dulce similar a la fresa, en cambio, la Red Beauty, de piel oscura y pulpa amarilla, tiene un sabor algo más ácido. A esta fruta le caracteriza el contraste entre la piel amarga y la pulpa dulce, lo que las hace exquisitas como ingredientes de diferentes platos.
El agua es el principal componente de las ciruelas seguido de los hidratos de carbono, entre los que destaca el sorbitol, un componente de suave efecto laxante. Presentan un contenido moderado en pro-vitamina A -más abundante en las variedades oscuras- y en vitamina E, ambas de acción antioxidante. En lo que se refiere a su contenido mineral, sobresale el potasio -necesario para la transmisión de impulsos nerviosos, la actividad muscular y que interviene en el balance de agua dentro y fuera de las células-. Las ciruelas se caracterizan por poseer antocianos, unos pigmentos de acción antioxidante, y ácido málico, un ácido orgánico que participa del sabor de la fruta. Las ciruelas contienen abundante fibra y otros componentes laxantes como el sorbitol y otros derivados de la hidroxifenilxantina -componentes naturales de estas frutas-, que ayudan a mejorar el tránsito intestinal.
En su mejor época
Las ciruelas se pueden adquirir desde finales de abril hasta el mes de septiembre. El aroma que desprenden a lo largo de esa época es la forma de reflejar su completa maduración. Al elegir las ciruelas hay que asegurarse que no estén estropeadas y estén cubiertas por un ligero polvillo mate. Si se compran verdes, conviene dejarlas a temperatura ambiente hasta que maduren. Una vez completada su maduración se conservan en buenas condiciones en el frigorífico durante 2 ó 3 días. Antes de consumir las ciruelas, conviene lavarlas bien si se van a comer con la piel.
Esta fruta admite muchas preparaciones además de ser un excelente ingrediente de gran número de postres. Entre ellas están las confituras, las mermeladas y las gelatinas, que se suelen preparar a partir de las variedades de piel oscura. Como fruta desecada, las ciruelas pasas son otra alternativa muy interesante para elaborar platos originales ya que combinan muy bien con las carnes de caza, las aves o el cerdo. Con ellas también se pueden preparar deliciosas salsas agridulces para acompañar platos con otros tipos de carne.